La figura de Carlos Cano en las tertulias del Ateneo Sociocultural Andaluz

Tras la tertulia del pasado lunes en la que el Ateneo Sociocultural dedicĂł su tertulia-videoforum al rock andaluz en la BahĂa de Cádiz, hoy lunes estará dedicada a Carlos Cano. En la misma, el presidente del Ateneo Sociocultural, Manuel Moguer, expondrá su trabajo “Carlos Cano, un juglar andaluz para la transiciĂłn”.
TambiĂ©n se repasará la obra musical del cantautor andaluz, con una especial atenciĂłn a las canciones que reflejaban el momento histĂłrico de la llamada transiciĂłn a la democracia en España y el tema de AndalucĂa en su obra.
Carlos Cano (Granada, 28 de enero de 1946 – 19 de diciembre de 2000), fue un cantautor y poeta andaluz que recuperĂł estilos tradicionales andaluces relativamente olvidados como el trovo popular, y muy especialmente la copla andaluza, gĂ©nero que contemporaneizĂł para liberarla de su apropiaciĂłn por el franquismo.
Su versatilidad como compositor, capaz de escribir cuecas, tangos, boleros, rumbas, sambas, nanas, coplas, murgas carnavaleras o temas intimistas acompañado por tan sólo su voz y su guitarra o por una orquesta, unida a la calidad y emotividad de sus textos, hacen de Carlos Cano un personaje destacado dentro del panorama musical iberoamericano.
Compositor muy prolĂfico, entre sus temas más conocidos caben destacar “Verde, blanca y verde“, “MarĂa la Portuguesa“, “La murga de los currelantes“, “Tango de las madres locas“, “Que desespero“, “Habaneras de Cádiz“, “Un vaso de tĂ© verde” o “La metamorfosis“, entre otros.
En su juventud, como tantos miles de andaluces, emigrĂł a Suiza y Alemania buscando trabajo, experiencia que le marcarĂa profundamente y que se verĂa reflejada en su obra posterior en temas como “La miseria” o “El Salustiano“, donde reflejĂł la pobreza y la tristeza por tener que abandonar su tierra para cambiarla por los grises paisajes industriales del norte de Europa más favorecido econĂłmicamente.
Dijo Carlos Cano que “nos hemos acostumbrado a convivir con la mentira, la manipulaciĂłn y la hipocresĂa. A justificarnos con ellas en nombre de la supervivencia. Hemos perdido voluntariamente las alas de la libertad ignorando que tras el miedo de vivir, el egoĂsmo, la indiferencia, la intolerancia, la bestia negra del fascismo nos espera”.
ComentĂł asĂ mismo que “algo va a cambiar muy pronto. Algo va a reventar antes de que encontremos la razĂłn de tantĂsima soledad, el sentido final de la belleza que buscamos, la estrella perdida. Por eso ha llegado el momento de recuperar el protagonismo de nuestras vidas… Llegará un dĂa en que tendremos que lamentar no haber sido más libres, más fuertes y más enamorados. Cuando no quede nada que defender. Cuando sĂłlo las estatuas de sal anden entre las ruinas de lo que fuimos”.
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