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La joven ancianidad de los ochenta

Félix Arbolí [colaboraciones].-

He de confesar de antemano que no confĂ­o en las encuestas y estadĂ­sticas que a diario nos abruman. Sean de la Ă­ndole que sean. En los años cincuenta, reciĂ©n llegado a Madrid, realicĂ© una que me abriĂł las puertas en el diario “Pueblo” y estuvo publicándose durante varios dĂ­as. (FOTOS: FĂ©lix ArbolĂ­ en Sancti Petri; portada de uno de sus libros y con los polĂ­ticos que asistieron al traslado de los restos de GarcĂ­a GutiĂ©rrez a un panteĂłn de escritores ilustres, al lado de Espronceda).

Fue mi primera intervenciĂłn en la prensa madrileña y tuvo tal Ă©xito, para mĂ­ inesperado, que me entrevistaron hasta en “Radio Nacional” y el acadĂ©mico Federico GarcĂ­a SanchĂ­z  me dedicĂł su columna en “La Vanguardia”, el diario catalán que entonces se publicaba en castellano.

Hoy no hubiese podido entender los elogios que me dedicaba, ni creo que Ă©l utilizarĂ­a esta forma de expresarse. Yo creĂ­a que habĂ­a puesto “la pica en Flandes” y que desde entonces toda iba a ser color de rosa y me di cuenta rápido que solo era el principio de una lucha feroz y sin treguas para no llegar a ningĂşn sitio. Como pasa a esa mayorĂ­a que ha de conformarse con ocupar la segunda fila y soportar que las plumas y adornos del sombrero de la dama que tiene delante, señora, amante o amiga del influyente, le deje ver algo.

Me sorprende y no comprendo la finalidad de que proliferen estas consultas para darnos a conocer que se han fijado en los ochenta años, la edad lĂ­mite de la vida del hombre y que pasado este tiempo, nuestra existencia es como generosa propina de la Divinidad o el Destino. Visto lo cual, a partir del prĂłximo dĂ­a 13, en que me convertirĂ© en octogenario, vivirĂ© de milagro, contando los dĂ­as de  prĂłrroga como una gracia especial.

No sĂ© si a partir de esa fecha deberĂ­a empezar a preparar sin la menor dilaciĂłn el “pijama de pino o de roble”, ignoro la clase de madera que se utilice, aunque espero que sea la menos costosa pues está destinada a arder en el fuego, no eterno precisamente, al finalizar los presurosos rezos del cura de turno y el Ave MarĂ­a de Schubert que, han seleccionado para despedir a los difuntos por estos lares castellanos .

No es bueno obsesionarse con el estado de nuestras pilas, sino pensar que son como las del “conejito” con cuerda suficiente para aburrir al santo Job. La mujer, siempre superior al hombre, puede vivir sin alcanzar ese lĂ­mite seis añazos más.  A los que estamos a punto de llegar a la “lĂ­nea roja” de la que hablaba el inolvidable Delibes, estos seis años de diferencia suponen la ocasiĂłn de poder seguir teniendo un montĂłn de oportunidades, alicientes e ilusiones. 

VACĂŤO MENTAL

A esta edad nos fijamos en detalles que hasta entonces pasaban inadvertidos y ahora cobran una importancia fuera de lo normal: el espectáculo incomparable de la maravillosa salida del sol al amanecer y la inquietante y fascinante visiĂłn de la  oscura bĂłveda nocturna iluminada por miles de estrellas, adonde a veces pensamos que se halla nuestro prĂłximo destino, aunque fuera de ese romántico escenario, lo ignoremos.

Son momentos impactantes que han pasado por nuestra vida sin apenas advertirlos y ahora nos hacen reflexionar sobre lo divino y lo humano, lo superfluo e importante y lo perdurable y efímero. Descubrimos quizá algo tarde, los mágicos instantes que hemos vivido sin haberlos sabido valorar en toda su dimensión, pero que aún podríamos recuperar si pensamos en positivo y dejamos en el baúl de los objetos perdidos el pesimismo y esa añoranza sobre el pasado que nos impide gozar del presente y no pensar en el futuro.

A mi edad sigo teniendo los mismos impulsos, deseos, cabreos y alegrías que cuando estrené pantalones largos y me afeité alborozado ante el espejo esas pelusas que por primera vez aparecían bajo la nariz. No piensen que este cumpleaños me va a convertir en una especie de fantasma que pasea sus cadenas de recuerdos entre soliloquios y nostalgias. Nada de eso. La vejez no existe en el individuo, sino en los que se empeñan en limitar sus movimientos y matar sus sueños.

Más que un estado fĂ­sico es un vacĂ­o mental. Se tengan los años que se tengan, la vida está llena de alicientes y empeños y mientras se sienta el influjo y la atracciĂłn hacia la belleza, se tenga la mente lĂşcida y en constante funcionamiento y no hayamos  perdido la capacidad de amar y sentirse amado, los años no  podrán doblegarnos ni vencernos.

