Me acuesto arañao (mañana manteca)

Empezar historias y no terminarlas es como pensar que siempre estarás vivo, sí, en serio, es como pensar que volverás algún día a aquello que empezaste. Eternidad. Empezar y no acabar. Así empiezo esta historia. Me senté dispuesto a contar la historia de dos elefantes que dicidieron viajar. Pero la noche me ha arañao los ojos. A veces se confunde la manteca y el chicharrón. En serio. Eternidad de plastilina.
Me senté dispuesto a escribir sobre viajes, sobre travesías de lluvia y viento, viajes a ciudades lejanas o a cementerios cercanos, viajes a citas en el 2025 o a misterios y libros. Me senté dispuesto a escribir. Una historia sobre elefantes cansados de no hacer nada. Elefantes que por fin iban a servir para algo. Pero. Pero llega Calle 13 y su documental Sin mapa y como que me arañan los ojos. Un viaje de Residente y Visitante por carreteras y rostros y miserias y olores y ríos y sonidos por las esquinas de latinoamérica. La manteca vendrá mañana. Hoy chicharrón.
Escribe Saramago El viaje del Elefante, imagino yo viajes por una piel de canela, tu piel, manteca, chicharrón, elefantes que decidieron emprender viaje y raperos-reggeteadores que gritan con rimas que queda camino, que hay mucha miseria, mucha, damasiada. Hoy chicharrón. Mañana manteca. Mañana alguien tendrá que escribir la historia de los elefantes que decidieron viajar porque estar quieto cansa, porque aunque llueva los caminos siguen en nuestras cabezas, porque por fin van a hacer algo de provecho. Hostia. Mañana escribiré la historia de mis dos elefantes. Los que hasta hoy adornaban la mesa de mi salón. Y como que yo no soy nadie para interponerme en los viajes de la gente (menos aún de los elefantes).
Mañana manteca. Mañana elefantes viajeros. Mañana. Empezar historias y no terminarlas es como ser inmortal. Vale. Inmortalidad de plastilina. Es como pensar que volverás algún día a aquello que empezaste.
Me acuesto con los ojos arañaos y un te quiero agarrado a las tripas.
Yo también te quiero.
Llueve. Menos mal que los elefantes tienen la piel dura. O por lo menos eso dicen. Miro por la ventana. No los veo. Me duelen los ojos. Llueve.
Me acuesto con los ojos arañaos y un te quieto agarrado a las tripas.
Insisto, yo también te quiero.
pa manteca la que he acumulado yo en la barriga estas navidades, jaja
ResponderEliminara ver si deja de llover y le damos de nuevo al padel, un saludito gustavo.