¿El declive del bipartidismo o la debilidad de la democracia?

Pepe Vela [colaboraciones].-

El refrán lo dice: de padres poderosos, hijos señoritos, nietos pobres. ¿Estamos así con los herederos de los grandes partidos? Pues parece que sí. Pobres de ideas, de iniciativa, de diálogo y de querer  trabajar en bien de la comunidad en vez de sus intereses particulares.

La política, tal como está, premia más a la fidelidad ciega al partido que a las cualidades individuales. Eso está provocando un declive de calidad política y social, en el cual jóvenes y mayores no participen más. Todo lo han politizado, asociaciones de vecinos, de empresarios, sindicatos, justicia en general. Unos porque cobran del Estado, otros porque son elegidos por los partidos.

Hoy no participan los jóvenes lo suficiente, aunque digan que es la generación más preparada, para mejorar las cosas, solo participan los que quieren romperlo todo, las fiestas, las costumbres, la religión y, lo más importante, mermar la libertad individual.

DE SOCIEDAD COMPROMETIDA A SOCIEDAD ACOMODADA

Hemos pasado de una sociedad comprometida a una sociedad acomodada. A nivel local habría que hacer un nuevo modelo de organización política-administrativa diferente de la actual, compuesta de Diputaciones y Ayuntamientos, y ahondar en el de las comarcas o mancomunidades, donde se unan servicios que puedan compartirse y maximizar los impuestos que pagan los ciudadanos. Limitar los endeudamientos.

Controlar las adjudicaciones públicas para que sean precios de mercado. Redistribuir los ingresos por IBI entre los pueblos que compongan las comarcas, creando planes urbanísticos en conjunto, beneficiando a los pueblos que no puedan crecer urbanísticamente, por tener en su término municipal terrenos protegidos por cualquier motivo y no puedan crecer ni mantener en condiciones.

De esa manera, los planes urbanísticos van mas allá de los límites del término municipal, impidiendo que unos construyan mucho con afán recaudatorio y otros no obtengan ningún beneficio y sin poder crecer.

ELIMINAR EL SENADO

A nivel nacional eliminar el Senado, devolver al gobierno central muchas competencias de las autonomías como educación, administraciones públicas en castellano y todas las que enfrente a una comunidad con otra, como lo del agua. Habría que reducir muchos cargos políticos y elegir profesionales de cada sector, quitar duplicidades, poner topes de endeudamientos, regular los servicios públicos, poner salarios limitados, que no cobren por varios lados.

“El bien general prevalece sobre el individual” y de esta manera somos los esclavos de la era moderna. La colmena está bien estructurada. La reina, el Estado; los zánganos todos los que viven de ella, y las obreras ya sabes quiénes son.
En la primera etapa democrática los protagonistas fueron los ciudadanos. En la segunda fueron los líderes políticos y en la tercera han sido los partidos y es cuando se ha resentido la democracia, porque no han modificado nada que vaya contra sus intereses.

Los políticos han hecho de la ideología un negocio y de los partidos una empresa, los votantes somos sus clientes y su finalidad es el lucro, que ellos tanto desprecian de los demás, pero del cual ellos viven. Los primero políticos fueron poderosos, los segundos fueron acomodados y los que tenemos ahora son pobres, muy pobres, de decisiones y de ideas y así nos va.

“Para que triunfe el mal solo es suficiente que los buenos no hagan nada”. Edmund Burke.