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La democracia de los Estados de la UE deja mucho que desear

Félix de la Fuente [colaboraciones].-

No pretendo hacer un repaso de la situaciĂłn de cada uno de los veintisiete paĂ­ses de la UniĂłn. Basta con echar un vistazo muy general a las instituciones de la UE y a la realidad española para percatarse de que falta mucho camino por recorrer, si queremos llegar a un grado medio de democracia. O ¿es que estamos contentos con el aumento de la pobreza e España? 

¿Estamos conformes con los sueldos de hambre que sufren muchos jĂłvenes en España, o con la vivienda que no pueden adquirir ni alquilar los jĂłvenes o con que las mujeres que no puedan compaginar la maternidad y el trabajo?  No quiero prolongar más la retahĂ­la. Todos estos son derechos constitucionales, es decir reconocidos en la ConstituciĂłn.

La salud de las democracias, cualquiera que sea su tipo y su grado, depende de un mĂ­sero detalle tĂ©cnico: el procedimiento electoral”. Son palabras de Ortega y Gasset, un gran español, como tantos otros famosos, que lo son fuera de España pero que aquĂ­ siguen silenciados, porque su recuerdo es una bofetada para los polĂ­ticos actuales.

Si nuestro procedimiento electoral nos permitiera al menos elegir entre los candidatos que van en las listas electorales, probablemente ninguno de los polĂ­ticos actuales habrĂ­a resultado elegido. Y esto sirve tanto para los polĂ­ticos nacionales, como para los autonĂłmicos y eurodiputados.  ¿CĂłmo pueden los polĂ­ticos tener el descaro de decir que ellos representan la soberanĂ­a y la voluntad popular, cuando en realidad son meros mandados de su respectivo partido?

PIONEROS EN LA DEFENSA DE LOS INDIOS

Perded toda esperanza de mejora democrática, mientras no cambie nuestro sistema electoral y el sistema electoral europeo. El cambio de este último lo llevamos esperando casi setenta años. En la UE se están violando no sólo los derechos humanos que he indicado, de cuya defensa pretende estar orgullosa la UE, sino también el derecho natural.

Hoy precisamente, fecha en que se empieza a proyectar en España el documental HispanoamĂ©rica, conviene que recordemos a otro gran español, Francisco de Vitoria, persona a quien nuestro ministro de la incultura desearĂ­a silenciar – digo “de incultura” por sus manifestaciones sobre la conquista de AmĂ©rica, opuestas precisamente a lo que defiende este documental. 

Y conviene recordar a Francisco de Vitoria, porque fue el primero que empezó a hablar no solo del derecho de los indios, que indirectamente favorecería también a los negros, sino del derecho natural y del derecho de gentes, derechos que después calificaríamos de derechos humanos y de Derecho internacional.

Si España ha sido el Ăşnico paĂ­s colonizador que tuvo  unas leyes a favor de los colonizados,  si unos misioneros españoles levantaron la voz contra algunas injusticias de los  colonizadores, si  en España se aprobaron en Barcelona ( sĂ­ en Barcelona) el año  1542 las Nuevas Leyes de Indias, es decir si unos 300 años antes de que en Europa se aprobaran  las primeras leyes laborales, las Leyes de Indias regulaban ya el trabajo  de los indios en las encomiendas, fue en gran parte gracias a Francisco de Vitoria y a BartolomĂ© de las Casas.

LO PACTADO OBLIGA

Pero Vitoria fue también el primero que habló, aunque fuera de forma indirecta, de otro principio que podría revolucionar a nuestras democracias y que no gustará lo más mínimo a ninguno de nuestros políticos actuales, del principio de pacta sunt servanda (lo pactado obliga).

Al defender Vitoria que el prĂ­ncipe “debe atenerse a lo que ha prometido a los sĂşbditos”, está reconociendo la validez del pacto entre el gobernante y el gobernado y está aplicando al ámbito polĂ­tico un principio universal reconocido en todo el mundo y que no solamente se da en el ámbito internacional. En palabras actuales, está diciendo que el gobernante no puede hacer algo que no lleva en el programa electoral. 

Este principio de que “lo pactado obliga” se está aplicando millones de veces al dĂ­a en todo el mundo. Cada vez que vamos al supermercado y compramos un producto, estamos obligados a pagarlo porque al poner el artĂ­culo en la cesta de la compra estamos aceptando y pactando el precio que el producto tiene marcado.

LOS PARTIDOS NO CUMPLEN LO QUE PROMETEN

Pues bien, este pacto está reconocido en todos los derechos civiles del mundo y tiene aplicaciĂłn en todos los ámbitos menos en el campo de la polĂ­tica. Los partidos polĂ­ticos prometen una cosa y despuĂ©s se atreven a hacer lo contrario, sin que esto tenga la más mĂ­nima consecuencia penal.  El programa electoral es un conjunto de compromisos escritos.

Los ciudadanos a cambio se comprometen a votar a un partido y lo hacen ante testigos. Se trata, por tanto, de un contrato firme y serio. El incumplimiento de este contrato sin motivos que lo justifiquen deberĂ­a tener unas consecuencias penales serias, como la ruptura de cualquier contrato, pero lamentablemente no las tiene.

Para Francisco Vitoria, el incumplimiento de este contrato entre el gobernante y los gobernados sería motivo de nulidad y una violación del derecho natural. Cuán lejos estamos aún de lo que defendía Vitoria y las leyes que aplican nuestros políticos. Qué valentía la de un monje del siglo XVI y que cobardía la de nuestros políticos y nuestros monjes actuales.

 

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