BATALLITAS

Yo soy la misma persona de siempre y siento las mismas pasiones, necesidades y deseos con las lógicas reservas físicas, que no emocionales. Pero me duelen las heridas que me causan y las indiferencias que advierto en mi entorno, por parte de los que creen que los años matan los sentimientos y adormecen la sensibilidad.

No me resigno a que cuando dan las noticias o sucesos antepongan la palabra anciano al hablar de un hombre de mi edad. Comprendo que es lo coherente, pero no me quiero dar por aludido. Hay algo en mi interior que se subleva y protesta contra lo que creo insulto y falacia. Lo considero un término despectivo que se han inventado para justificar el abandono y alejamiento por egoísmo y comodidad de ese padre o abuelo que al parecer ya estorba o no es testigo apetecido de nuestras actividades cotidianas.

Me enerva que un hijo se encare con su padre o madre porque dice que está harto de oĂ­rle contar sus “batallitas” y no se acuerda de las muchas y difĂ­ciles batallas que tuvieron que librar sus padres para protegerlo y aliviar sus enfermedades y fracasos y estar a su lado en todo momento durante su infancia y madurez, porque ser padre es una condiciĂłn que solo acaba con la muerte.

Aunque la edad no perdona, yo creo que la vejez empieza cuando uno se cansa de amar. Cuando se hacen  odiosas y perjudiciales comparaciones o se vive más en el pasado que en el presente. Hay viejos de veinte años y jĂłvenes de ochenta. No es perogrullada. Todo debe tener su lado bueno y malo y depende de nuestra propia decisiĂłn saber elegir la opciĂłn más adecuada para seguir adelante sin desaliento.

Si eres capaz de fascinarte y disfrutar con las muchas maravillas que te ofrece la vida en cada instante, tu vejez se halla lejana, aunque te cueste más trabajo subir esa cuesta que antes hacía a la carrera, apretar el paso para que no se te escape el autobús o recoger ese papel que se te ha caído de las manos.

LA ETERNA JUVENTUD

El secreto de la eterna juventud no está en manos del cirujano ni en el sobeo del masajista, sino en tener los sentidos siempre dispuestos a no perderte detalles de todo cuanto te rodea y te apetece, sin preocuparte de las incomprensiones y necios prejuicios.

Debes aceptar de buen grado, sin inmutarte, que las hojas del calendario sigan su marcha y pensar que la cuenta atrás no ha empezado todavía. Este es mi lema y me va de maravilla. Lo curioso y sorprendente es que el próximo día trece cumpliré los ochenta y no pierdo las esperanzas de ver solucionada la crisis, casados a mis tres nietos y conocer que se hacen viajes turísticos a la Luna, que no deseo experimentar como pasajero.

Mi nacimiento no fue un gran acontecimiento, ya que cuatro meses antes  habĂ­a fallecido a los seis años mi hermana Amalia, una niña preciosa y querida, a la que sĂłlo pude conocer en fotos. Mi llegada a este mundo fue en pleno luto y dolor familiar y mi bautizo no tuvo la celebraciĂłn del de mis hermanos. Hasta en la elecciĂłn de padrino, que fue mi hermano el mayor de once años, para cubrir el trámite.

He de aclarar que tuve el mejor padrino que pude ambicionar. AĂşn siento la pĂ©rdida de ese hermano, padrino y casi padre adoptivo. Su muerte fue como una segunda orfandad, aunque ya estaba casado y era padre de familia. Es el hombre por el que más he llorado en toda mi vida. Me quiso como a un hijo y yo a Ă©l como al mejor de los padres. 

El hecho de nacer en pleno duelo, como el intruso que llega en el momento más inoportuno, me marcĂł bastante. Las huellas y heridas de la infancia son las más profundas y difĂ­ciles de cicatrizar. Pienso, sin embargo, que hay que espantar los malos augurios, pasar sin detenernos ante los obstáculos que nos salgan al camino y disfrutar al máximo, llenos de fe, de amor y de esperanzas del tiempo que aĂşn nos queda, que puede ser muy fructĂ­fero y duradero.                  

3 comentarios:

  1. Pues que los ochenta no sean los Ăşltimos que cumpla y podamos seguir disfrutando de sus articulos mucho tiempo mas.

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  2. Felix, Felix en tu dia.
    AmigĂĽito que Dios te bendiga.
    Que reine la paz en tu dia.
    Que la muerte es la suerte
    con una letra cambiada.
    Que sigas amarrandote los cordones
    aunque no utices gomas
    espero que bien funciones
    aunque tu vida sea sagrada.
    Y que cumplas muchos más.

    VIVA ESPAÑA VIVA EL REY VIA EL ORDEN Y LA LEY
    Pim pam toma lacasitos
    Cierra España

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  3. soy el gato feliz
    el unico gato
    el unico gato
    que te hara feliz
    que hara soñar
    que te hara reir
    ese es feliz
    el gato felĂ­Ă­Ă­Ă­z

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