Antonio Ríos, presidente de la Asociación de Parados, niega las acusaciones de algunos de los socios contra él
Antonio Ríos, presidente de la Asociación de Parados de Chiclana ha respondido a la denuncia presentada por un grupo de asociados en el juzgado de Chiclana contra él, en la que hacen numerosas acusaciones a su forma de actuar al frente de la asociación. (FOTOS: Miembros de los dos bandos cuando empezaba la asociación y los que han denunciado a Ríos en el juzgado).
Comenta Antonio Ríos que quiere denunciar lo que está ocurriendo en la Asociacion de Parados: “Dice Miguel Montero y los suyos que tan solo 39 de todos los socios pueden votar. ¿No es extraño que de estos supuestos 39, 23 sean de los suyos? ¿Por no estar al día de las cuotas, que es por mi culpa, firmar un documento donde dice eso bien?”.
“Que se haya demostrado –agrega Ríos-, no hay ninguna ley que quite el derecho al voto y si la directiva hace este acuerdo, aunque este firmado por mi persona, los socios tienen todo el derecho a revocarlo según el artículo 8 de los estatutos, pues los acuerdos los deben tomar la asamblea general”.
Dice también que “todo lo que han hecho está lleno de anomalías”. El día 27 de septiembre pusieron un presidente de mesa: “Cuando se acaba la mesa se supone que a este señor se le acaba la presidencia, pues como dice su propio nombre, es presidente de mesa, pero este señor se levanta diciendo que él es el presidente de la asociación y que como tal exige las llaves de la asociación”.
Dicha asamblea fue suspendida. “No dándole yo las llaves a este señor, Antonio López Ariza se dirige a la sede y rompe las cerraduras colocando unas nuevas ocasionando un gasto innecesario, gasto que yo no autorizo según letra B del artículo 21, pero esto a ellos les da igual, ocasionando que me gane una bronca por parte del Ayuntamiento, pues me dicen que yo soy el único responsable de dicho inmueble y que para romper o cambiar la cerraduras necesita un permiso del mismo Ayuntamiento”.
A continuación “presento al secretario un escrito para celebrar una asamblea, donde pido el cese y expulsión de estos señores por causar daños a la asociación e ir contra los estatutos. Este secretario no hace caso y una vez a leída mi solicitud, este señor dice que no le da curso por que el no quiere. El articulo 20 letras B, C y D le resbalan a este señor”.
QUE SE VAYAN
Esta asamblea fue celebrada. En ella se expulsan a varios miembros y se exponen los motivos: “El secretario celebra otra asamblea una semana más tarde sin habérmela comunicado ni a mí ni a la directiva, cree que puede realizar lo que a él le de la gana y en dicha asamblea solo hubo miembros de la parte contraria a la mía. En estas elecciones tiene derecho al voto todo el mundo, incluso los que han sido expulsados”.
También votan socios “que nunca han ido o aparecido por la asociación, cómo la señora de Ariza o su nieto, el hijo de Miguel Montero, la mujer de Daniel Montero, el cuñado de Miguel Montero y un par de amigos de Miguel que nadie conoce como socios”.
“Se me acusa de llevarme el internet, cosa que es cierta –añade Ríos-, pero es que el internet es mío. Se me acusa de cobrar teléfono, pues claro, mi teléfono particular es el que tiene la asociación, pero Miguel Montero también lo cobra y nadie dice nada, porque lo hace a escondidas”.
También se le acusa de dar trabajo a su hermano. Se defiende: “¿Habéis contado cuántos son ellos? Mi hermano sólo es un socio más y muy necesitado. El tesorero cae enfermo, espero se recupere pronto, al faltar un miembro en la directiva es el presidente quien decide a quién se poner en su lugar. Luego será aceptado en una asamblea”.
Asegura Ríos que “ellos, por su propia ley, igual que suplantaron mi puesto, cambian de tesorero. ¿A quién ponen? A Miguel Montero, un señor que ha sido expulsado, sí. Todas estas irregularidades se han cometido. ¿Cómo es posible que se proclame presidente? ¿Acaso se creen que esto es como los romanos?, que se autoproclamaban César?”.
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