Chiclana año 2022 – Mariúpol año 2222
No hubo batalla más inútil, menos celebrable y más estudiada, que la que se dio en los campos de Chiclana. En esta época de mentiras por qué no llamarla de La Barrosa.-
La ciudad nunca volvió a ser la misma después de la invasión. Pero claro, doscientos años son muchos como para que los descendientes, aunque recuerden no pocos detalles históricos, caigan en la tentación de convertirlos en anécdotas aprovechables, porque ya no quedan residuos emocionales de la conmoción que supuso.
(FOTOS:
José Bonaparte (Pepe Botella) pernoctó en la casa
donde está el Ayuntamiento; Villata se hospedó en casa de Frasquita Larrea a
la fuerza; General Solano. En esta alameda recibieron a
José Bonaparte el cabildo, el clero y vecinos adinerados; Ambrosio García, alcalde de Chiclana. Que no se
entere que lo han puesto en una lista napoleónica; Victor, Mariscal jefe de los galos en “la batalla que se dio en los campos de
Chiclana”).
Así que en el año 2222 ya hubo condiciones en Mariúpol (Ucrania) como para que un grupo de ciudadanos propusieran, aprovechando su tirón turístico y el tan socorrido poner en valor, la colaboración del Ayuntamiento para trazar una Ruta Putinesca que señalase los lugares emblemáticos de aquella infame invasión de Ucrania, promovida por el espía que llegó a presidente de Rusia.
Así que, cada tanto, por las calles y caminos de la localidad, cerca de los lugares donde rugieron los misiles, te encontrarás ahora espectros de soldados rusos con sus fusiles Kalashnikov, que a mi tatarabuela le pondría los pelos de punta y hasta le provocaría pesadillas por el mero hecho de encontrárselas, por el estrés postraumático y del soponcio que le entra.
GENOCIDAS INMORTALIZADOS
Los grandes genocidas tienen la suerte de que sus conciudadanos nacionalistas, con el paso de los años, los recuerdan por alguna anécdota que los inmortaliza. Sin ir más lejos: de Napoleón Bonaparte, el adorado monstruo militar que puso a toda Europa patas arriba baldeándola con sangre, ahí permanecen sus cenizas en todo el centro del Panteón de París, en un enorme catafalco.
Copio y pego: Los restos de Napoleón fueron encerrados, como los de un faraón egipcio, en 6 ataúdes: el primero de hierro, el segundo de caoba, el tercero y cuarto de plomo, el quinto de madera de ébano traído de Líbano, de un solo tronco de un árbol centenario talado especialmente para la ocasión y el sexto de encina.
La coartada es simple: el Código Napoleónico dispersó por toda Europa y América lo que quedaba del ideario de la Revolución Francesa, las libertades y los derechos que iban aparejados al famoso lema de Liberté, Égalité et Fraternité, que por supuesto hasta los mismos franceses vivieron en sus propias carnes cómo, el dictador, se lo pasó por el forro.
Pero el nacionalismo, cuando se pone como E.T. con su casa, hace milagros y no hay balanza que no pueda trucar aún a costa de engaños, como aquel que decía que el emperador no iba desnudo.
DICTADORES CON ESTATUA
Y si yo soy nacionalista español, de toro cojonudo en bandera rojigualda, con mi ¡Arriba España! como jaculatoria de todos los desayunos del 18 de julio, por los siglos de los siglos, me pregunto: Si los franceses son más modernos que nosotros ¿por qué han sacado a nuestro dictadorcito del Valle de los Caídos y al de París no? ¡Qué pena tendrán todos los que reposan aún, a la fuerza, en el Valle de Cuelgamuros, sin su verdugo y a la espera de que se lleven también a José Antonio Primo de Rivera!
Allende los mares, tienen también una amnésica ambivalencia con los restos de Hernán Cortés. Que yo recuerde, se hallan actualmente en la parroquia de Jesús Nazareno de Ciudad de México y anda que dio más vueltas hasta llegar allí, que el busto de Antonio García Gutiérrez en Chiclana.
Por cierto, que del otro dictador del siglo XX español, Miguel Primo de Rivera, que no fue precisamente santo de devoción de nuestro Miguel de Unamuno, hallaremos sus restos mortales en la iglesia de la patrona de su ciudad, Ntra. Sra. de la Merced… y con estatua ecuestre en la plaza del Arenal de Jerez-Xérès-Sherry. Pero teníamos otra estatua ecuestre más cerca, la del golpista general Varela que presidió durante casi 50 años la plaza del Rey de la Isla.
NO ES MOMENTO DE JURAS DE BANDERA O CAÑONES
La verdad es que, pensándolo bien, hay más psicópatas ilustres de los deseables, pero es que para llegar alto, ya se sabe, hay que pegar muchos codazos o lanzar unos pocos de misiles con tal de dejar bien claro quién tiene el derecho de pernada. Y luego, como dijo Fidel Castro: La historia me absolverá, aunque a no pocos les gusta más eso de Caudillo de España por la gracia de Dios. A lo que alguien replicó: ¡Porque Dios es muy gracioso!
Así que si yo fuera de Vox propondría una Ruta Franquista; si nostálgico de la URSS, una Ruta Estalinista; si pro-chino, una Ruta Maoísta… Por dictadores que no quede. Eso sí, ¡las batallas no se celebran, todo lo más se conmemoran luctuosamente! Y de veras que no es momento para juras de bandera o para poner cañones por los pinares o coronas de laureles que no valen una sola vida donde sólo hubo muerte.
Así que espero que ni la amnesia, ni el poner en valor o el gusto por los uniformes, le obligue a la Mariúpol del año 2222 a diseñar la dichosa Ruta Putinesca. Al menos omitan el ominoso nombre del dictador y que la llamen por lo que hizo, la Ruta del invasor. ¿Les gustará a los turistas?
JUAN J. RODRÍGUEZ BALLESTEROS
Muy interesante este artículo. Se ha llevado decadas olvidada esta batalla y de pronto parace que es la del 2 de mayo o la de Bailén.
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