Lo fácil que es salirse de la UE y lo difícil que es echar a un país

 

Félix de la Fuente [colaboraciones].-

Si utilizáramos un auténtico filtro democrático, muchos países de la UE deberían estar fuera, porque no cumplen con unos estándares mínimos. No se puede hablar de democracia cuando un país despilfarra oficial y ostentosamente millones, mientras un tercio de su población vive por debajo del umbral de la pobreza o mientras un 40% de la juventud está sin trabajo.

Con un simple referéndum y un voto de diferencia puede marcharse de la UE cualquier país. Pero la posibilidad de echar a uno ni siquiera está prevista en los Tratados, por muchas injusticias que se den en él. Es verdad que se le puede retirar el derecho de voto en el Consejo y Consejo Europeo, pero el procedimiento es enormemente complicado y creo que ni siquiera esto se ha dado nunca hasta ahora en toda la historia de la UE.

Está bien que la Comisión controle la separación de poderes de los países miembros, vista la multitud de puertas correderas que fomentan el paso de la política a la Justicia y de la Justicia a la política, pero mucho más urgente es que controle cómo gastan los políticos el dinero público y sobre todo el dinero que la misma Comisión les ha dado o prestado. Y ahora estoy pensado no solo en los partidos del gobierno. También en los de la oposición, pues, cuando lleguen al poder, seguirán el mismo camino.

“Dime de qué presumes y te diré de qué adoleces”. Hasta hace poco los europeos presumíamos de bienestar social. Pero con los elevadísimos porcentajes de jóvenes en paro y con los millones de trabajadores y familias obligadas a recurrir a las ayudas del Estado o la caridad de organismos independientes, no creo que nos atrevamos a pronunciar siquiera el término de bienestar.

NO PODEMOS PRESUMIR DE BIENESTAR

He utilizado expresamente la palabra caridad, aun sabiendo que es detestada por muchos sectores, a quienes, por otro lado, no les importa lo más mínimo cacarear las ayudas del papá Estado. Me molestan ambos términos -caridad y ayudas-, aunque en las circunstancias actuales los creo necesarios.

Me molestan porque creo que en una democracia son el fruto de una injusticia social, a la que, con estas palabras, que en una auténtica democracia deberían estar apolilladas por desuso, se pretende tapar, y también me molestan porque en una democracia solamente deberían necesitar ayuda los enfermos y los incapacitados, incluidos los niños naturalmente. Todos los demás deberían poder vivir dignamente con su trabajo.

Los europeos actuales no podremos presumir de bienestar, pero vaya si alardeamos de democracia. Y no me sirve la comparación con la situación que reina en otros continentes. Tan grave o más es la injustica y la pobreza en país democrático como en un país dictatorial.

La UE es, o debe ser, mucho más que un mercado único. Es una comunidad de personas. Tampoco es una simple comunidad de Estados. Si para entrar en la UE se exige, entre otras cosas, un elevado grado de democracia, ese mismo grado, como mínimo, se debería exigir para seguir dentro.

“La Unión tiene como finalidad promover la paz, sus valores y el bienestar de sus pueblos” (art.  3 del Tratado de la Unión Europea).