CSI-F rechaza las medidas anunciadas por Rodríguez Zapatero “por graves, injustas, y evitables”

“Pedimos el cese del 90% de los miles de asesores del Estado, CCAA, Diputaciones y Aytos., con sueldos que multiplican el de los empleados públicos y sin ninguna responsabilidad en su labor”

La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI-F) rechaza totalmente las medidas anunciadas por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, por considerarlas “graves, injustas, y evitables”. Piden que se recorten en otros estamentos como el número de ministerios y direcciones generales, tanto en el Estado como en las comunidades autónomas. (FOTO: A Zapatero le va a salir caro congelar el sueldo a los funcionarios. Se avecina una primavera y verano calientes).

El CSI-F considera graves dichas medidas “por incumplir el acuerdo de septiembre de 2009, que buscaba mejorar el servicio público que reciben los ciudadanos y donde ya aceptábamos una moderación salarial”.

Las consideran injustas “porque una vez más somos los empleados públicos sobre los que hacen recaer las culpas y los costes de la crisis y de unas políticas derrochadoras de todas las Administraciones”. Añaden que “cargan el peso de la reducción del déficit en los empleados públicos: de los 5.000 millones de recorte del 2010, 3.500 millones son asumidos por éstos, muchos de ellos con salarios que escasamente superan los 1.000 euros mensuales, y que los años de bonanza económica nunca se tradujeron en mejoras salariales para ellos”.

Asegura este sindicato que adoptar estas medidas son evitables porque, antes de pedir esfuerzo a los empleados públicos “y si, de verdad, quieren acabar con el déficit en el gasto público, que cesen al 90% de los miles y miles de asesores del Estado, de las Comunidades, de las Diputaciones y de los Ayuntamientos. Asesores con sueldos que multiplican el de los empleados públicos y que no tienen ninguna responsabilidad en su labor”.

RECORTE DE MINISTERIOS Y CONSEJERÍAS

Piden también que recorten el número de Ministerios, de Consejerías y Direcciones Generales en el Estado, en las Comunidades Autónomas y en las Administraciones Locales, “que acaben con los sueldos que cobran los políticos por pertenecer a los consejos de administración de las empresas públicas, sueldos que, en muchos casos, son el segundo o tercero que cobra el político de turno”.

Citan a las empresas públicas, que se financian de los presupuestos públicos, “con déficit de decenas de miles de millones de euros y que crean una Administración paralela sin ningún tipo de control adecuado”. Solicitan que eliminen los gastos suntuarios de las Administraciones, “viajes, coches, “pseudoembajadas” de Comunidades, representaciones permanentes en infinidad de países”.

“Los empleados públicos –añaden- manifestamos nuestra voluntad solidaria en esta grave crisis con la sociedad, pero no estamos dispuestos a ser los que paguemos las consecuencias de una política económica desastrosa e ineficaz”, manifestándose en defensa de los servicios públicos, de los empleados públicos que los prestan “y como garantía del ejercicio, de las libertades y de los derechos de todos los ciudadanos”.

QUE ROMÁN DÉ EJEMPLO Y CESE A SUS MÚLTIPLES E INÚTILES ASESORES

Se declaran también defensores del estado social y de bienestar “que tanto sacrificio nos ha costado alcanzar”, anunciando que el CSI-F “va a tomar todas las medidas a su alcance, legales y sindicales, para oponerse rotundamente a la agresión y fracaso del diálogo social”.

Las intenciones de este sindicato son difíciles de llevar a la práctica porque acabar con tanto chupón de la teta del Estado es imposible, ya que se sirven de ellos para seguir en el poder. No nos imaginamos al Ayuntamiento de Chiclana cesando a todos los enchufados que tienen, cerca de una veintena, la mayoría de ellos sin dar un palo al agua, colocados por el pacto del PSOE con Polanco y la concejala tránsfuga.

Los cargos de confianza de estas dos edilas cobran grandes cantidades por mirar las musarañas, visitar los bares de la zona y echarse unos cigarritos cada poco (sálvese el que pueda).

Tampoco los de Román se diferencian mucho porque trabajar, lo que se dice trabajar, trabajan muy poco. Ni trabajan, ni fichan al entrar o salir, ni les controlan el trabajo que hacen o dejan de hacer. Pedir esto en esta España y sus comunidades autónomas, reinos de taifas todas ellas, es como pedirle a un gato que no cace ratones.