El ébola llega a España y nadie se hace responsable
Félix Arbolí [colaboraciones].-
Vaya por delante mi admiración y respeto hacia los que como misioneros, médicos, enfermeras, maestros y cualquiera otra profesión, han dejado comodidades, familias, patria y demás apegos, para entregarse voluntariamente al servicio de los que los necesitan. Dan lo más preciado que tenemos, la propia vida en beneficio exclusivo del prójimo sin esperar honores, recompensas o las medallas de la vanidad.
Dicen que su premio está en el Más Allá. Largo me lo fiais. Nunca me he visto en la tesitura de dar todo lo que soy y tengo por alguien al que no conozco, ni formo parte de su mundo. Motivos tiene el corazón que la razón desconoce.
El ébola es una terrible enfermedad que azota una serie de países africanos sin recursos económicos y médicos capaces de tratarla y erradicarla. Este tipo de desgracias siempre se origina en países subdesarrollados, donde sus escasos medios se pierden en oscuros vericuetos obviando por completo la hambruna y miseria absoluta que vive su pueblo. Pocos dirigentes políticos de estos lugares contraen esta enfermedad.

Las enfermedades, epidemias, erupciones volcánicas, desbordamientos de ríos y mares y todas las tragedias y catástrofes que sufrieron pasadas generaciones y sufren las actuales, nada tiene que ver con el Más Allá, sino con nuestros errores y las consecuencias del mal uso de nuestra equivocada libertad.
SOBERBIA HUMANA
No es Dios el que se carga la Tierra sino ésta la que intenta cargarse a Dios. La soberbia humana no tiene límites y hasta muestra su desprecio escupiendo hacia arriba, sin darse cuenta que siempre acaba salpicándole en pleno rostro.
Introducir el ébola en un país, que no la sufre, ni tiene por qué sufrirlo, es de juzgado de guardia. No solo

Utilizando incluso métodos y equipo desconocidos para nuestro personal sanitario, esperando un milagro en el que nadie cree y exponiendo a toda la población, no solo la sanitara, a un peligroso contagio.
Ahora a esperar con el alma en vilo los previsibles y terribles resultados de esa descabellada e irresponsable negligencia política y médica que ya tiene su primera víctima contagiada en España y algunas otras en rigurosa observación.
JUGAR CON LA VIDA DE UNA NACIÓN
A los dos misioneros, muy loable su sacrificio, los trajeron para morir y poner a nuestras vidas en alarmante peligro sin causa o razones que lo justifiquen. Creo que sus familias, a las que expreso mi
Es decir, buscar nuevas e inútiles complicaciones para los que se encargaron de su atención y cuidados y al resto de la población. Le han ocasionado la ruina a esa pobre enfermera de Alcorcón, su familia, vecinos, clientes de supermercado, viajeros de tren o autobuses y al resto de su entorno. Y por extensión a todos cuantos vivimos en Madrid y hemos podido vernos con algún infectado.
Ser generosos y solidarios no significa que nos lancemos entonando cánticos de gloria a esta terrible epidemia, como se ofrecían a los leones los cristianos en el Coliseo romano. ¿Qué clase de autoridad sanitaria tenemos en este país que juega con la vida de toda una nación sin tomar las debidas precauciones y necesarias garantías ante un contagio tan letal?
Estoy totalmente de acuerdo con el artículo; el problema no han sido los misioneros que cumplían con su vocación de curar a los demás. El problema ha sido el de aquellas personas que por dárselas de santas, han realizado uno de los actos más descabellados que podían hacer; realmente una imprudencia temeraria con consecuencias fatales.
ResponderEliminarEs evidente que dicha decisión de repatriar a personas infectadas, no ha tenido como deseo el que se propagase la epidemia en nuestro país, pero de igual manera, también ha quedado evidente su ineptitud en la toma decisiones, en personas que por su rango han de tener mejor preparación, que la de pertenecer a una determinada familia adinerada.
Si los misioneros aceptaron en ser repatriados fue sin duda, porque jamás pensaron que la sanidad en España, se había convertido en la más chapucera de nuestro entorno; estoy seguro que de haber sabido ellos, que con esta decisión, en este país, con estos dirigentes, el peligro se tornaba en realidad, jamás hubiesen aceptado el volver, porque toda su vida había sido consagrada a salvar vidas y no a quitarlas.
En cuanto a nuestras autoridades… aquí tenemos por desgracia, otras de sus decisiones tomadas a la ligera. Ahora quiero Ley del Aborto, ahora no; ahora quito las pagas extraordinarias, ahora no; ahora digo que no entro a luchar contra el Estado Islámico, ahora si; y ahora cuando me equivoco al introducir un virus mortífero en España, digo que ha sido la Auxiliar de Enfermería quién se ha equivocado.
¿Cuesta tanto pedir perdón? ¿Cuesta tanto decir públicamente, nos hemos equivocado?
El perdón en la religión que los miembros del Gobierno tanto alardea de practicar, es fundamental, pero claro, para que exista el perdón tiene que haber: “1º Examen de conciencia. 2º Dolor de los pecados. 3º Propósito de enmienda. 4º Decir los pecados al confesor. y 5º Cumplir la penitencia.”. Eso traducido al mundo político y laico es: 1º Examen por uno mismo de los errores cometidos. 2º Sentirse realmente arrepentido por el mal causado. 3ª Tener el propósito de meditar las acciones y sus consecuencias antes de realizarlas. 4ª Asumir en público los errores propios cometidos y 5º Atenerse a las consecuencias políticas que el electorado tome.
Julio Anguita dijo en 1996, “tenemos lo que nos merecemos”.