Y ahora, ¿qué?

Francisco M. Navas [colaboraciones].-
   
Ya está. Ya tenemos solucionados todos los problemas de esta sociedad andaluza que figura a la cabeza del paro en España, en Europa y no sé si en la Humanidad. Se repiten los patrones. Susana Díaz, una mujer que hasta la fecha no sabe lo que es tener que soportar a su jefe en el trabajo, que en su vida ha desempeñado ocupación alguna por cuenta propia o ajena, que sólo conoce el mundillo interno del PSOE, ha sido elegida secretaria general con el noventa y tantos por ciento de los votos de los setecientos setenta y ocho delegados al Congreso Extraordinario de su partido, celebrado el pasado fin de semana en Granada.

Nunca resultó más cierto ese refrán que reza: “El que no tiene padrinos, no se bautiza” Y de Susana Díaz se pueden poner en duda muchas cosas, pero esta mujer, si puede presumir de algo, es de padrinos, porque de otra manera no se explica su ascenso fulgurante.

Cuando veía las imágenes de su congreso en televisión, no la miraba a ella, sino que me entretuve mirando la cara de los asistentes, y la verdad, eran todo un poema. Sin oponentes, con la consigna predeterminada de lo que había que votar, el pescado estaba vendido de antemano y todo había de convertirse en un camino de rosas.

Aquí no ha habido tensiones, cuotas de poder, ni subsecretarías generales que hagan sombra a nuestra nueva estrella mediática; nada de nada. Y pienso yo que si lo que se pretendía de cara a la gente de la calle era ofrecer una imagen de unidad, de cohesión, la que se nos ha enviado a los ciudadanos y ciudadanas que nos seguimos empeñando en usar la cabeza para algo más que para peinarnos, o por lo menos la que me ha llegado a mí, es de borreguismo, de brazos de madera, de pucherazo.

NADA NUEVO

Ojalá me equivoque por el bien de la gente necesitada de Andalucía, pero mucho me temo que cuando en un partido político se carece de una sólida base de fundamentos teóricos para aplicar soluciones a nuestros múltiples problemas y se opta por sonreír mucho, por levantar mucho los brazos y por pronunciar frases de Perogrullo que no significan nada ni a nada conducen, tenemos el futuro más negro que la negrura de ese interminable túnel en el que nos ha sepultado el Partido Popular y del algún día saldrán nuestros nietos. Si salen.

Ni una sola medida concreta, ni un tímido enseñar los dientes a la banca, ni un solo desafío al gobierno de España que nos está crucificando, ni una sola mención a la futura ley del aborto, ni a la de educación, ni a la sanidad, ni al modelo de Estado, ni a la nueva puñalada trapera asestada la paga extraordinaria de los funcionarios. Esto se ha convertido en un escaparate mediático en el que lo importante es llevar algo rojo, la chaqueta de cuero, algo viejo, la ejecutiva federal, y algo prestado, el discurso populista que tanto gusta últimamente a los políticos.

Mientras el PSOE sale de su congreso con el pecho henchido de gozo, con las pilas cargadas, que es expresión que se usa mucho, aun cuando a mí esa imagen retórica vulgar se me represente como la interminable procesión de un montón de conejitos mecánicos iguales, moviéndose al compás de esas pilas que otros les suministran, nos topamos con la realidad: la gente de a pie sonríe y no se cree de la misa la media ni se siente más confortada que antes del pasado fin de semana.

El parado seguirá en paro, el inmigrante seguirá sin seguridad social y los centros educativos seguirán sin cubrir las bajas de su profesorado.

Para remate del despropósito, resultaba patético vez diluirse en la masa de las diferentes delegaciones a los futuros próceres del partido, a los que afilan navajas en la sombra para sustituir a Rubalcaba: Eduardo Madina, Patxi López, Carmen Chacón, ni siquiera el terrorífico y siempre denostado Tomás Díaz osaron abrir la boca, ni pasar todos de una discreta segunda fila, como si temblasen por caerle mal a la nueva secretaria general de Andalucía, que ya ha enmendado la plana una vez a los representantes del PSOE en el Congreso de los Diputados.

LAS PERLAS DE SUSANA

Andalucía pesa mucho, y eso lo saben en Moratalaz, en Badalona y en San Sebastián o Bilbao. No importa que no haya proyecto alguno con soluciones concretas a los problemas: Andalucía es la clave y la llave de todo lo que queda por venir.

De la entrevista a Susana Díaz en El País dominical escojo algunas perlas: “…El PSC ha intentado que las costuras de la sociedad catalana no saltaran …”(Intentarlo no significa que lo haya conseguido) “ …Mi prioridad en el gobierno es Andalucía…”(Estaría bueno que fuese Extremadura, o Castilla la Mancha) “…Quiero que Andalucía sea tierra de oportunidades…”(Con el mayor índice de paro de toda España, no parece que sea ese el futuro inmediato de nuestra tierra)”

…Somos un partido de izquierdas, que defiende la libertad, que lucha contra las desigualdades y que representa la modernización de treinta años de España…” (Si ser de izquierdas es defender estas cosas, todos los partidos del arco parlamentario lo son)“…El PSOE tiene  vocación de representar a la mayoría social y gobernar sin hipotecas…” (Esto último me imagino que no le habrá hecho mucha gracia a Izquierda Unida, que anda con la mosca de elecciones anticipadas detrás de la oreja)

Lo que sin duda queda algo ambiguo en su discurso es la contradicción existente entre su firme voluntad de recuperar las señas de identidad socialistas y su efusiva defensa de la socialdemocracia cuando habla de Europa”. 

Socialismo y socialdemocracia son palabras que suenan parecidas, como paquete y pacato, pero que encierran conceptos e ideologías bien diferentes.

Espero que tenga tiempo de explicárnoslo y, lo que es muchísimo más importante, que de manera inmediata se note ya en el día a día que algo ha cambiado realmente en nuestra comunidad autónoma a través de las medidas cotidianas que aplica el gobierno de Andalucía. Si no, todo quedará, como casi siempre, en una inmensa y patética traca de fuegos artificiales.