La trágica muerte de una ilusión
Félix Arbolí [colaboraciones].-
La noche de Reyes es la más dichosa y entrañable de nuestra infancia. Reúne la candidez inapreciable de la inocencia, el amor hacia nuestros hijos a los que procuramos convertir sus sueños en maravillosos despertares y la magia inigualable de verlos sonreír dichosos aunque recortes y crisis nos hayan obligado a tener que sacrificar algunas necesidades.
Es la noche más bonita que recordamos no sólo en los años que fuimos privilegiados receptores de tantas ilusiones empaquetadas, sino en los que ayudamos a sus Majestades de Oriente a colmar con creces y sin escatimar esfuerzos las peticiones de nuestros hijos, a veces exageradas, pero siempre atendidas.
Los que hemos dejado atrás esas inolvidables noches de magia celestial y alegría terrena, revivimos hoy en nuestros hijos o nietos, esos inigualables momentos que solo desaparecen cuando ese “amigo de turno”, con muy malas ideas nos descubre el secreto más celosamente guardado de nuestros primeros años.
Es la noche de los niños, en la que participan y disfrutan casi o más que ellos los padres, abuelos y familiares mayores. El día de la ilusión elevada al máximo. Yo gozo aún con las maravillosas emociones y acumulados nervios de mi nieta Marta, a sus siete años de vida privilegiada, querida y feliz.
Aún creo en la influencia y el benéfico poder de lesos Reyes de Oriente, -ya que los monarcas de occidente no tienen nada bueno que ofrecernos-, para que tras estas encadenadas fiestas llenas de encanto y buenas vibraciones, hagan que nuestros políticos se decidan en este nuevo año a rectificar medidas y normas y marquen un punto final a tanto agobio, desolación y desgracia.
Me entero del terrible y mortal accidente ocurrido durante la Cabalgata de Reyes en Málaga. No hay palabras para poder describir tan terrible suceso, ni mitigar el dolor tan tremendo, imposible de imaginar a los que no lo hemos sufrido, de unos padres que han sido tan cruelmente castigados en una noche tan cargada de alegrías infantiles.
CUANDO UN NIÑO MUERE NACE UN ÁNGEL
Ignoro cómo se llamaba ese ángel que buscaba en ese fatídico y fantástico “caramelo celestial” el sabor y dulzura de una magia tantas noches soñadas y esperadas. Los ángeles no tienen nombres, ni tampoco lo necesitan. Son sencillamente ángeles, criaturas privilegiadas por el Divino Hacedor que elige a los más queridos para compartir ese idílico lugar donde viven los mejores.
El pequeño, dichosa e impulsiva inocencia, quiso acercarse tanto a la caravana real y estar más cerca de sus amadas Majestades, que sin darse cuenta se elevo hacia las estrellas y se convirtió en el lucero más bello y luminoso de esa noche prodigiosa. Dicen que cuando muere un niño, nace allá en las alturas un ángel. Me gustaría creerlo y sería muy bonito ese destino final para tan terrible fatalidad.
Aunque no sé si esto podrá aliviar el infierno que estarán viviendo sus padres y familiares y más cuando al regresar a casa vean los juguetes que los Magos le tenían preparados. ¡Yo no sé si podría soportar esa amargura y en una noche tan especial! Creo que si no me fallara el corazón ante tan enorme angustia, me fallarían los estímulos para seguir viviendo sin entregarme a la locura como única terapia posible.
No comprendo como en una noche preparada exclusivamente para que ellos se sientan felices y dichosos, puede ocurrir una desgracia de esta índole tan enorme e irreversible, sin posible rectificación.
Como padre y abuelo me siento abrumado ante una noticia tan espantosa, y decepcionado al ver que una noche que debe ser la más dichosa y maravillosa para nuestros niños se haya podido convertir en la de un duelo y llanto incontenibles.
Me uno al terrible dolor que debe estar pasando esta familia y le pido a Dios, que les dé la paz, la serenidad y la resignación necesaria para soportar tan dolorosa pérdida, aunque me parece algo imposible en tan duros momentos.
La noche de Reyes es la más dichosa y entrañable de nuestra infancia. Reúne la candidez inapreciable de la inocencia, el amor hacia nuestros hijos a los que procuramos convertir sus sueños en maravillosos despertares y la magia inigualable de verlos sonreír dichosos aunque recortes y crisis nos hayan obligado a tener que sacrificar algunas necesidades.
