EDITORIAL-Octubre 2011

Cómo gestionar dinero público e irte de rositas aunque arruines tu ciudad

A principios del pasado mes de septiembre la empresa más importante de Chiclana y la primera del país en el sector de la madera, presentaba suspensión de pagos ante la cantidad de deudas acumuladas en los últimos años y la imposibilidad de poderlas pagar a corto y medio plazo. Casi todas las entidades que se acogen a esta situación terminan cerrando, por lo que es comprensible el temor de los casi trescientos trabajadores del Grupo “Polanco” de quedarse en la calle.


Pero desgraciadamente esta empresa no es la única que ha sufrido los ataques de la crisis en nuestra localidad, donde han cerrado muchos establecimientos de todo tipo y todavía podremos perder más ya que la guadaña del cierre amenaza a unas cuantas. Alguna, incluso, de las importantes.

Pero hay otra empresa, también muy importante, con un presupuesto de millones de euros, que se encuentra en muy mala situación: el Ayuntamiento de Chiclana. Según un informe realizado por los técnicos municipales, la deuda que dejó el anterior equipo de gobierno, del PSOE, con José María Román a la cabeza, asciende a corto, medio y largo plazo a 156 millones de euros, 26.000 millones de pesetas.

“Maderas Polanco” no debe esa cantidad de dinero, pero es cuestión de semanas o meses su cierre si no hay un milagro. Su propietario, Juan Polanco, tendrá que pagar como pueda lo que adeuda, con sus bienes o los de la empresa, o con ambos, pudiendo quedarse en la más absoluta ruina o en muy mala situación económica después de 45 años creando cientos de empleos, generando riqueza y haciendo que una ciudad como Chiclana fuera santo y seña dentro del mundo empresarial gracias a su trabajo y a sus inversiones.

Por el contrario, los que han generado la milmillonaria deuda municipal con su nefasta gestión al frente del Ayuntamiento se irán de rositas y no tendrán que abonar ni un euro por ello, nadie les embargará sus propiedades y, por tanto, podrán seguir tranquilamente su vida política y privada como si nada hubiera pasado.

Un empresario que se ha jugado su dinero y durante casi medio siglo ha dado trabajo a muchos chiclaneros y de otras partes de Andalucía, que casi toda Chiclana ha vivido de su empresa, directa o indirectamente, ha tenido que sufrir en sus carnes la crisis y los insultos de los que durante años han trabajado con él.

La persona que generó esa riqueza y bienestar es un ladrón y un sinvergüenza, aunque esté a punto de perder todo lo que tiene y que ha logrado trabajando muchas horas desde que era muy joven. Si fuera como dicen, tendría el dinero en un paraíso fiscal, sus bienes a nombre de otras personas o sociedades –que es lo que algunos empresarios hacen- para evitar lo que ahora está sufriendo y cerraría la empresa sin ningún remordimiento y a vivir que son dos días, aquí o en otro lugar.

Sin embargo, el que ha generado la deuda del Ayuntamiento, el que no ha pagado a los proveedores, algunos de los cuales han tenido que cerrar sus negocios por esta causa, que ha despilfarrado a manos llenas nuestro dinero, que ha incumplido la ley de forma sistemática, que ha llevado a la ciudad a la ruina, que no ha sido capaz de hacer un PGOU legal en quince años, comprado voluntades con bolsas de comida entregadas de forma irregular según denuncia el Partido Popular, con contrataciones del PLES ilegales, etc., etc., etc., seguirá tan pancho, pavoneándose por la calle y hasta con posibilidades de volver algún día a gobernar esta ciudad. ¿Es o no para indignarse?

Mientras los políticos no tengan obligación de poner de su bolsillo las deudas que generen por su mala gestión, podrán seguir mangoneándonos con total impunidad. Si el Ayuntamiento fuera una empresa privada habría quebrado hace varios años y los culpables tendrían que haber asumido sus responsabilidades. Ésa es la diferencia entre gestionar tu dinero o el de los demás. Al primero le llaman estafador y ladrón y el segundo se va de rositas y dicen incluso que es un gran gestor.