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Trabajos “fáciles” para seres desesperados

Félix Arbolí [colaboraciones].-

En tiempos de crisis suelen incrementarse los timos y falsos trabajos que se ofrecen en los diversos medios de comunicación y en Internet, previa entrega de una cantidad o una llamada telefónica a números que empiezan por el fatídico “ochocientos” y algún “novecientos”, que aumentan la facturación en cantidades por encima de las habituales. Es decir vas por lana y sales trasquilado.

El incauto que está pasando las de “Caín” y con perspectivas nada halagüeñas, se aferra a cualquier detalle, circunstancia o promesa que pueda surgirle para intentar salvarse de esa caída al abismo de la desesperación. Aunque ignoro el por qué utilizamos a ese “malvado” personaje bíblico, ya que no sabemos cómo vivió después de su expulsión del paraíso. Lo que podemos asegurar es que en el mundo actual, donde no hay árboles prohibidos, los “caínes” que nos encontramos son los que mejor viven.

La falta de alicientes y la imposibilidad de solucionar los problemas que a diario nos atosigan, nos hacen excesivamente crédulos y confiar en que todo pueda cambiar mediante ese milagroso y a simple vista nada problemático anuncio. Acuciados por la necesidad, no dudamos en atender el desembolso que se nos pide, aunque en las actuales circunstancias nos suponga un durísimo sacrificio. La promesa de percibir unos ingresos sin movernos de casa, nos hacen aceptar sin dudarlo esa ilógica oferta. Es el ardid en el que se basa el pícaro y estafador de turno para convencer a su infortunada víctima.

El hambre y la desesperación son malas consejeras para hacernos ver la argucia y falsedad de un trabajo que, sin esos alicientes, nos olería a estafa sin necesidad de leer más allá de su sugestivo titular".


Pero ya lo dice el refrán, el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces contra la misma piedra y en periodos críticos sus tropiezos son incontables, ya que vive desorientado y ofuscado entre tantas zancadillas y empellones que le salen al camino y son presas fáciles para buitres y carroñeros.

Es raro no encontrarme en Internet, cuando abro mi correo, este tipo de gentuza que te ofrecen trabajos fáciles de desempeñar, aunque yo no los haya pedido, mediante una pequeña aportación económica, que me será triplicada en el primer mes o de especificarles con todo detalle mis datos personales, número del móvil, de entidades bancarias y creo que si hubiera seguido alguna vez sus instrucciones, hasta el número que calzo, hora y con quién me acuesto y hasta la intimidad de mis pensamientos. Es decir todos los datos precisos para tenerme bajo su absoluto dominio.

SUGESTIVOS PREMIOS…FALSOS

En una cadena televisiva han comentado las numerosas denuncias que unas mujeres han realizado contra una pareja, creo, que anunciaba uno de estos chollos, aunque para conseguirlo debían hacer una llamada a un 805, de forma que en lugar del trabajo ofrecido se encontraban facturas telefónicas realmente escandalosas. El asunto fue denunciado a la Guardia Civil y la autora o autores están ya a buen recaudo. Lo que no está claro es la recuperación de ese dinero con tan malas artes conseguido.

¿No hay formula o norma oficial y eficaz que investigue antes de que el asunto vaya a mayor, este tipo de ofertas laborales? Creo que esta estafa se podría solucionar si obligan a las empresas telefónicas que cuando se les presenten clientes con este tipo de ofertas lo comuniquen a la policía para evitar el posible fraude. En cierto aspecto, si es a través de los servicios telefónicos como se realizan estas fraudulentas llamadas. Opino que de alguna manera se podría considerar involucrada la empresa de telefonía.

La crisis también está generando que se formulen continuas peticiones para optar a un sugestivo premio en metálico, sin otro requisito que marcar un número determinado y estar unos minutos de charla, que es donde está el quid del negocio o a través de una palabra clave si se hace con el móvil, para luego anunciar que el elegido ha sido Pepe Martín de La Coruña.

Ni siquiera indican el segundo apellido y cuando conectan alguna vez con el “afortunado”, éste da la impresión de que le están dando una mala noticia en lugar de un premio en metálico. Sin mostrar el menor entusiasmo ante el aviso. Todos los días y a todas horas. Me enerva que en los tiempos que corren se abuse de las necesidades del prójimo, para sacarle lo que les queda para llegar a final de mes.

Y no tengo en mente a nadie en particular, pero sí que son llamadas con abusivas sobrecargas en su facturación. Dicen que en el país de los ciegos el tuerto es rey, pero el nuestro ha estado cojo y fastidiado de un brazo, pero nunca tuerto.

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