Es la noche más bonita que recordamos no sólo en los años que fuimos privilegiados receptores de tantas ilusiones empaquetadas, sino en los que ayudamos a sus Majestades de Oriente a colmar con creces y sin escatimar esfuerzos las peticiones de nuestros hijos, a veces exageradas, pero siempre atendidas.
Es la noche de los niños, en la que participan y disfrutan casi o más que ellos los padres, abuelos y familiares mayores. El día de la ilusión elevada al máximo. Yo gozo aún con las maravillosas emociones y acumulados nervios de mi nieta Marta, a sus siete años de vida privilegiada, querida y feliz.
Aún creo en la influencia y el benéfico poder de lesos Reyes de Oriente, -ya que los monarcas de occidente no tienen nada bueno que ofrecernos-, para que tras estas encadenadas fiestas llenas de encanto y buenas vibraciones, hagan que nuestros políticos se decidan en este nuevo año a rectificar medidas y normas y marquen un punto final a tanto agobio, desolación y desgracia.
Me entero del terrible y mortal accidente ocurrido durante la Cabalgata de Reyes en Málaga. No hay palabras para poder describir tan terrible suceso, ni mitigar el dolor tan tremendo, imposible de imaginar a los que no lo hemos sufrido, de unos padres que han sido tan cruelmente castigados en una noche tan cargada de alegrías infantiles.
CUANDO UN NIÑO MUERE NACE UN ÁNGEL
Ignoro cómo se llamaba ese ángel que buscaba en ese fatídico y fantástico “caramelo celestial” el sabor y dulzura de una magia tantas noches soñadas y esperadas. Los ángeles no tienen nombres, ni tampoco lo necesitan. Son sencillamente ángeles, criaturas privilegiadas por el Divino Hacedor que elige a los más queridos para compartir ese idílico lugar donde viven los mejores.
El pequeño, dichosa e impulsiva inocencia, quiso acercarse tanto a la caravana real y estar más cerca de sus amadas Majestades, que sin darse cuenta se elevo hacia las estrellas y se convirtió en el lucero más bello y luminoso de esa noche prodigiosa. Dicen que cuando muere un niño, nace allá en las alturas un ángel. Me gustaría creerlo y sería muy bonito ese destino final para tan terrible fatalidad.
Aunque no sé si esto podrá aliviar el infierno que estarán viviendo sus padres y familiares y más cuando al regresar a casa vean los juguetes que los Magos le tenían preparados. ¡Yo no sé si podría soportar esa amargura y en una noche tan especial! Creo que si no me fallara el corazón ante tan enorme angustia, me fallarían los estímulos para seguir viviendo sin entregarme a la locura como única terapia posible.
Como padre y abuelo me siento abrumado ante una noticia tan espantosa, y decepcionado al ver que una noche que debe ser la más dichosa y maravillosa para nuestros niños se haya podido convertir en la de un duelo y llanto incontenibles.
Me uno al terrible dolor que debe estar pasando esta familia y le pido a Dios, que les dé la paz, la serenidad y la resignación necesaria para soportar tan dolorosa pérdida, aunque me parece algo imposible en tan duros momentos.
Me gustaría que en vez de chorradas de ángeles hubiera incidido sobre las medidas de seguridad que tienen que rodear a vehículos pesados moviéndose entre masas de niños. Esto sí podría evitar otra muerte inútil. La fantasía de los ángeles sólo conforma y adormece conciencias.
ResponderEliminarCuando una persona tiene amigos imaginarios se le llama locura. Cuando muchas personas lo tienen, se le llama religión.
Lo que para usted son chorradas, para mi es sensibiilidad. Cada uno escribe y expresa la tragedia a su manera, según sus sentimientos y creencias. A mi que a usted no le guste la parte emotiva y cristiana de enfocar un suceso horroroso,me da exactamente igual. O es que yo debo liomitar mis expresiones, sentimientos y maneras de describir la tragedia segun sus criterui ha de ser obligatorio. Por lo que veo son bastantes intolerantes y duros de comprender mi estilo de enfocar las cosas de esta vida en mi propia tierra. Hay muchas cosas que no me gustan de los demás y mi postura es no leerla o pasar de comentarla, pero no atacar y llamar chorrada a lo que es un sentimiento y un dolor ante una tragedia que a todos nos conmuieve y deseo quiterle crueldad al asunto. Lo de las medidas de seguridad, por descontado y también el que se pueda acercar tanto adonde no debía y noi por eso hay que echarle la culpa a los familiares y personas del entorno que me figuro no querrían que les pasara antes a ellos que al niño. Lo de los ángeles y demás, que a usted le parecen chorradas, a mi me parece una especie de manera más suave y sentimental, un intento de consuelo y paliar la crueldad de la noticia tan espantosa, que otra cosa. De todas formas buscar sensibilidad, lirismo y algo de delicadeza literaria para narrar un hecho tanb dramático, no me parece mala medida. En fín que a usted no le ha gustado mi manera de expresarme, lo cual respeto y acepto, al igual que a mi no me gustan su manera insultante y de buscar culpables donde no los hay, pues los críosw son imprevisibnles en sus movimientos e impulsos y no hay que cargar las tintas sobre nadie, cuando la única culpable ha sido una gran fatalidad. Las cabalgatas de Reyes van así por todos los pueblos de España y afortunadamente, no atropellan a los niños, dsalvo en este triste caso, pues se extreman los cuidadops con ellos. Un saludo y menos intolerancia al que expone sus ideas de una manera distinta a como posiblemente las expondría usted.
