El cuarto poder

Cuando los colonos americanos, allá por 1779, decidieron emanciparse del despĂłtico gobierno de los británicos, que abusaba continuamente de sus colonias a travĂ©s de subidas injustificadas de impuestos sin dar ninguna contrapartida cĂvica o participativa a sus colonos, definieron la polĂtica como una separaciĂłn de poderes necesaria.
Estaba fundamentada en los principios de la IlustraciĂłn, por los cuales resultaba absolutamente necesario crear compartimentos estancos entre el poder ejecutivo, o gobierno, el poder legislativo o conjunto de representantes elegidos por el pueblo, cuya funciĂłn es plantear y aprobar leyes, y el judicial, que a travĂ©s de jueces y magistrados debe velar por el cumplimiento de las leyes, aplicando castigos y penas para todos aquellos que no respeten la ley. Y la soberanĂa del paĂs pasaba a residir en el pueblo.
Sobre el papel, el esquema era perfecto. Grupo reducido de polĂticos que gobernasen, otro mayor en el que estuviesen representadas todas las sensibilidades polĂticas que alcancen un mĂnimo de apoyo popular a travĂ©s de los votos obtenidos en elecciones libres, y un grupo no menos numeroso de jueces y magistrados que impartiesen justicia por igual en cualquier parte del paĂs.
Una vez conseguida la independencia de la Gran Bretaña, e inmunizados para siempre de la monarquĂa, surgiĂł un Estado Federal, con presidente a la cabeza, que intentaba asociar de manera permanente, bajo una misma bandera, las diferentes sensibilidades representadas, de una parte, por los estado industriales del norte y de otra, por los estados agrĂcolas y esclavistas del sur.

Este esquema, basado en el voto de la ciudadanĂa, con diferentes etapas en su desarrollo, volviĂł a reproducirse tras la RevoluciĂłn Francesa y, hasta la fecha, es el mejor sistema de gobierno que conocemos.
Desgraciadamente, la realidad pronto deformĂł ese planteamiento profundamente idealista; el ejecutivo se dedicĂł bien pronto a gobernar sin tener demasiado en cuenta a su electorado, los diputados y diputadas pronto se dieron cuenta de lo fácil que resultaba vivir de la polĂtica y desde entonces se afanaron más en perpetuarse en sus cargos que en diseñar y aprobar leyes justas.
AUGE DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Y los jueces se vieron abocados a procesos complicadĂsimos, eternos en el tiempo, amañados la mayorĂa de las veces gracias a todo tipo de triquiñuelas legales, que acababan con pocas condenas para los poderosos, penas muy severas para los dĂ©biles, y que se distanciaban del sentido que tiene la ciudadanĂa sobre la justicia.
Con la llegada del siglo XX, en plena expansiĂłn de la economĂa mundial, se produce un auge sin precedentes de los medios de comunicaciĂłn que, al no estar sometidos a la censura, informan al pueblo de lo que está pasando y lo ponen en guardia sobre los malos usos del poder.

Y es ahĂ donde la ciudadanĂa, que hasta ahora sĂłlo se veĂa abocada a votar cada cierto nĂşmero de años, cambia radicalmente su papel pasivo, porque lee, discute, se informa y se crea una opiniĂłn que le servirá a la hora de tomar su propia decisiĂłn ante una elecciĂłn determinada.
Los escándalos son aireados, la corrupciĂłn se desenmascara, los chanchullos salen a la luz, y el pueblo, indignado, toma partido ante los diferentes acontecimientos. Tal será la fuerza de los medios de comunicaciĂłn que se les pasará a llamar el Cuarto Poder. Desde entonces, los polĂticos en general tratarán de comprar, manejar, o simplemente borrar del mapa a cuantos medios de comunicaciĂłn les sean adversos.
Incluso se producen perversiones en la informaciĂłn tales como la sostenida y puesta en práctica por Göebels, el ministro de propaganda nazi de Hitler, quien defendĂa a boca llena que “una mentira repetida mil veces acaba convirtiĂ©ndose en verdad”.
INFORMACIÓN EN LOS MEDIOS PÚBLICOS
El deterioro de la informaciĂłn en los medios pĂşblicos de nuestro paĂs en el Ăşltimo año, lĂ©ase TVE y RNE, demuestra fehacientemente cĂłmo puede ser manipulada la informaciĂłn y convertirse, de algo honesto, veraz y creĂble hasta ahora, en un permanente mitin propagandĂstico para el partido en el gobierno.
Partido al que se le permitió, no lo olvidemos, difamar diaria y permanentemente al anterior gobierno durante siete años, lo que sin duda le ayudó a ganar las pasadas elecciones con un falso programa de gobierno del cual no ha respetado ni uno solo de sus puntos, tras tan sólo un año. Con ello, consiguieron el poder tras engañar a quienes se creyeron sus mentiras.

Afortunadamente, las hemerotecas y los archivos de imágenes están ahĂ, y sĂłlo hace falta comparar lo que decĂan todos estos polĂticos hace año y medio con lo que dicen ahora. Y subrayo, para que quede claro: todos. Es para sonrojarse de vergĂĽenza. Y si quieren una prueba más palpable, dediquen una noche a ver las noticias de la Sexta, y a continuaciĂłn, vean las de TelevisiĂłn Española. Les parecerá que les cuentan las noticias de dos paĂses diferentes.
La televisiĂłn pĂşblica es de todos, no del partido en el gobierno. No es un instrumento de propaganda más, debe ser un vehĂculo de informaciĂłn veraz y contrastada.
Constituye un pilar esencial dentro de ese Cuarto Poder que, a su vez, ha pasado a ser imprescindible para el buen funcionamiento de la democracia, que ha logrado acabar con guerras, como la de Vietnam, que ha hecho caer a presidentes de gobierno corruptos, y que nos ha mostrado, dĂa a dĂa, hasta dĂłnde pueden llegar el horror y la barbarie perpetrados por la especie humana.
Luchemos con todas nuestras fuerzas para que ese Cuarto Poder recupere su dignidad perdida y no desaparezca en manos de una pandilla de advenedizos.
"el ejecutivo se dedicĂł bien pronto a gobernar sin tener demasiado en cuenta a su electorado".
ResponderEliminarMe gusta en especial esa frase; sobre todo porque refleja lo que en su dĂa hiocsteis desde la FederaciĂłn Chiclana Este, sin la autorizaciĂłn de los vecinos y por supuesto sin la necesaria representatividad.
Sigue scribiendo que no lo haces mal; aunque algunas veces hayas manipulado la verdad con suposiciones, indirectas o insinuaciones; eso sĂ, ... con el ánimo de colaborar. Ja, ja.
Este artĂculo se lo puedes dedicar tambiĂ©n a tu partido el Psoe, que ha incumplido todo lo prometido, con Felipe (crearĂ© 800.000 puestos de trabajo y dejĂł el paĂs con 2 millones de parados; OTAN, DE ENTRADA NO y luego SI, llegando incluso a poner a su máximo crĂtico, Solana, al frente de ella) y ZParo, que por ser reciente no hace falta recordar todos sus incumplimientos y su cerrazĂłn a que no habĂa crisis en España y nacĂan brotes verdes.
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