Cinematógrafo vital [Memento Mori]
José Antonio Sanduvete [colaborador].-
¿Nunca habéis sentido la vida pasar como una película? ¿Nunca os habéis sentido como espectadores de un espectáculo ajeno a vosotros?
En momentos así diríais que os encontráis ante una pantalla en la que se representa el mundo. Sus personajes, sus tramas, el argumento. Incluso podéis veros a vosotros mismos tejiendo las redes de vuestro destino. Los encuentros más o menos casuales, los giros del guión, los puntos de inflexión, los buenos y los malos.
Imaginad, por un momento, que la película os aburre. Imaginad que el guión es horrible, que la trama es plana e insulsa, imaginad que siempre ganan los malos. Imaginad que odiáis tanto a ciertos personajes que no podéis soportar su presencia en la historia, o que las calamidades y las desgracias os agobian.
Pensad, ahora, que estiráis la mano y que alcanzáis el mando a distancia. Que podéis darle a la imagen color, que podéis subir volumen, o bajarlo. No sois los guionista, desde luego, pero tenéis el mando.
Podéis cambiar de canal, podéis poneros a hacer otra cosa mientras la película se desarrolla como música de fondo. Podéis, en definitiva, apagar el televisor, levantaros y dedicaros a otra cosa.
La película del mundo, en ocasiones, es un bodrio. Incluso en 3D.
¿Nunca habéis sentido la vida pasar como una película? ¿Nunca os habéis sentido como espectadores de un espectáculo ajeno a vosotros?
En momentos así diríais que os encontráis ante una pantalla en la que se representa el mundo. Sus personajes, sus tramas, el argumento. Incluso podéis veros a vosotros mismos tejiendo las redes de vuestro destino. Los encuentros más o menos casuales, los giros del guión, los puntos de inflexión, los buenos y los malos.
Imaginad, por un momento, que la película os aburre. Imaginad que el guión es horrible, que la trama es plana e insulsa, imaginad que siempre ganan los malos. Imaginad que odiáis tanto a ciertos personajes que no podéis soportar su presencia en la historia, o que las calamidades y las desgracias os agobian.
Pensad, ahora, que estiráis la mano y que alcanzáis el mando a distancia. Que podéis darle a la imagen color, que podéis subir volumen, o bajarlo. No sois los guionista, desde luego, pero tenéis el mando.
Podéis cambiar de canal, podéis poneros a hacer otra cosa mientras la película se desarrolla como música de fondo. Podéis, en definitiva, apagar el televisor, levantaros y dedicaros a otra cosa.
La película del mundo, en ocasiones, es un bodrio. Incluso en 3D.
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