La Unión Europea sin mascarillas y sin máscara
Félix de
la Fuente [colaboraciones].-
La palabra máscara tiene, según el Diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española varias acepciones. Me voy a quedar con la
primera: “Figura con la que una persona puede cubrirse la cara para no ser reconocida”. Que
en la UE hay una ausencia descomunal de mascarillas es algo evidente, pero lo
que no está tan claro es que falten máscaras con las que se pretenda ocultar el
rostro o la responsabilidad.
También
es un hecho que en la pequeña aldea de Santa Ana, en Jaén, se están -o se
estaban- fabricando 80.000 mascarillas al día, y que la fábrica fue intervenida
por el Gobierno el día 12 de febrero, cosa que durante un Estado de Alarma se
puede hacer.
También
es verdad que tras la proclamación del citado Estado ha habido muchas empresas
y muchos particulares que, con un montón de altruismo, se han puesto a fabricar
mascarillas.
Por
otro lado, veo que el tema de la sanidad es algo muy complejo, porque aunque en
España sea competencia de las autonomías, al menos desde que el gobierno asumió
la dirección única, es competencia del Estado, pero en el que también puede
intervenir de alguna forma la Comisión Europea, prescindiendo de que la sanidad
pertenezca al ámbito de competencias exclusivas de los Estados miembros.
Así, el Tratado de funcionamiento de la UE, en su art.
168, nos dice: 1. Al
definirse y ejecutarse todas las políticas y acciones de la Unión se
garantizará un alto nivel de protección de la salud humana.
La acción de la Unión, que complementará las
políticas nacionales, se encaminará a mejorar la salud pública, prevenir las
enfermedades humanas y evitar las fuentes de peligro para la salud física y
psíquica, … así como la información y la educación sanitarias, y la vigilancia
de las amenazas transfronterizas graves para la salud, la alerta en caso de
tales amenazas y la lucha contra ellas. 2. La Unión fomentará la cooperación
entre los Estados miembros…”.
EN
MANOS DE CHINA
Está
claro, por tanto, que en ámbito sanitario la Comisión Europea puede y debe
intervenir. Pero es que, además, a mi entender todo el material relacionado con
la sanidad – respiradores, batas, mascarillas, etc.- cae dentro del ámbito del
mercado interior, y el mercado interior es competencia exclusiva de la UE, que
” adoptará las medidas destinadas a establecer
el mercado interior o a garantizar su funcionamiento”.
Es
evidente que el mercado interior – es decir, todo el territorio de la UE como
mercado único- no ha funcionado, dado el desabastecimiento casi absoluto de
material protector y de test en toda la UE. Por tanto, tenemos que preguntarnos
cómo es que no había ni hay mascarillas, ni respiradores suficientes. ¿Cómo es
posible que el mercado de unos elementos tan imprescindibles para la salud de
millones de ciudadanos, lo hayamos dejado en manos de un tercer Estado, es
decir de China?
Y
si China hubiera puesto una excusa, que tranquilamente lo hubiera podido hacer-
para no suministrar mascarillas, ¿qué habría sucedido? Hay además otros
interrogantes. ¿Cómo es posible que en un ámbito que es competencia exclusiva
de la UE, puede actuar un gobierno interviniendo una empresa?
EL
CORONAVIRUS DESCUBRE GRANDES FALLOS SANITARIOS
No
pretendo llevar a nadie ante los tribunales, simplemente quiero decir que con
este galimatías, las decisiones son lentas y muchas veces incorrectas. Tenemos
una moneda única y un mercado único o interior, pero al mismo tiempo unos
paraísos fiscales y unos gobiernos que ponen trabas constantemente. Tenemos
ámbitos en los que intervienen las autonomías, el Estado y la Comisión, cada
uno pertrechado con sus excusas o sus máscaras, cuando las cosas van lentas o
mal.
El
coronavirus nos está demostrado que es necesario que vayamos a una integración
total de los países de la UE, si queremos subsistir El coronavirus está dejando
al descubierto los grandes fallos de funcionamiento en el ámbito sanitario,
pero nos está demostrando también que en la UE que hay muchos ámbitos por donde
se nos pueden colar otros tipos de pandemias.
La
UE no puede dejar descubiertos muchos frentes, por donde cualquier desalmado
nos puede atacar. Toda nuestra industria automovilística, por ejemplo, no puede
depender de una fábrica de China. Con la excusa de la globalización no se
pueden dejar al descubierto ámbitos trascendentales para nuestra subsistencia,
y uno de ellos es el de la sanidad.
Y
si no hay mascarillas, tampoco habrá máscaras que pueden cubrir la
responsabilidad de nadie.
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