“8 de marzo”, una fecha muy importante

Félix Arbolí [colaboraciones].-

Decía Francoise Sagan, la escritora francesa autora de “Bonjour Tristesse”, una de las novelas que más me engancharon en la década de los cincuenta, que le daban pena los hombres porque tienen más problemas que las mujeres ya que han de competir con ellas. Sin embargo, hasta no hace muchas décadas se ha tenido un concepto erróneo y despectivo hacia este ser maravilloso, sin cuya existencia no habríamos podido nacer, ni tampoco sentir la maravillosa e incomparable sensación de amar y ser amados, que es el concepto y fundamento que diferencia al ser humano del resto de lo creado.

Francis Bacon, afirmaba que las mujeres eran las reinas de nuestra infancia, las compañeras de nuestra madurez y las nodrizas de nuestra vejez. En tiempos ya pasados y como chiste de mal gusto, contado por algún marido sufridor o de frente extrañamente abultada, que pretendía vengarse de esa “generala con mando en casa” a la que tenía que soportar, se definía a la mujer como una “criatura de largo pelo y corta inteligencia”.

Hoy no es ni siquiera habitual que sean ellas las que luzcan esas largas melenas, a excepción de las artistas folklóricas y las de ciertas etnias que creen tener en el largo de sus cabellos el aliciente para “chanelar” al varón. Todo lo contrario, las largas cabelleras, enredados ricitos, trenzas y hasta “colas de caballos”, se han convertido en señas de identidad de algunos varones, a los que en ocasiones hemos estado tentados de lanzarles un requiebro ante su engañosa apariencia al verlos de espaldas.

Sobre la inteligencia, más vale no hacer comentarios al comprobar los sorprendentes resultados obtenidos por la mujer al incorporarse a cometidos antes reservados al varón.
El 8 de marzo dicen que es el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, algo que resulta un tanto absurdo, pues discrimina de esta celebración a aquellas que no van a fábricas, oficinas y otros lugares hasta no hace mucho exclusivos del varón.

No las consideran mujeres trabajadoras, a pesar de que trabajen desde que amanece hasta que anochece desempeñando duras y no reconocidas labores en el hogar y el cuidado de su familia. Es como si estas tareas las realizaran por pura comodidad y placer, como un “hobby” caprichoso y relajado. Las “labores propias de su sexo”, como se escribía al indicar su profesión. Como si la limpieza y el arreglo de la casa fueran tarea y responsabilidad exclusiva de ella y no un empeño y esfuerzo común de la pareja.

Perdonen si algunas puedan sentirse molestas u ofendidas, pero a mi esta celebración me parece una total “inocentada”. Es como si en un solo día intentáramos llamar la atención sobre el importante y excepcional papel que la mujer tiene en nuestras vidas y su importante aportación a la mejora y el desarrollo de nuestra sociedad.

TRABAJADORAS SILENCIOSAS

Lo que más me sorprende es que no tengan presentes en ese día a los millones de madres, hijas y esposas que de manera silenciosa se entregan en cuerpo y alma a la noble y complicada tarea de atender nuestros hogares, a veces hasta con la posible renuncia de ilusiones y sueños que han tenido que dejar en el camino. ¿Acaso no son estas mujeres trabajadoras y pueden sentirse protagonistas en este día?

Yo no sería nadie y viviría en un caos casi total si no tuviera a mi mujer que se encarga de todo lo concerniente a nuestro día a día. Aunque en mi caso y no tener que trabajar, no me sonrojo si digo que la ayudo en las faenas que me parece justo colaborar.

Yo creo en la mujer y en su capacidad para realizar todo cuanto se proponga, sin necesidad de tener que trabajar en fábrica, despacho, escuela, cuartel o guardería. Lo que nunca estaré de acuerdo es en considerar trabajadora solo a la que huye de la magia sublime de la maternidad como si se tratara de una esclavitud o complejo de inferioridad, la que se provoca el aborto al considerarlo como un signo de libertad y emancipación y las que reniegan de las labores en el hogar y de las atenciones familiares por considerarlas como denigrantes y obsoletas.

Disiento de estos criterios progresistas y feministas que quieren privar a la mujer de su derecho más fundamental, su feminidad, al intentar que se convierta en una copia o remedo del varón. Con lo que demuestran su radicalismo machista y no quieren reconocer algo tan natural y fascinante como el feminismo de la mujer. .

Esta fecha, concretamente, me resulta muy especial y no precisamente porque la mujer trabaje o se duerma a la “bartola”, sino porque es el día en que murió mi padre, hace ya mucho años, aunque no los suficientes para haber podido olvidarle, a pesar de que solo pude disfrutar de su presencia y cariño cuatro años y unos meses.

Y también me acuerdo de manera especial de mi madre, una mujer trabajadora a tope, pues se tuvo que hacer cargo de cinco hijos pequeños y hacer de madre y padre a un tiempo. Alternancia y quehaceres que realizó con sobresalientes resultados. Ambos, en esta fecha, ocupan mi agradecimiento y cariñoso recuerdo.