EDITORIAL - febrero 2010

La marcha de Muriano, otro ejemplo del desgobierno socialista.

El mandato de Román nos está llevando a la más absoluta ruina

Terminaba el año 2009 con el aumento de 214 personas más en el paro y enero ha vuelto a confirmar que ese aumento parece imparable. Esta no es una buena noticia para los chiclaneros, que ven cómo se ha duplicado el número de desempleados en dos años, aunque el último ha sido demencial. Chiclana está mal, muy mal, y cada día cierra algún comercio o bar. El centro, a pesar de las rebajas, está muerto y con el cierre de la calle La Plaza más todavía. Esto nos ha traído José María Román desde que llegó al poder de nuevo hace trece meses, casi cuatro mil parados y el descontento general de los ciudadanos, que no ven una solución a los enormes problemas que tenemos. (FOTO: 2009 no será un año que Román y Muriano recuerden con agrado).



Pero el inicio de 2010 no sólo nos ha traído más parados -381, llegando ya a los 11433- sino la marcha de uno de los concejales socialistas más polémicos de los últimos años, Joaquín Muriano, imputado judicialmente en la concesión de dos licencias ilegales de primera ocupación al Hotel Barceló y al Supersol del Tartessus, una marcha que el PSOE la ha maquillado como una dimisión por motivos de trabajo del ya ex–edil. La realidad es que el juzgado tiene un informe de la Junta de Andalucía en el que dice, de forma contundente, que la licencia otorgada por Muriano es ilegal.

Ni el que fuera concejal de Urbanismo ni Román han dado una explicación sobre este asunto, lo que da que pensar. Eso sí, intentaron taparlo y quitarle importancia diciendo que el juez había pedido al fiscal que archivara la denuncia, cuando no es así, pero viniendo de los socialistas chiclaneros no es de extrañar que intenten manipular la verdad. Pero Muriano también ha tenido otro frente en este año que ha estado de concejal de Juventud: el centro juvenil Box. Los jóvenes chiclaneros han sido muy críticos con él en este tiempo, acusándole de no hacer nada por ellos, además de boicotear las actividades de la Box.

Pero a Román le salió otro grano: Antonio Tocino y su familia. Las diez casas derribadas en las Majadillas Bajas conllevaron que se concentraran ante la delegación de Urbanismo, iniciando una huelga de hambre que duró treinta y dos días. En ese tiempo tuvo que ser ingresado en dos ocasiones en Puerto Real. Miles de chiclaneros firmaron contra el derribo de más viviendas y la Plataforma de Vecinos Afectados por la Regularización rompió las negociaciones con el Ayuntamiento por el ninguneo de éste a sus aportaciones aunque finalmente volvieron a retomarlas.

El comienzo de año no ha podido ser más movido y la credibilidad del equipo de gobierno está bajando a pasos agigantados, los ciudadanos no ven una salida ni que estos gobernantes sean capaces de encontrar alguna fórmula para frenar, aunque sea un poco, la situación tan grave que atravesamos, ya que somos el segundo municipio de la provincia en el más ha subido el paro.

Tampoco podemos olvidarnos del partido sucursal del PSOE, Izquierda Unida, que abrió un nuevo expediente a Butrón y Blanco para intentar echarlos por no haber pactado con Román. A sus dirigentes provinciales y regionales parece no importarles los escándalos urbanísticos de sus socios de gobierno en Chiclana, ni el informe de la Junta, ni las licencias ilegales otorgadas, ni los PGOUs declarados ilegales por los tribunales. Ni poner el partido en manos de personas incompetentes, que no han hecho nada por él, y son amanuenses del PSOE.

Esto es lo que nos ha traído la moción de censura del año pasado. Y las cosas pueden empeorar.