El Camino de Santiago, el espacio Schengen de la Edad Media
Félix de la Fuente [colaboraciones].-
No es que no me preocupen los problemas que por culpa de la incompetencia de la mayorĂa de nuestros polĂticos, estamos viviendo los españoles y los demás ciudadanos europeos. Claro que me preocupan y me angustian. Y me siento tambiĂ©n responsable del caĂłtico mundo que estamos dejando a las futuras generaciones.
Precisamente por esto, quiero hablar hoy de algo muy positivo, de algo que lograron nuestros antepasados en unas difĂciles circunstancias, parecidas, e incluso peores, a las actuales. Superar a pie en la Edad Media los 2.340 kilĂłmetros que separan la ciudad de Constanza (Alemania) de Santiago, requiere un gran espĂritu de superaciĂłn y de lucha, virtudes que necesitamos hoy los ciudadanos para superar la crisis actual.
Y Constanza no era ni mucho menos el punto de partida más alejado. Por esto, quiero hablar hoy del Camino de Santiago, por las muchas virtudes que actualmente fomenta, por la gran contribución que tuvo al entendimiento entre los pueblos europeos y el papel que está jugando actualmente como movimiento ciudadano en el proceso de integración europea.
Quiero hablar del Camino, para mostrar lo que son capaces de lograr los movimientos ciudadanos, mientras se mantienen como tales y no se convierten y pervierten en grupos o partidos polĂticos, y tambiĂ©n para no contribuir más al pesimismo y a la depresiĂłn colectiva actual.
LA IMPORTANCIA DEL CAMINO DE SANTIAGO
El Camino de Santiago es un fenĂłmeno social que se iniciĂł en España pero que se fue extendiendo a todos los paĂses europeos, un fenĂłmeno inicialmente religioso que fue adquiriendo unos tintes comerciales, laborales, sanitarios y culturales, y son esos tintes, precisamente, los que han promovido el resurgir actual del interĂ©s europeo y mundial por el Camino de Santiago.
Además de servir como vĂa de tránsito para los peregrinos, sirviĂł para comunicar los diferentes reinos europeos entonces cristianos, para traer a la PenĂnsula las ideas y mercancĂas provenientes de Europa y para contribuir al asentamiento de francos y otros emigrantes a lo largo del Camino.
Muchas de las ciudades y poblaciones por donde pasa se fundaron o resurgieron gracias a los inmigrantes venidos a ellas desde toda Europa (Villafranca del Bierzo o Villafranca de los franceses, que en alguna época tuvo dos corregidores, uno para los nativos y otro para los franceses).
Es verdad que tanto los reyes de Castilla y Navarra, como la Iglesia y la orden de los benedictinos (estos en menor medida) contribuyeron tambiĂ©n a facilitar el viaje y la seguridad de los peregrinos con el levantamiento de hospitales (Somport, Jaca, Roncesvalles…) y hospederĂas, pero fueron los miles de peregrinos que venĂan a Santiago o se afincaban en España los que dieron vida y pujanza al Camino.
AUTÉNTICO ESPACIO SCHENGEN
“Europa se hizo caminando a Compostela”. Esta frase tiene un enorme valor, si realmente es de Goethe, pero su importancia es aĂşn mayor, si no le pertenece, porque entonces serĂa el reflejo de la sabidurĂa popular. El camino de Santiago ha jugado desde la Edad Media una importancia capital en la creaciĂłn del sentimiento y de la conciencia comĂşn europea.
Nos
trajo muchas ideas nuevas a la PenĂnsula IbĂ©rica, pero los peregrinos se
llevaron tambiĂ©n parte de nuestra cultura, una cultura que tenĂa unas
caracterĂsticas muy especiales debido a los varios siglos de convivencia entre musulmanes,
judĂos y cristianos, tanto en Portugal como en España. La Europa multicultural, multirreligiosa y multilingĂĽĂstica,
que defendemos actualmente, era ya en la Edad Media una realidad en la
PenĂnsula IbĂ©rica
El
Camino de Santiago es un encuentro con
la naturaleza, actualmente tan maltratada por el hombre, un encuentro
entre personas, un encuentro entre nacionalidades y un reto y un encuentro
consigo mismo. La Europa del Camino de Santiago ha sido siempre una Europa sin
fronteras, sin barreras idiomáticas y sin nacionalismos, un auténtico Espacio Schengen.
El negocio que tiene Compostela, lo podĂamos copiar en Chiclana, diciendo que la Ermita de Santa Ana, se levantĂł en el lugar exacto, donde se apareciĂł la santa comiendo chicharrones.
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