“III Exposición Nacional de Astrofilatelia” de” ODA” en la Casa de Cultura, hasta el 22 de febrero
Interesante conferencia de José Manuel Grandela, ex controlador de naves espaciales en las estaciones de seguimiento de la NASA, que asistió en vivo a la llegada del Apolo XI a la Luna.-
La Casa de Cultura acoge la III Exposición Nacional de Astrofilatelia, una sorprendente exposición organizada por la Asociación Filatélica Chiclanera ODA, que se lleva a cabo del 13 al 22 de febrero. Contó con la colaboración de La Ciudad de las Estrellas que dirige Virginia Sánchez, con una muestra de maquetas de Lego de la historia de la carrera espacial, así como la exposición De la Tierra al Universo, cedida por la Fundación Descubre.
También se presentó la escultura El salto, del artista local Kapry, referente a esta exposición, así como la Monografía sobre la Astrofilatelia, por su autor y presidente de la Comisión de Astrofilatelia de FESOFI, Antoni Rigo Aguiló. No faltó la Estafeta Temporal de Correos, con el matasellos conmemorativo de la muestra. Destacar que desde los años 60 del pasado siglo, no se presentaba una exposición de esta temática.
Resaltar también la conferencia de José Manuel Grandela, ex controlador de naves espaciales en las estaciones de seguimiento de la NASA, Astrofilatelia, ciencia auxiliar de la Historia. Éste trabajó durante cuarenta años en las estaciones espaciales de Robledo de Chavela y Fresnadillas en Madrid.
Tuvo la suerte de llegar a la
primera el año del viaje del Apolo XI
a la Luna, asistiendo en vivo al acontecimiento espacial más importante de la
historia. Habló de todo lo acontecido antes, durante y después de que Neil Armstrong pusiera el pie en ella
por primera vez. Contó anécdotas y curiosidades sobre este vuelo espacial y
otros relacionados con el Programa Apolo.
LA LLEGADA A LA LUNA
Y como era de recibo, también disertó sobre los sellos que se han hecho sobre esta cuestión y otras relacionadas con la carrera espacial. A pesar del trabajo que se realizó, hubo algunas cosas que se hicieron mal. Entre otras se olvidaron el matasellos para el sello una vez llegasen a la Luna.
Respecto a su participación directa en la llegada del Apolo XI a nuestro satélite, manifestó que “me parecía imposible que pudiera estar viviendo esto. Tenía 29 años y estaba asistiendo y dando información a la NASA en Houston, sobre lo que yo veía en Robledo de Chavela y que ellos en ese momento no podían ver”.
Contó las primeras salidas al espacio por parte de los rusos con Gagarin, que dio una vuelta y media alrededor de la tierra; el lanzamiento del primer satélite de la URSS Sputnik en 1957 o el envío un mes después de la perrita Laika al espacio en el Sputnik 2, que murió a las siete horas por sobrecalentamiento.
Los
estadounidenses vieron que sus rivales soviéticos podían adelantarse en llegar
primeros a la Luna y John F. Kennedy
dijo que EEUU debía aterrizar allí antes de una década, como así fue, aunque no
pudo verlo porque fue asesinado en Dallas, Texas, años antes.
ALDRIN EVITÓ UNA CATÁSTROFE
Comentó Grandela que participaron con ideas y trabajo para poner el Apolo XI en la Luna, cuatrocientas mil personas, que Aldrin estaba enfadado por no ser el primero en pisarla y que Collins, el tercer astronauta, se perdía dando vueltas al satélite mientras sus compañeros estaban en él.
En los entrenamientos en la Tierra no ensayaron con la ropa que llevarían y con la maleta de supervivencia que portaban Armstrong y Aldrin, por lo que tuvieron dificultades para salir de la nave, sobre todo el segundo, que tardó mucho tiempo en hacerlo, mientras el primero esperaba abajo expectante, sin saber qué pasaba.
La razón era muy simple: Los que construyeron el cohete no pensaron en que además de salir había que volver a entrar, por lo que no colocaron nada para evitar que la escotilla se cerrara una vez fuera, teniendo Aldrin que buscar diversos elementos para colocarlos de forma que impidiera el cierre y así poder introducirse de nuevo una vez acabada su misión. Un simple detalle que habría sido una catástrofe si Aldrin no se hubiera dado cuenta, porque no habrían podido entrar y regresar a la Tierra.
También
habló del fracaso del Apolo I, en el
que los tres elegidos fallecieron por el fuego provocado por un enchufe que
explosionó, alcanzando una temperatura de 2.500 grados. Fue una gran desgracia,
“pero salvaron muchas vidas en los lanzamientos
posteriores”. Esto provocó un parón, revisando meticulosamente el proyecto,
en el que se encontraron 200 fallos que podrían haber ocasionado problemas.
“FUE UN MOMENTO
ÚNICO PARA NOSOTROS”
Relató así mismo que cuando el Apolo XI empezó a descender hacia la Luna, se quedaron muy sorprendidos los astronautas, porque no se parecía a lo que habían visto en fotografías, teniendo miedo a que pasara algo. El alucinaje lo vivieron con una gran tensión: “Fue un momento único para nosotros. Queríamos hacer algo, tirar papeles o bolígrafos al aire, pero no teníamos fuerzas de la tensión vivida. Estábamos asfixiados”, afirmó José Manuel Grandela.
Contó como anécdota que estuvieron hasta las cuatro de mañana y mientras esperaban vieron la película Pijama para dos, con Rod Hudson y Doris Day. Señaló que “estaba loco por lo vivido, pero no me fui a mi casa. Me tomé un café y me quedé con mis compañeros. No me lo creía”. Reseñó que se enviaron mensajes a la Luna de muchas partes del mundo en sus lenguas, pero no había ninguno de España.
Fue una conferencia muy amena e ilustrativa de lo que se cuece en torno a la carrera espacial y especialmente en el Proyecto Apolo, contado por alguien que lo ha vivido en primera persona.
PACO LÓPEZ
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