ResponderEliminarEfectivamente tiene derecho a expresarse como le parezca y este medio de publicarselo.
ResponderEliminarPero... sus formas sobran hace tiempo.
Las personas son todas respetables. Las ideas, en cambio, las hay respetables y absurdas.
ResponderEliminarNo se enfade porque comenten sus artículos, así se enriquecen con distintas opiniones.
Las medidas de seguridad son siempre buenas hasta que sucede una cosa como esta. Y si ponen vallas en todo el recorrido pasará también porque un niño se puede escapar de sus padres y salir a por un caramelo, entonces pondremos muros y el niño se caerá l intentar subirse a él para ver de cerca a los reyes,por lo que finalmente o quitamos las cabalgatas o las damos por televisión y de forma virtual.
ResponderEliminarLa culpa es de los padres, por no estar pendientes del niño.
ResponderEliminarEl numero 1 esta siempre esperando cualquier noticia para cargar contra la religion.Si el sr.Arboli se expresa asi pues bien,esa es su opinion y ya esta pero tu pasas al insulto llamando chorrada a la opinion de otro.Segun tu regla a mi tu opinion me parece una mierda.AHHH y me tienes que respetar porque tu quieres que se repete la tuya.
ResponderEliminarY para que no suceda nada no es mejor una cabalgata sin caramelos sin balones o sea sin nada?.Iba a ir tarran a verla
¡huí huí huí!, tranquilo Sr. Arbolí, que estos son los del “pañolito palestino”, ¡venga, a cerrar iglesias y levantar mezquitas!, ya veréis en un decalustro en que se estáis metiendo.
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ResponderEliminarDespues de leer el articulo de Felix expresado con tanta ternura como sentimiento yo que soy padre,no me queda mas remedio que decirle al numero 1 que es usted una escoria de la sociedad.Alguien que no es capaz de tener el mas minimo de sensibilidad y pasar al brutal ataque porque haya mencianado a los angeles,solo merece mi anterior calificativo.
ResponderEliminarHola amigütios, que pasó, este tema es sagrado y aqui algun malnacido critica a la persona que se moja en un tema tan delicado como este, hay que agradecerselo y sino se esta deacuerdo mejor se calla uno y punto no hay mas que decir sobre todo al primero que mezcla las cosas segun le interesa al colega, VENGA YA. El Felix, se puede estar o no con lo que escriba pero en este caso vuelvo a decir que es sagrado y el lo hace de seguro de corazon asi que mejor callarse, mamonazo.
ResponderEliminarVIVA ESPAÑA VIVA EL REY VIVA EL ORDEN Y LA LEY
Pim pam toma locura
Cierra España
no critiques al 1 que eres tu mismo....ya no cuela
ResponderEliminarángeles del cielo, cuánto apreciamos una vida tan insignifacante, y qué grande es el miedo que nos empuja aferrarnos a lo que conocemos y acabamos queriendo por poco que nos parezca.Angeles del cielo
ResponderEliminardemaciá poca cosas pasan
ResponderEliminardepues abre uno un negocio y te miran con lupa hasta er pape higienico
y ningun politico tiene la curpa ni son responsables nunca de nada.
pobre familia
que dolor y que miedo
mardita sea la mala hora
Hola amiGüito 12, no juego con este tipo de cosas y no me gustan mezclarlas, si estas dolorido por algo que dije de ti o tus amos lo siento pero esta no es la noticia. Un beso para ti y los tuyos que de seguro estais faltos de cariño, segun veo o ya veremos cuando falten los cuatro mil pavos.
ResponderEliminarVIVA ESPAÑA VIVA EL REY VIVA EL ORDEN Y LA LEY
Pim pam toma arquillo del reloj
Cierra la nave de obras