Antieducación
Probablemente el pasado viernes asistimos a uno de los días más bochornosos en la historia de la no ya tan reciente democracia española. Treinta y cinco años después de la promulgación de la Constitución de 1978, consensuada unánimemente por todos los partidos políticos de entonces, se han traspasado todas las líneas rojas en materia de educación.
Las inconcebibles concesiones del ministro Wert a esta rancia Iglesia Católica Española, cuya omnipresencia sufrimos creyentes y no creyentes, al Opus Dei y a las órdenes religiosas en general, han dado al traste con un inexplicable y ni siquiera deseable equilibrio mantenido hasta ahora por todos los gobiernos, tanto de derechas como de izquierdas, sobre el lugar que la enseñanza de la religión católica debía ocupar en nuestros centros públicos.
Creo que esa es la clave de la cuestión: no estamos hablando de centros privados, en los que los patronos de turno pueden diseñar un ideario lógico o absurdo desde el punto de vista personal de cada cual, pero necesariamente asumible y aceptable para todas aquellas familias que decidan poner la educación de sus hijos en sus manos.

Ni estamos hablando de mis creencias o de las de cualquiera, pues cada confesión religiosa debe tener la libertad de adoctrinar a sus fieles en sus principios, eso sí, fuera del horario escolar y, por qué no, cobrando a sus adeptos una módica cantidad por su ministerio si fuese necesario. Estamos hablando de la enseñanza pública de nuestro país, motor indispensable de igualdad social y de oportunidades en el seno de una sociedad laica, tal y como queda refrendado en nuestra Constitución.
Ya tuvimos que soportar un nefasto precedente sobre manipulaciones religiosas en la sombra durante el mandato de Esperanza Aguirre como ministra de Educación, siendo presidente José María Aznar, cuando aquella criatura, fidedigna representante de este neoliberalismo trasnochado que nos invade, decidió cuasi igualar el sueldo del profesorado de religión con el del funcionariado que había accedido a su puesto educativo a través de una oposición, aprobada o no, pues las interinidades se nutren también de los suspensos, según su especialidad y siempre con mejor nota.
FILIGRANA LEGAL
Esta señora, además de aumentar considerablemente el presupuesto que el Estado dedicaba a pagar los sueldos de su ministerio, mantuvo y consagró la potestad de los obispos para cubrir esas plazas.

Una verdadera filigrana legal que los socialistas, los del PSOE, nunca han tenido el valor de eliminar en sus veinticinco años de gobierno, esto es: yo pago los sueldos, señor obispo, pero usted decide libremente quién da clases de religión en nuestros centros públicos, o a quién se le retira el empleo, si usted considera que se distancia peligrosamente de la ortodoxia fundamentalista de la Conferencia Episcopal.
Ahora, con la futura ley Wert, la Religión pasa a ser una asignatura que computa igual que Lengua, Matemáticas o Física. Estamos hablando de la enseñanza de la religión católica, no de una Historia de las Religiones. Si tenemos en cuenta que los contenidos de la materia los fija la Iglesia Católica, no hace falta ser demasiado listos para imaginar la clase de adoctrinamiento sistemático al que será sometido nuestro alumnado.

Además, desaparece paralelamente la asignatura Educación para la Ciudadanía, porque los contenidos esencialmente laicos y plurales de esa materia, que siempre ha sido recomendada por la Unión Europea, chocan frontalmente contra los contenidos de la enseñanza de cualquier religión, sectarios por principio, cuando no ridículos y anacrónicos.
Otras lindezas de la futura ley, como la reaparición de las reválidas, la desaparición de las pruebas de selectividad, o la selección “inducida” del alumnado tras la enseñanza primaria para que dirija sus estudios hacia la formación profesional o el bachillerato, según decida el equipo educativo de cada centro, nos devuelven a conceptos del año 1970, con la ley Villar Palasí, ley progresista para lo que había entonces, pero franquista, no nos olvidemos.
INCERTIDUMBRE
El dictador murió en 1975. Y aunque nos vendan la burra como un salto adelante en la excelencia y en una mejor capacitación del futuro alumnado, lo cierto es que quien tenga dinero llegará a la universidad, y quien no lo tenga se verá relegado a desempeñar probablemente un oficio durante toda su vida porque, aunque esto no es nada denigrante, sus padres, si son de condición humilde, no podrán afrontar los gastos adicionales que el nuevo sistema educativo requiere para acceder en igualdad de posibilidades que los ricos a la universidad.

He practicado y disfrutado de la enseñanza durante cuarenta y un años, nueve en la enseñanza privada y treinta y dos en la pública, con dos oposiciones de por medio. De mi experiencia en la privada, que acabó en el año 1979, prefiero no contarles nada, porque aún hoy me producen náuseas las cosas que vi y que me tocó vivir.
Tras aprobar mi primera oposición en 1979, se abrió ante mí un horizonte de incertidumbres y de oportunidades personales, pero, sobre todo, aspiré una inmensa bocanada de libertad.
Tomé contacto de lleno con la sociedad real, con chicos y chicas conflictivos, con personas con discapacidades físicas y psíquicas, aunque siempre tratadas en pie de igualdad, y con un alumnado excelente desde todo punto de vista.
MONUMENTO A LAS SOTANAS
La escuela pública, lejos del sectarismo de la privada, bullía en proyectos de innovación educativa, en formación del profesorado, en compensación de desigualdades, en posibilidades de realización personal y profesional.
En nuestras clases se han formado muchos hijos e hijas de obreros, pero también de arquitectas, de oficinistas, de banqueros o de doctoras en medicina.

