Casi nadie del PSOE acudió a la investidura del nuevo alcalde ni a acompañar a Román

El pleno fue aburrido, muy tranquilo y con pocas cosas que destacar

Ya han pasado dos días desde que Ernesto Marín fuera elegido alcalde en minoría y diera a conocer su equipo de gobierno. Al estar en feria la actividad política está parada, por eso queremos hacer un resumen de lo vivido el pasado sábado en el Salón de Plenos y en la calle. Hace cuatro años hubo centenares de personas de todos los partidos que habían logrado concejales. Esta vez unos cuantos del PP, algunos familiares de los nuevos ediles y pare de contar. (FOTOS: Papeleta de voto; cara de sorpresa de Román, no sabemos por qué; saludo de Marín a los concejales, aquí a Marisol Ayala, y cara de aburrida de Dolores Virués).


Es reseñable el poco interés creado entre la ciudadanía, aunque hay que destacar que el pleno se celebró a las 10 de la mañana y que estamos en feria, por lo que levantarse temprano no era muy deseable. Pero a pesar de ello lo lógico es que hubiese habido algún movimiento.

La policía y la Guardia Civil acordonaron los alrededores del Ayuntamiento en previsión de problemas, pero todo transcurrió con normalidad. Sólo una escasa presencia de “indignados”, cuatro o cinco, no más al principio, alegró la mañana un poco con sus cacerolas, pitos y mensajes con sus megáfonos. A medida que iba pasando el tiempo el grupo se amplió hasta los veinte o treinta que, incansables, estuvieron dando caña hasta que todo terminó a eso del mediodía.

En cuanto a los presentes, echamos de menos a muchos socialistas que nunca han faltado a ningún acto. El bajón sufrido hace comprensible su ausencia. No vimos a las edilas que no fueron en la lista, tan defensora de Román como Capurro. Tampoco apareció Verdugo, ni Mota ni otros concejales que han sido defenestrados por el presidente del PSOE local.

ROMÁN, MÁS SOLO QUE LA UNA

Pero lo que más llamó la atención es que tampoco acudieran a acompañar a Román miembros de la lista de este año. Sólo un par de ellos estuvieron presentes y el encargado de hacer el trabajo sucio contra sus rivales políticos, mano derecha del ex-alcalde y que le acompaña siempre, juzgado incluido. Su cara no era muy alegre precisamente.

Estuvieron los representantes de las asociaciones de Empresarios, Comerciantes y Hostelería, algún presidente vecinal (los afines a Román ni se acercaron), Manuel Vera, ex–concejal socialista y que también fuera secretario local, que acudió a ver a su hijo José Manuel, que tomó posesión de su acta.

También estuvo el presidente de los empresarios provinciales, Miguel González Saucedo, que tuvo al lado a una aburridísima Dolores Virués, responsable (es un decir) del instituto de la mujer en la provincia. De todos los cargos socialistas en la provincia, chiclaneros además, no asistió ninguno. Saucedo, Gómez Periñán, Mier, Jiménez Barrios brillaron por su ausencia. Sólo estuvo el parlamentario José Luis Blanco, aburrido también con la sosería de pleno.

Pocos familiares de los ediles socialistas fueron al pleno. Algunos del PVRE, unos pocos de IU, poquitos, y algunos más del PP, los más numerosos arriba y en el vestíbulo del Ayuntamiento, donde se instaló una pantalla gigante. Arriba se oían los aplausos cada vez que citaban algún nombre del los populares, más nutridos que los de sus rivales políticos. Por cierto, no faltó el sacador de Román a hombros, aunque esta vez se conformó con verlo en pantalla.

Ni los pelotas vecinales fueron a darle el pésame a Román como hace cuatro años, que se echaron en sus brazos, le besaron y hasta lloraron por la pérdida de la alcaldía.

TRANQUILIDAD

El salón donde se llevó a cabo la investidura es nuevo, pero tiene carencias impropias de algo que ha costado tanto dinero. Es frío, aunque no de temperatura, porque calor hizo y bastante. Tiene una acústica lamentable, no se entiende bien lo que dicen los portavoces y la distribución tampoco es nada reseñable. Es más grande sí, pero igual de incómodo que el anterior, sobre todo para la prensa.

Román en su discurso estuvo como siempre, aburrido, flojo, sin fuerza para hablar, leyendo unos papeles sin ganas. Quiso ser sarcástico, pero no le salió. Sus compañeros y compañeras de bancada y bancado asistieron a su discurso con cara de hastío. Algunas edilas volvieron a mostrar su falta de educación riendo y haciendo gestos mientras el alcalde electo hablaba.

Esta vez no hubo nadie que diera la nota como lo hizo Juana Capurro en 2007, negándose a darle la mano a Guerrero y a punto estuvo de negársela a Marín cuando saludó, como ahora, concejal por concejal tras ser nombrado regidor. En esta ocasión todo fueron caras sonrientes y educadas.

DISCURSOS CORTOS

Y los discursos cortos, sobre todo el del ex–alcalde, que hace cuatro años fue larguísimo y se hizo insufrible. Ana Rodríguez estuvo crítica y la que mejor plasmó lo que quería decir. Se le notaron las tablas. Marisol Ayala se estrenaba y salió adelante, empezando nerviosa y asentándose a medida que el discurso transcurría.

Nicolás Aragón estuvo en su línea, lo mismo que Marín, aunque este último andaba algo nervioso y no respiró hasta que oyó los votos de IU y PVRE a sus candidatas que le daban la alcaldía. Mientras no tuvo claro que no habría sorpresas, como pasó en Chipiona, donde los ediles del PSOE votaron sorpresivamente a IU, con dos ediles, y le dieron la alcaldía en perjuicio del PP, la tensión era visible.

La salida de los políticos a la calle tras finalizar la investidura no tuvo nada que ver con la de 2007. Felicitaciones a Ernesto Marín e indiferencia con Román. Pero pocas, ya que no había casi nadie si exceptuamos a los “indignados”.

Esperemos que esta tranquilidad dure los cuatro años de legislatura y que dejen gobernar al PP para que pueda hacer su trabajo y sacarnos de la situación gravísima en la que estamos.