DEL PAPEL A LOS HECHOS
Los ciudadanos exigen hechos. Obras son amores que decĂa aquel, y eso es lo que al final queda de una gestiĂłn polĂtica. Una promociĂłn de viviendas, un arreglo de calles, un nuevo parque, suelo para un colegio o un centro de salud, juegos infantiles, una piscina... Esas son las cuentas que tiene que justificar un polĂtico cuando se presenta a concejal o a alcalde. Sus vecinos le exigen hechos materiales, por encima de promesas o de ideas, a veces un tanto difusas cuando no incongruentes, y que muchas veces se pierden como lágrimas en la lluvia.
Ahora que estamos en pleno mercadeo electoral con nuestros polĂticos vendiendo esos panfletos a los que llaman programas electorales (esos documentos que alguien dijo que están para no cumplirlos), están sobre el papel muchas propuestas, algunas procedentes de los vecinos que a travĂ©s de reuniones se lo han trasladado a nuestros representantes, y otras, directamente sacadas de la imaginaciĂłn de algĂşn asesor. Probablemente en un tanto por ciento no muy elevado, esas propuestas llegarán a ver la luz. Es lo malo de este sistema. DecĂa hace unas semanas que nos hemos mal acostumbrado a ciertos aspectos de la democracia. En este caso, hemos normalizado el romper el contrato social que supone una promesa de un polĂtico con sus electores.En definitiva, visiĂłn global y de futuro es lo que hay que valorar. El ejercicio de la polĂtica municipal es sinĂłnimo de cotidaneidad, pero en esta aldea global, parece buen negocio apostar por proyectos comunes y aglutinadores en vez de prometer el oro y el moro una vez cada cuatro años.
Foto: fernandotellado.com





Son gestores de lo pĂąblico, por lo tanto, lo unico que tienen que hacer es gestionar; pero hacerlo de la mejor manera posible; sin enchufismo, sin derroche, sacarle el maximo partido a los pocos recursos existentes. Hacer que los sueldos municipales se paguen con los ingresos por servicios, como una empresa, y no estar pendientes de robarnos.
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