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Mercedes Estrada no pudo recoger a su nieta, ante la negativa de la Junta a entregársela, pese a la orden judicial


Los padres preadoptivos se la llevaron mientras hablaba con su abogado, presentando una denuncia en la comisaría de Cádiz contra éstos y el ente autonómico
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Ayer debía ser un día de alegría para Mercedes Estrada, ya que después de seis años iba a poder tener a su nieta Thalía -dada en preadopción por la Junta de Andalucía nada más nacer-, tras la orden del juzgado de Primera Instancia nº 4 de Cádiz, en el que ordenaba al ente autonómico a entregársela en el plazo de un mes de forma definitiva y que los cuatro sábados de noviembre podría llevársela de 12 de la mañana a 6 se la tarde. Pero la Junta, de nuevo, ha desobedecido el mandato del juzgado y no se la quisieron entregar cuando fue a recogerla a Cádiz. (FOTOS: Recibimiento preparado para Thalía en el día de ayer, que no se pudo realizar por no entregarle la niña la Junta).

 

El gozo en un pozo. La Delegación Territorial de Cádiz de la Consejería de Igualdad, Salud y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía no ha dejado de poner piedras en el camino a Mercedes Estrada desde que nació la niña. Tras muchos años de lucha en los tribunales, le ha ido ganando todos juicios, en los que el magistrado de turno declaraba “idónea” a Mercedes para cuidar de su nieta, en contra de lo afirmado por los técnicos de esta delegación territorial.

 

A cada fallo judicial la Junta interponía recurso, pasando los años y la pequeña viviendo con extraños en Granada, en vez de hacerlo con su familia verdadera, que para esta delegación gaditana no eran aptos ninguno de ellos. Por fin el Tribunal Supremo desestimó la última alegación de la Junta y de los padres preadoptivos y ordenó a la Junta la devolución de Thalía a su abuela de forma inmediata.

 

Parecía que estaba solucionado el problema, pero la Consejería responsable se sacó de la manga que debía estar varios meses más con los acogedores mientras la niña se iba haciendo a la idea de que iría con su abuela a vivir para siempre. Pero el pasado 27 de octubre, la juez del nº 4 de Cádiz emitió una orden instando a la Delegación Territorial de Cádiz, a entregar en el plazo de un mes a Mercedes Estrada.


 PLAN PARA NO ENTREGAR LA NIÑA A SU ABUELA

 

Dice la magistrada que la considera “idónea para el acogimiento familiar permanente, lo que comporta el cese de la guarda con fines de adopción acordado en resolución de fecha 27 de enero de 2016 y la obligación de la Administración de constituir el acogimiento familiar permanente de Thalía a favor de su abuela materna”. Más claro, agua. Tiene que entregarle la niña quiera o no.

 

También decía en el auto que “resultando necesario con carácter previo a la constitución del acogimiento, una mayor relación entre la menor y su abuela, se acuerda, entre tanto no se constituya aquél, sustituir las visitas que se desarrollan en la actualidad con carácter tutelado (ver a la niña en Granada dos horas a la semana) por visitas sin tutela, que tendrán lugar los sábados desde las 12,00 hasta las 18,00 horas”.

 

O sea, que ayer sábado, día 6, Mercedes podría recoger a su nieta en la Fundación Márgenes y Vínculos, entidad colaboradora de acogimiento familiar en Cádiz o en la sede de la Entidad pública. Y hasta la plaza de Mina se desplazó con su hija y una hermana. La primera sorpresa surgió nada más llegar, ya que no dejaron entrar a sus acompañantes, a las que vería minutos después.

 

Siempre que ha ido a Granada a ver a Thalía no estaban los padres preadoptivos (se quedaban fuera lo mismo que el familiar que la acompañara desde Chiclana), solo la niña y una persona del centro donde se veían esas dos horas. Las dos cara a cara. Pero ayer, en la sala donde la llevaron, detrás de la mesa estaba la familia que la tiene desde que nació y el marido abrazando a la pequeña con fuerza.


DESOBEDIENCIA DE LA JUNTA Y LOS PADRES PREADOPTIVOS

 

Esto la escamó. Cuando se acercó a cogerla para llevársela, la psicóloga le dijo que no podía tocar a la niña, respondiendo Mercedes Estrada que entonces cómo se la iba a llevar. El hombre seguía cogiendo con fuerza a Thalía y ésta no hacía gestos como de querer irse con su abuela, “lo que provocó que dicha psicóloga, Mercedes, me dijera que no podía llevarme a la niña a la fuerza. Le dije que tenía una orden judicial y me contestó que yo tendría esa orden, pero que allí quien mandaba era ella”.

 

Todo esto en presencia de la menor. Ante la negativa de entregarle a su nieta, pese al mandato judicial, llamó a su abogado. Cuando volvió a la sala ya no estaba la pequeña ni los padres preadoptivos, que habían salido de allí por la puerta de atrás y se fueron directamente al aparcamiento de la Junta, donde tenían estacionado su coche, partiendo a gran velocidad rumbo a Granada. Su hija y su hermana vieron la salida de los tres en el vehículo.

 

Afirma Estrada que “lo tenían muy bien planeado. No iban a entregarme a Thalía y montaron este paripé. Está claro que van a poner todas las pegas posibles antes de dármela, saltándose incluso los dictados de los jueces, que deben cumplir les guste o no”.

 

En el tiempo que Mercedes debería estar disfrutando de su nieta con su familia, se encontraba en la comisaría de la Policía Nacional poniendo sendas denuncias a los acogedores por llevarse a la pequeña y a la Junta de Andalucía por permitírselo: “Están desobedeciendo la orden de una juez y eso es muy grave”.



RECIBIMIENTO A THALÍA DE PELÍCULA

El lunes, la magistrada se va a encontrar con este nuevo episodio surrealista, de una historia que parece no tener fin y todo por la sinrazón de unos funcionarios públicos que en vez de actuar acorde a la ley, se la saltan una y otra vez, no se sabe por qué, perjudicando a una familia que debería tener con ella hace años a la niña y, sobre todo, a la pequeña, que la tratan como si fuera una muñeca sin sentimientos y a la que le están provocando un grave problema psicológico.

 

Mercedes Estrada había preparado un recibimiento de película a Thalía. Había adornado la casa en la que vivirá con muñecos, guirnaldas y flores. También había dos tartas esperándola, una con su nombre. Iba a ser una fiesta como la niña merecía, en la que quería que no se encontrara rara al verse rodeada de su verdadera familia, con la que convivirá dentro de poco.

 

Pero, desgraciadamente, tendrá que esperar un poco más, aunque la juez, suponemos, actuará con rapidez ante semejante desacato y el próximo sábado esta fiesta será una realidad.

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