La Segunda Revolución Keynesiana

Santiago Laz [colaborador]

Si el Barón del gasto público levantara la cabeza y viera en las zangas de España a nuestros peones del Plan E cantando por bulerías, hubiera replanteado su afamada teoría económica.


En Torrejón de Ardoz una réplica de la Puerta de Brandenburgo y otra de la Fontana de Trevi sin agua, son los monumentos de un parque temático que costará 5 millones de euros, subvencionado por esa viagra antirecesión que trata de mantener erecta nuestra confianza al gobierno. Me imagino el slogan: “Si no puedes ir a Berlín porque andas mal de pelas, te traemos la ciudad”. El Arco Berlinés, la Fuente Romana, una Torre Eiffel o un Manneken Pis son los nuevos esperpentos de la tierra revuelta que justifica la “Zoleta” pero no a la capacha. Valeriano Díaz; Concejal de Obras de Torrejón decía sobre el parque temático de monumentos insignes: “una inversión que va a perdurar en el tiempo y que va a generar riqueza en el municipio”. Yo ya no se, si son previsores, por buscar un retorno de lo invertido, o maquiavélicos porque este ayuntamiento gobernado por el Partido Popular ha conseguido que los medios “rajemos” del método keynesiano del PSOE federal.

Para John Maynard Keynes, buscador de soluciones tras la Gran Depresión (1929), la debilidad del consumo privado sólo podía remediarse incrementando el gasto público en periodos de recesión. La segunda revolución de Keynes-E, puesta en marcha por Zapatero, sólo justifica la efímera ocupación de los desempleados ¿de seis meses a un año? No se evalúa, si es necesario repintar semáforos, en vez de solventar los problemas materiales que reclaman muchas de nuestras asociaciones.

A este “frotis” intervencionista entre Estado y Ayuntamiento, se han apuntado también consistorios neoliberales y empresas subcontratadas que quieren chupar de la Teta de “Papa Estado”, discúlpenme por la bacanal literaria para rendir tributo al “Estímulo”, que ya va por el coito del gasto por el gasto. Mi abuelo Jaime, por ejemplo, no quiere ver circular el nuevo tranvía en La Isla, porque dice: “nunca se debió quitar el antiguo tranvía que pasaba por la calle Real, con el consiguiente gasto”, y aunque este último caso pertenece al “Estímulo autonómico”, muchos ciudadanos esperan contribuir, con incremento de impuestos incluido, a la disminución del crecimiento del paro forzoso con proyectos necesarios, pero nunca al “quita y pon” de carteles que presupuestan simplemente el final de una cinta cortada y una bonita foto. La réplica del “Niño que orina” será por lo tanto un homenaje a la micción al Estado de Bienestar, mientras nuestros ancianos sigan esperando una atención decente de la Ley de Dependencia o falten plazas escolares para todo hijo de contribuyente.