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Niña-isla: Airis Estrella

Gustavo Torres [colaborador]

Desde hace varios años en Ciudad Juárez una manada de lobos hambrientos se pasea por las calles durante las noches buscando sangre con la que saciar sus almas. Una manada de lobos con los ojos hinchados de rabia y las manos cargadas de cuchillos, lobos que buscan carne de mujer y que dejan tras de si una estela de tripas desmenuzadas y vidas rotas.

En Ciudad Juárez las niñas sufren pesadillas en las que la manada de lobos que recorre las calles durante las noches les arranca el corazón y las deja desnudas y con el pecho abierto, tiradas en algún callejón polvoriento. En Ciudad Juárez la noche tiene dientes afilados y el viento que araña los tejados parece golpear las ventanas murmurando nombres de muertos.

Después de la noche normalmente llega la mañana. Amanece y tras catorce días de búsqueda y quince noches de insomnio, el cadáver de la niña isla Airis Estrella aparece en un contenedor de cemento desnuda y con el cuerpo desfigurado por los manotazos de los lobos. Mientras su madre andaba loca y sonámbula buscándola por los hospitales y los conventos, mientras sus hermanos la llamaban entre pesadillas y los policías colocoban su fotografía entre un centenar de rostros también desaparecidos, Airis Estrella yacía muerta entre escombros y plásticos raídos. Su pecho abierto, su inocencia robada, su piel desgarrada por las dentelladas de los lobos y sus ojos cerrados por el peso insoportable de las piedras de la muerte.

Los lobos que recorren las calles de Ciudad Juárez durante las noches la agarraron con fuerza y la subieron a un coche, le taparon la boca con un pañuelo sucio y la llevaron a un descampado alejado de las luces y los gritos que rasgaban el silencio con su nombre asido a los tuétanos. Allí la manada la violó, le desgarró el vientre, la apuñaló con sus mil manos de cuchillo y le arrancó la vida para siempre. Airis Estrella era una niña de siete años a la que le gustaba jugar con marionetas, caminar descalza por su habitación e imaginar un mundo donde las nubes fuesen de algodón dulce, las farolas de chocolate y los lobos de miel. Desde hace varios años una manada de lobos hambrientos se pasea por las calles de Ciudad Juárez durante las noches alimentando su rabia con la vida de mujeres y niñas, engordando con la sangre tibia de los débiles sus estómagos de cobardes e impregnando sus corazones podridos con el pegajoso olor de la muerte.

Más de cuatrocientas mujeres y niñas forman la lista de sus víctimas.

Airis Estrella, una niña de siete años es una de ellas.
Airis Estrella. Niña isla.



3 comentarios:

  1. Es triste lo que está pasando en Méjico desde hace mucnos años y yo me sumo a la condena.
    Ahora, ya está bien de comparar la maldad humana con animales como los lobos para darle "dramatismo" al texto. Los lobos como todos los animales, son unos seres excepcionales y admirables. Ya quisieran los seres humanos parecerse a los lobos. En vez de lobos, utilizce demonios, ángeles oscuros del infierno, las garras del mal o monstruos de las tinieblas.
    Respeto a los animales.

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  2. con esos nombres y calificativos , una pregunta: ¿ eres uno de la famosa secta?
    je je je

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  3. No, no soy de esa secta. Soy de la ONG "los duendecillos del bosque de la aurora boreal". Los lobos son mis mejores amigos y una hija mía se ha echado uno por novio.

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