No me gusta la UE, ni ver a Grecia al borde del caos

                                                                      
Félix Arbolí [colaboraciones].-

Ignoro cuando escribo esas líneas, el resultado del referéndum griego. Me figuro que si gana el “no” será catastrófico para el pueblo heleno que a tantos días del impopular  “corralito” y cajeros vacíos, se le viene encima una ruina que dudo mucho pueda resistir el gobierno de las promesas y paraísos con manzanas y sin serpientes. Me figuro que esta “melé” servirá para abrir los ojos al pueblo español ante posibles y nuevos “mesías”, que con su verborrea revanchista y excluyente nos harán seguir el mismo derrotero.

2-Si como se espera gana el “sí”, -no creo en el suicidio de un pueblo entero-, el gobierno que ha provocado esta tremenda bancarrota debería dimitir y dedicarse a otras labores que no causen tanto daño el pueblo. El sistema de coger dinero prestado a sus socios europeos para ayudar a salir de una crisis, en cualquier gobierno serio y responsable debe devolverlo en los plazos fijados o llegar a algún acuerdo de prórroga en los pagos, pero no decir por las bravas que no devuelven un céntimo y encima piden más.

Han debido ver al resto de sus países aliados como auténtico mamelucos. ¿Es que acaso los 26 mil millones que les ha dejado España, con la falta que nos hace ese dinero, se lo vamos a regalar a los nuevos regidores griegos para que ellos implanten su ley anti sistema? Más seriedad señores y menos hinchar pecho cuando se tienen vacíos los estómagos de un pueblo que no tiene culpa alguna de su mal proceder. 

COLAS

No se puede formar parte de una Unión política y económica, recibir ayudas y préstamos de miles de millones de euros y luego decir que no pueden devolverlos. No creo que un pueblo pueda resistir tanto “corralito”, donde ya no quedan ni pollos, ni huevos, ni siquiera plumas con las que abanicarse.

Estamos hablando de la cuna de la Democracia, la Cultura, la Civilización, la Filosofía y la milenaria Grecia. No se trata de un islote perdido en el Mediterráneo, sino de un país que pertenece por derecho propio a los anales de la historia de la Humanidad. Las deudas han de pagarse en los plazos convenidos y no amenazar con dejar la Unión Europea y hacerse el sordo para no pagar a nadie.

Al final ese gobierno que dice lucha por el pueblo y para el pueblo, lo tiene formando colas interminables ante bancos y cajeros para intentar sacar sesenta euros a cuenta de todo cuanto tienen guardado en esa entidad financiera. ¿Y el resto que les hace falta para llegar a fin de mes y pagar sus gastos de primera necesidad? No creo que se los pueda dar un gobierno que ha de recaudar fondos en embajadas y ayuntamientos para poder atender sus gastos más perentorios.

SEÑAS DE IDENTIDAD

3-Los causantes de esta debacle deben dimitir y dejar a políticos más avezados y menos revanchistas el gobierno de la nación. Y conste que nunca he sido europeísta, ni me  he sentido distinto a partir del aquel 12 de junio de 1985, en el que alguien que no conoce  bien el mapa europeo, gritó eufórico: “!Ya somos europeos!”. Como si hasta entonces hubiésemos estado en otro continente. Lo que es la insensatez humana.

4-Aunque a muchos pueda parecer errónea mi manera de pensar, nunca he sido partidario  y mucho menos entusiasta, de la entrada de España en esa mal avenida Unión Europea, que acabamos de celebrar ya los treinta años de nuestra adhesión o en plan menos sofisticado su sometimiento a la “troika” imperante y dominante, que es la acaparadora y controladora  del dinero de todos los que nos vemos obligados a obedecer sin rechistar y ser víctimas consentidas de sus egoísmos y particulares intereses.
Treinta años en los que hemos perdido nuestras señas de identidad y nuestra independencia política y económica en aras de una señora teutona, (ojo, hay una “u” en el centro), de una no menos rara dirigente del Banco Central Europeo y de otro misterioso mandatario, que forma la famosa “troika” y tienen  al resto de países asustados y pendientes de sus caprichos y sonrisas.

Son los dueños de nuestro destino y los autores de nuestras desgracias y padecimientos. Los que nos dicen hasta cómo podemos ir  por la calle y qué alimentos comprar y vender.

PACTO ENTRE LOS PAÍSES DEL SUR

5-Admiro al Reino Unido y a Noruega, que no han querido sumarse a esta procesión de “zombis” en la que nos han convertido. Antes disponíamos de nuestros propios recursos, leyes, monedas, gobiernos y libertades para hacer o no hacer lo que realmente queríamos.

Ahora nos han limitado la producción en viñas y otros productos del campo y la huerta, la fabricación de automóviles y camiones que llegaron a alcanzar un enorme prestigio en los mercados internacionales, y ahora ya no nos pertenecen; ni siquiera nuestros tribunales de justicia tienen su autoridad asegurada ante las decisiones de los foráneos.



Cuando éramos los dueños de nuestro destino, nadie podía interponerse porque éramos libres y soberanos. Y con esta Unión tan mal avenida y dominada por el dinero, hemos perdido nuestra bonita, útil y acomodaticia peseta con la que vivíamos mejor y llegábamos a final de mes sin tantos problemas. ¿En qué nos hemos beneficiado?

Por favor, pregunto al pueblo sencillo y no a los políticos y chupópteros que han encontrado en sus siglas la gallina de lo huevos de oro. Yo sería partidario de que los países del sur europeos hicieran un pacto económico entre ellos para intercambiar sus productos y obligar a los soberbios del norte a entrar por la tira, ya que a la hora de la verdad más nos necesitan ellos a nosotros, que nosotros a ellos.

Porque tenemos el granero, la huerta, el campo, la viña y las aceiteras de Europa. Y la inventiva y la mano de obra. Eso sí, que cada país tuviera su moneda propia como la tienen todos los países desde que el mundo es mundo.