Todos buscan novia

Francisco M. Navas [colaboraciones].-

Lo que faltaba. Día tras día nos desayunamos con una nueva encuesta que hace subir el termómetro de Podemos mientras el resto de partidos políticos se desangran lentamente contemplando, atónitos, cómo esta nueva formación política, sin apenas esfuerzo, les come día a día el terreno y la moral. Incluso en comunidades autónomas en las que aún ni siquiera han propuesto candidatura alguna, las encuestas les dan como vencedores si las elecciones se celebrasen pasado mañana.

Los partidos de la casta, rancios, envejecidos éticamente, asentados desde hace décadas en sus confortables y mullidas poltronas sienten como un pequeño grupo de intelectuales jóvenes y sobradamente preparados se han propuesto moverles el sillón, y mandarlos a ese lugar del que nunca debieron salir.

Y aquellos otros que no se consideran de la casta, pero lo son igualmente, porque sus dirigentes llevan toda la vida viviendo de la política, aquéllos que en las últimas elecciones pasaron de ser invisibles a crecer un poquito, sepultan su gozo en un pozo, porque Podemos también se los lleva por delante.

Las declaraciones de los diferentes portavoces de los partidos políticos son de lo más variopinto: que si este grupo de niñatos qué se creen, que si estamos todavía a un año vista de las elecciones, que si son una pandilla de populistas, que si Cuba, que si Venezuela, que si mucho encuestado miente, que si una beca de 1800 euros, en fin, que todo esto de Podemos no es sino agua de borrajas, que todos somos iguales y que la casta acabará al final comiéndoselos con patatas.

BASTA DE MILONGAS

Yo no puedo evitar sonreír al ver al PP, al PSOE, a Izquierda Unida, a UP y D y al resto de portavocías soltando esa sarta de idioteces en los medios de comunicación, y cuando aparecen en televisión aprovecho para quitarle el volumen al aparato y mirarles a la cara. No sé si se creen realmente lo que están diciendo, pero están descompuestos, y se les nota en el rostro.

Porque internamente, digan lo que digan, están traduciendo interiormente cuántos y quiénes son, con nombres y apellidos, los que se quedan fuera de su respectivo partido si se confirman, dentro de un año, los resultados que hoy pronostican las encuestas. Hasta las de El Mundo.

De lo que no se enteran es de que la gente, definitivamente, ya no soporta tanta milonga, tanto cuento y tanta mentira. Han sido muchos años de contarle a todo el mundo obviedades tales como “estamos trabajando en las soluciones”, “vamos a fomentar el empleo”, “nosotros somos el cambio del cambio del recambio”, “ellos son los malos y nosotros los buenos”, “tenemos respuesta a los problemas”, “crearemos millones de puestos de trabajo”, “ellos han arrasado el país, nosotros lo vamos a reconstruir”, etc., etc., etc.

Con estas frases ya manidas, intentan reproducir el lenguaje de la calle, mientras Podemos no sólo habla el lenguaje de la calle, sino que presenta una alternativa limpia, de futuros políticos que nunca hasta ahora han vivido de la política, y que, según su programa electoral, aunque difuso aún, dicen estar dispuestos a aplicar las soluciones a los problemas que aplicaría, por pura lógica, cualquier ciudadano o ciudadana decente: los ladrones, a la cárcel y a devolver el dinero.

ENCUESTAS

Los que lleven un montón de años viviendo de la política, que se vayan de una puñetera vez a sus casas y a sus respectivos trabajos, si es que los tienen; la deuda, que la pague quien la ha generado; los bancos, que se anden con cuidado porque la ley y el orden los van a poner en su sitio; los monopolios eléctricos y petrolíferos, las grandes empresas en general, que paguen los impuestos que les corresponden y que dejen de robarnos a todos con triquiñuelas legales.

Los mandatos y los cargos políticos, limitados; las listas abiertas y desbloqueadas; los viajes, en segunda clase; los sueldos, con un límite razonable; las viviendas fruto de la especulación, para ser alquiladas socialmente a familias sin techo; salario social para todo aquél al que la sociedad no sea capaz de dar un empleo; al menor tufillo de corrupción, dimisión inmediata de todo cargo público.

¿Cómo no va a arrasar Podemos en las encuestas, si todo esto es lo que llevamos esperando muchos desde hace demasiado tiempo? Todos hemos contemplado cómo pasamos en su día de un ilusionante PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra, pletóricos ambos de juventud y de fuerza, haciendo llorar de felicidad a las masas, a un Felipe González empresario y abotargado y a un Alfonso Guerra rencoroso y metemiedos, ambos perteneciendo aún al mismo partido, que ya no se parece ni a la madre que lo parió, y que se ha dejado por el camino las siglas de Socialista, Obrero y Español?

EMPIEZA EL NOVIAZGO

Ha llegado la hora de que los partidos de la casta empiecen a buscar novia. Ha comenzado sin pudor Izquierda Unida, postulándose como el aliado natural de Podemos y obligando a marcharse el primero a quien tal vez debería haber sido el último, Cayo Lara.

El segundo, Alfonso Guerra, que no quiere estar presente cuando se produzca la más que probable debacle de su partido, porque tal vez sería demasiado para él tragarse el sapo de una futura coalición de Podemos con el PSOE, es decir, de estos bolivarianos del tres al cuarto con la esencia de la ahora socialdemocracia, vamos, con los suyos de toda la vida.

Lo mismo la tercera será Rosa Díez el día después de las elecciones, pero con un partido hecho a su imagen y semejanza, lo mismo no. Y el papelón que tiene entre manos Pedro Sánchez, es de aúpa, dando bandazos de un lado a otro y jurando y perjurando “Digo” donde los suyos dijeron “Diego”. 

Al que habrá que engañar con algo sustancioso y poco complicado para que se vaya es a Rajoy, ya que día a día le crecen los enanos. A lo mejor un puestecillo en el Consejo de Estado, porque no me lo imagino fumando puros en un consejo de administración, con lo mal que ha administrado España. Y para colmo, alguna de sus “novias” va camino del banquillo de los acusados por dos perragordas de nada. ¡Hay que fastidiarse!