A nadie se le mira el carné, ni la ideología, ni su origen social cuando ingresa en la escuela pública. Ahora se premiará descaradamente a aquellos que comulguen, nunca mejor dicho, con la nefasta ideología de este gobierno incapaz que tanto daño está haciendo a nuestro país.
Espero que en las próximas elecciones generales, esa gran inmensa mayoría de gente de bien que sabe valorar una educación pública laica y de calidad sea capaz de poner con su voto libre y secreto a la iglesia católica en su sitio, mandando a su casa a todos aquellos gobernantes que, tanto en el presente como en el pasado, han abandonado los principios de libertad, igualdad y fraternidad consagrados por la Ilustración, levantando en su lugar un monumento a las sotanas.





¡¡huy, huy, huy!!, ¿tu te crees que si tu tuvieras educación pero la de verdad, hubieras escrito este articulo, Sr. Navas?.
ResponderEliminarLa verdad es que es una vuelta atrás la complacencia de la LOMCE con la Iglesia. Pero los demás aspectos, los veo necesarios.
ResponderEliminarAntes que la LOGSE, cualquier invento es bueno.
La LOGSE nos ha llevado al callejón sin salida en el que nos encontramos. La LOGSE y un conjunto de leyes que han inducido a los niños a la desobediencia familiar y al maltrato hacia sus profesores. Y a la "autonosuyas" a campar a sus anchas.
Estas leyes, del "todo Vale" de cara al niño y a las CC.AA. habrá que ir retocándolas, de lo contrario, por mucha ley educativa que nos planteemos, no hay nada que hacer.
Mientras el desgobierno en casa y en los centros educativos imperen, adiós resultados PISA. En tanto que cada "virrey" parta el bacalao en su feudo, no habrá igualdad entre los españoles, según prescribe la Constitución Española.
¿No cree Sr. Francisco M. Navas?
en la afoto de este tio solo salen curas y gente der pepe
ResponderEliminarcomo si en er pezoe no hubieran sinverguenzas
que te paje a ti
que atrazo
bla bla bla
ResponderEliminarNi he leído el articulo. ¿Para qué?. Panfleto de los que no saben ni donde están. Son más interesantes los comentarios. Saludos chino.
Las fotos elegidas del ministro, no pueden ser más tendenciosas. Le pega al artículo. Por lo demás, totalmente de acuerdo con el nº 2.
ResponderEliminarNavita, ten cuidao con las afoto que pone en tu articulos. El mejon dia sale algun socialista de los gordos en las filas de espectadores de eventos religiosos franquistas partiendose las mano aplaudiendo a escriba de balague, ar papa o a cuarquier obispo facha. manda cohone.
ResponderEliminarEn primer lugar, Sr. colaborador no sabes ni leer.
ResponderEliminarLa Constitución GARANTIZA la libertad ideológica y religiosa. Así, cuando habla de Religión en este Proyecto de ley, no se refiere exclusivamente a la religión católica, sino a cualquier otra, ya sean Evangélica, Luterana, Islámica, Testigos de Jehová etc,-Así, que no sé por qué hablas del catolicismo rancio etc, con lo que se demuestra tu gran incultura y sectarismo cercano al totalitarismo.
Y además este pajaro de Navas se frota las manos pensando que sabe escribir porque lo estamos criticando.
ResponderEliminarSimplemente es el subproducto de los malos planes de educación de los últimos treinta años.
esta gente que critican mucho y que se la dan de pogres son los que cuando vino la democracia le cambiaron er nombre a la calle Enrique de las Morenas y le pusieron la calle alamo porque se creian que era un militar franquista
ResponderEliminarapoyan a la educacion publica y tienen los hijos estudiando en los agustino y en er safa ese
critican a la iglesia catolica y sus hijos y sus nietos hacen la comunion en coches de caballo
y pa cormo critican a los curas y la mayoria de ellos vienen de padres de derechas y todos ellos han pasao por seminarios
y lo que le pasan a todos es que estan empajillados porque de chicos le prohibieron masturbarse.
y odian a los curas y a la iglesia por eso mismo
yo no odio a los curas ni a la iglesia
a mi como si se la machacan y se la echan a los perros
pero ellos tienen un problema
a la vista esta viendo este articulo
y digo viendolo porque nama ve las fotos de gente der pepe y la de los curas lo dice to
Vais a ir todos al infierno de cabeza con tantos insultos.Je, je, je.
ResponderEliminarcon ta de no ir a la gloria y verte alli a ti
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