Los árboles que no dejan ver el bosque

Lleva unos días viniéndome a la memoria con constante insistencia el cuento del tipo aquel que sale a buscar un tesoro y, después de buscarlo por todo el mundo, descubre que lo tenía enterrado en el jardín de su casa.
No es la única manifestación artística que se nutre de semejante idea. Recuerdo una novela cuya trama se desarrollaba en un sentido parecido, así como una canción, cuyo "significado oculto personal" he descubierto hace bien poco.
En realidad es bastante común, incluso en culturas y épocas diferentes, esa imagen de aquel que ha de buscar algo muy lejos y durante mucho tiempo para descubrir que lo que buscaba lo tuvo desde el principio al alcance de la mano.
Lo que más me llama la atención de la alegoría, en cualquier caso, es el hecho de que el protagonista necesita obligatoriamente salir para encontrar lo que busca, que no se trata de rechazar el pasado a cada paso, sino de curtir el espíritu para volver y comprobar que no era tan malo.
Porque el tesoro no siempre se encuentra en el jardín. No siempre. En ocasiones se encuentra muy lejos. No obstante, sea porque hay que ir a por él, sea porque uno necesita estar preparado para verlo aunque lo tenga delante de los ojos, lo único imprescindible es salir a buscarlo.
Hay otra clave, claro: tener la inquietud y la osadía de buscar algo, aunque no se sepa muy bien de qué se trata.
Me gustan mucho tus textos. Ánimo y sigue escribiendo.
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