Y nos siguen tomando por tontos

Francisco M. Navas [colaboraciones].-

Hace un par de días asistí a una de esas reuniones a las que no quieres ir, porque sabes de antemano el cuento que te van a contar, pero una serie de circunstancias que no vienen al caso me obligaron a ser testigo, una vez más, del absoluto cinismo con el que se comportan las personas indirectamente designadas para puestos políticos de cierta responsabilidad por aquellos a quienes, a su vez, nosotros directamente hemos votado en las elecciones autonómicas.    

El tema, cómo no, versaba sobre las zonas inundables de Chiclana, ahora que está todo tan candente en relación con la futura aprobación del PGMO de Chiclana. Allí acudimos no más de treinta personas, la mayoría representantes de asociaciones de vecinos afectados por el famoso estudio de inundabilidad de la comarca de La Janda, tomado a pie juntillas por el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Chiclana.

La exposición del ponente fue clara y concisa, aunque no se puede decir que fuese brillante, porque con sólo observar el auditorio sobraban una serie de metáforas propias de alumnado de cuarto curso de educación infantil.

Aun así, les resumo: sepan ustedes, y para general conocimiento de los que no asistieron, que la Junta de Andalucía avala ese estudio de inundabilidad como algo muy bien hecho, textualmente como “un estudio muy fino” de la realidad de la comarca natural aunque, dicho esto, se reconoce que las necesarias consultas entre el Ayuntamiento y la propia Junta sobre este tema tan delicado, que afecta a tantas familias, es inexistente, que la comisión mixta Ayuntamiento-Junta de Andalucía no funciona, que con ciertas actuaciones el mapa de inundabilidad cambiaría radicalmente a mejor y que, para colmo de los colmos, con este mapa elaborado por la Junta de Andalucía es el Ayuntamiento quien decide.

Ya en este momento de la exposición, cualquiera que tenga dos dedos de frente había ido hilando, tal vez no tan fino como el ponente, pero aquello no cuadraba de ninguna manera. “Estudio fino, aunque con ciertas modificaciones resulta que no es tan fino, porque daría pie a una realidad completamente distinta. Cada administración tirando de un pico de la manta (naturalmente, el vecindario afectado somos la manta), plazos que inexorablemente van cumpliéndose y reconocimiento a viva voz de que individualmente van a arrojar directamente a la papelera nuestras alegaciones”.

BURDO INTENTO DE PRECAMPAÑA ELECTORAL

Naturalmente, cuando comenzó el turno de preguntas sencillas, sin retórica, abordando el punto de vista de los afectados, argumentando cada cual su visión del tema, se pudo comprobar que la mesa no estaba a la altura de los participantes en la reunión informativa, y que existe un inmenso abismo entre los legítimos intereses de los afectados y la indolencia y la prepotencia de los que, de una manera u otra, bien pagados y bien cebados, nos administran de una forma que sería preferible no ser administrado.

Allí no se nos citó para informarnos, ni para orientarnos, ni para resolver el gravísimo problema de los afectados por el dichoso mapita que habría elaborado sin duda mucho mejor cualquier alumno aventajado de primero de bachillerato; allí se nos citó para hacer una vez más y a costa de nuestros lomos, un burdo intento de precampaña electoral”.

A la pregunta de cuáles deberían ser los pasos a seguir por una persona afectada para conseguir que se atendieran sus peticiones, se nos contestó con tal sarta de estupideces  y dilaciones que prefiero no relatar, porque la verdadera respuesta, sencilla y clara, no se atrevieron a pronunciarla: “Ninguno. No puede hacer nada”.

Eso sí, se insistió mucho en no buscar culpables, (que los hay), ni siquiera responsables de todo este despropósito (que también los hay). Lo importante: “Buscar soluciones” Ustedes me dirán qué soluciones cabe articular en este asunto cuando se admite implícitamente por los políticos que no hay nada que la ciudadanía pueda hacer.

LA UNIÓN HACE LA FUERZA

Y como resulta que en las próximas elecciones es muy probable que cambie el equipo actual de gobierno del Ayuntamiento de Chiclana, y que la concejalía de Urbanismo vaya a parar a manos de un amiguete, nadie se atrevió a decir en voz alta que concederle en su día esa concejalía de Urbanismo a Marisol Ayala acarrearía, por no ser demasiado descortés, resultados “impredecibles”.

No pretendo ser pesimista, tan sólo realista, y mucho me temo que ya está todo el pescado vendido. Este tremendo ataque al patrimonio de centenares de vecinos, basándose en un estudio de inundabilidad mal hecho, sacado adelante en su día a toda prisa por la Agencia Andaluza del Agua con el único fin de no volver a pagar indemnizaciones a través del consorcio de seguros a fincas inundadas, una vez en la historia, por una gota fría que descargó más de doscientos litros por metro cuadrado en poco más de una hora, no hace sino poner de manifiesto la mediocridad de quienes nos gobiernan.

En cualquier caso, creo que los vecinos tenemos una baza que jugar al margen de los partidos políticos. Una baza que ellos siempre olvidan: la unión hace la fuerza. Esa unión puede dejar a muchos de ellos, en breve plazo, fuera de sus confortables sillones. Y una vez más, por favor, que no nos tomen por tontos.