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No hay presente sin pasado, ni futuro sin presente


Félix Arbolí [colaboraciones].-

Decía el poeta que cualquier tiempo pasado fue mejor, Yo no lo creo así, en toda regla hay excepciones. Algunos se acordarán del ayer con añoranza y otros con alivio por haberlo superado. Hay quien dice que hay que olvidar al pasado, no pensar en el futuro y mantenerse quieto en el presente, esperando que la vida te marque el camino a seguir y ofrezca la solución a tus problemas.

Dejar todo en manos del azar y tu resignarte al capricho del destino, porque no puedes hacer nada por cambiar tu presente y mejorar tu futuro, es decisión tan lamentable como errónea. Es decir, que la voluntad, el raciocinio y tu capacidad física y mental para buscar y hallar soluciones a los problemas o a la realización de tus sueños y deseos, no sirven para nada.

Bueno sĂ­, en este caso y segĂşn ellos, para incordiar. El hombre, el ser humano, se convierte en un sujeto pasivo, ajeno a su entorno e indiferente a todo posible empeño o proyecto. ¡QuĂ© vida más absurda y simplista! Es vivir peor que los animales, ya que Ă©stos, al menos, se defienden y luchan contra las dificultades e impedimentos y tratan de conseguir lo que ellos apetecen y convienen segĂşn sus llamados instintos. 

Nadie que ha llegado a ser algo en la vida, a destacar sobre sus semejantes y a sentirse satisfecho de si mismo, lo ha sido por pura e inesperada casualidad. Hasta el error del hongo de Fleming y su descubrimiento de la penicilina, no fue un hecho fortuito, aunque lo parezca. Si Ă©l no está investigando y buscando nuevos procesos y adelantos en el fascinante mundo de la ciencia, no hubiese tenido lugar su “fortuito” y fabuloso  descubrimiento.


EL AZAR NO LO ES TODO

Si deja todo al azar, las probetas, materiales y elementos usados, no se hubieran movido de sus respectivos sitios. El azar influye, no cabe duda, pero ha de intervenir el hombre si quiere que la suerte le sea propicia. Si el ser humano no dedica horas de estudio, investigaciĂłn, esfuerzos y conocimientos al logro de una causa, muchas enfermedades seguirĂ­an hoy causando estragos y sin saberse su origen y curaciĂłn.

Ni tendríamos los aparatos que evitan tener que arrodillarse e ir cargadas hasta el cercano o no tan cercano río, para fregar, lavar y dejarse el alma en las faenas, como hicieron nuestras madres, -el pasado-, hasta que una mente privilegiada y varias pruebas realizadas sin dar pábulo al fracaso, consiguieron liberar a las del presente de esa dura esclavitud.

¿Es la pasividad y el azar la causa de esta maravillosa transformaciĂłn? Vive el presente, pero no olvides el pasado, ni pierdas de vista al futuro. Tampoco tendrĂ­amos obras de arte que hoy nos admiran y enriquecen; ni volarĂ­amos en modernos y seguros aviones y  navegarĂ­amos cĂłmodamente por la superficie y el fondo marino con toda tranquilidad.

NO OLVIDAR LA HISTORIA

El azar no hubiese hecho esos prodigios, porque el azar no tiene inteligencia, ni su misión es solucionar lo que el hombre quiere, si éste no ha puesto su saber y todo el tiempo necesario para hacerlo realidad.

Los autores de las actuales maravillas, salvo raras excepciones, se dedicaron a solventar las pegas  que sus precursores encontraron y no supieron resolver, porque en su tiempo,  el pasado, no existĂ­an los adelantos actuales. Es decir, que el ayer debe ser siempre un referente para nuestro hoy y ambos estĂ­mulo y aliciente para el mañana.

Dicen que el paĂ­s que se empeña en hacer olvidar su historia, está destinado a desaparecer sin dejar huellas a la posteridad. Porque aunque haya periodos que no nos gustan, debemos aceptarlos como parte de nuestra propia vida, aunque se mencionen en plan crĂ­tico, como advertencia de lo que se hizo mal y acabĂł peor.   



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