José Pedro Butrón denuncia el pelotazo que dará la empresa que construyó el edificio en la Plaza Mayor

“La venta de las oficinas le proporcionaría 21,5 millones de euros, cuando se ha gastado cinco millones, la mitad pagaderos en 40 años”

El concejal y portavoz de Izquierda Unida, José Pedro Butrón, analiza el pelotazo que dará la empresa que construyó el edificio de la Plaza Mayor cuando se vendan o alquilen los locales. “No vamos a negar -manifiesta el edil- que siempre estuvimos en contra de la barbaridad urbanística de la Plaza Mayor de nuestra ciudad”. (FOTOS: Este edificio, impropio del lugar donde está, proporcionará a la empresa cuando venda las oficinas, un pelotazo millonario).

Puede sonar fuerte lo de barbaridad, pero cualquiera en otra ciudad no entendería cómo se destruye una de las manzanas de edificios más antigua de un casco histórico para sustituirlo por lo que lo han hecho allí. La calificación viene por sí sola “cuando se ve lo qué se ha hecho y no se entiende todavía muy bien para qué se ha hecho.

Los conceptos de esponjamiento y concepciones áureas diversas sobre el tamaño de la plaza resultante dejan de tener sentido viendo el resultado final. Una pequeña plaza de forma rectangular, mal acabada y menos funcional de lo que se pretendía y un edificio inútil e innecesario, que es un auténtico fantasma que ha cercenado las posibilidades de lograr algo útil y bello para la ciudad como compensación (o como mal menor) cuando ya se hizo irreparable la pérdida de aquellos edificios y aquella trama urbana antigua y con solera en nuestra ciudad cuando fue derribada en los tiempos del famoso Séptimo Centenario, ahora revisado por los propios promotores del mismo.

Independientemente de que muchos ya vislumbrábamos que toda esa operación no era la más adecuada para el futuro de la zona y para la preservación de nuestro patrimonio histórico y cultural, existen otros puntos de vista que permiten completar nuestra visión del error que se ha cometido con la Plaza Mayor.

Ahora, con los datos y la perspectiva del tiempo podemos aventurar unas cifras que no dejarán indiferente a nadie y se podrá constatar que, lamentablemente, el dinero y la visión economicista de las cosas antes que el interés general, son las que se anteponen al valor de nuestros recuerdos, nuestra historia y nuestra identidad como pueblo.


UN EDIFICIO ABANDONADO

Este proyecto de Plaza Mayor se venía gestando desde mediados de los 90. Incluso hay quien dice que desde principios de esos mismos años, aunque sus autores materiales para nada querían ese resultado final, y la idea fue amoldándose hasta conseguir lo que los gobernantes de entonces (y ahora, puesto que son los mismos) querían de este proyecto.

Al final del final lo que se ha hecho es comprar una manzana completa con dinero público, derribarla en su totalidad con dinero público también, dar una concesión por esos terrenos a unos particulares que han construido un aparcamiento subterráneo y un edificio de 4.300 metros cuadrados de superficie útil. Hasta aquí algunos números fríos.

Pero hay más, y más clarificadores sobre cómo se antepone siempre antes el dinero que los deseos de los ciudadanos que, en su inmensa mayoría, querían que, ya que se habían derribado esos edificios antiguos e históricos que, al menos, el resultado fuera una plaza grande, una Plaza Mayor, y no un edificio de oficinas y locales. Últimamente se ha conocido públicamente, aunque era sabido desde hace más tiempo, el absoluto fracaso de ese edificio como “dinamizador económico de la zona”.

No hay ningún local aún alquilado y, ni mucho menos, vendido. Porque ésa es otra. Se dice que se venden esos locales. Imaginamos que al ser una concesión administrativa, un derecho de superficie mejor dicho, durante 40 años, no se pueden vender, aunque sí se usarán fórmulas análogas, aunque dentro de 40 años deben revertir de nuevo al municipio.


PELOTAZO DE LA EMPRESA

Sigamos con los números. Se dice que el precio de salida de esas ventas estaba en unos 5.000 euros el metro cuadrado. La cuenta es sencilla, 4.300 metros por 5.000 son 21,5 millones de euros. A muchos les puede sorprender esta cifra. A mí también. Porque, ¿cuál ha sido o va a ser la inversión para obtener esas ganancias?

Veamos. Por un lado el canon puesto por el concurso que sacó el entonces gobierno (el mismo de ahora), 10 millones de las antiguas pesetas. 60.000 euros al año. Por cuarenta años de concesión hacen un total de 2.4 millones de euros. No lo olvidemos, en 40 años.

Por otro lado la propia construcción del edificio. Me dicen que el precio de obra por metro cuadrado no supera los 600 euros (siendo generosos, puesto que puede ser menor). Eso, multiplicado por los 4.300 metros de construcción son 2,56 millones de euros. Así que tenemos por un lado 4,96 millones de euros de inversión (casi la mitad pagaderos durante 40 años) por 21,5 millones de beneficio. Beneficio neto estimado: 16 millones. Más del 400%. Y sin contar el aparcamiento. Las frías cifras no engañan. ¿Qué gana y qué pierde el municipio?

El municipio, los chiclaneros, recibirán en concepto de canon de aquí a dentro de 40 años esos 2,4 millones de euros que, curiosamente, son los mismos que costó (a precio de los años 90) conseguir la propiedad de las casas antiguas que allí existían. Pierden una oportunidad histórica para haber hecho algo de lo que realmente nos pudiéramos sentir orgullosos como pueblo.


FAVORECER CON DINERO PÚBLICO UN NEGOCIO PRIVADO

¿Es lícito desde una óptica política favorecer con el dinero público la consecución de un gran negocio privado? Da igual de qué empresa se trate. Se hizo por concurso y ganó la que obtuvo mayor puntuación. Pero esa oportunidad de negocio y de dinero ¿es entendible entonces que se compren los terrenos con dinero de todos para luego cederlo por menos de lo que costaron durante 40 años?

Si se pretendía hacer un edificio, ¿no hubiera sido mejor que si ya se tenía el suelo público haber buscado esos dos millones de euros adicionales (por ejemplo los que se han gastado en esa innecesaria plaza sobre el río) para poder hacerlo público, para oficinas municipales, nuevo ayuntamiento, Biblioteca Central, Casa de la Juventud o cualquier otro fin destinado a todos los ciudadanos y que dinamizara la zona?

Visto lo visto, me parece que jamás entenderé para qué valen los famosos “proyectos estratégicos” que un día puso en marcha el señor Román. Lo peor es que ese sector de la población que estamos en posiciones progresistas y de izquierdas, tampoco lo comprendemos. Ni desde cualquier perspectiva es justificable.

JOSÉ PEDRO BUTRÓN