Envidia, pura envidia, y de la única que existe, de la mala

ANTONIO DEMÓFILO [colaboraciones].-

Conozco espíritus caritativos que dividen la envidia, igual que la crítica, en dos clases, diferenciándola entre la buena o constructiva y la mala o destructiva. Almas cándidas, aún no se han enterado que únicamente existe una envidia, la verde, biliosa y corrosiva que destroza mucho más al que la sufre que al que la padece.

Igual que la crítica. Si es crítica, es cáustica, malvada y dañina, sino se llamaría, consejo, asesoramiento, recomendación, sugerencia, advertencia o cualquier otra palabra amable de las muchas que contiene el diccionario.

Aclarados estos puntos, les hablo sobre el tema que me mueve a escribir este artículo: La envidia de la mala que siento cuando veo a otros pueblos luchando por su dignidad, su presente y su futuro. No se trata de sirios o palestinos, ni de territorios norteños de la península Ibérica conocidos por su radicalidad y egocentrismo.

Se trata de tres ciudades poco sospechosas de intolerancia o de intransigencia, situadas en lugares sin reivindicaciones extremistas ni fanatismos exaltados. Son ciudades con una sociedad civil viva y consciente que se han rebelado contra imposiciones políticas que, según les dijeron, no tenían vuelta atrás… y la administración ha tenido que recular a toda velocidad.    

EL GAMONAL (BURGOS)

El primer episodio sucede en un barrio de Burgos llamado El Gamonal. El llamado Conflicto del Gamonal hace referencia a una serie de protestas en forma de manifestaciones y disturbios que tuvieron lugar entre el 10 y el 17 de enero de 2014 en el barrio más extenso y con más población de la ciudad a causa de unas obras iniciadas por el Ayuntamiento para construir un aparcamiento subterráneo sobre la calle Vitoria, uno de los principales bulevares de la capital burgalesa.

Y los vecinos dijeron: esta obra no es necesaria, va a costar cerca de diez millones de euros y nos va a tener liados más de dos años. Además de quitarnos aparcamientos gratuitos. Por lo tanto, la obra no se hace. Los trabajos llevaban bastante tiempo comenzados, pero el ayuntamiento tuvo que ceder ante el coraje vecinal y hoy los vecinos del El Gamonal disfrutan de la avenida que ellos querían.

EL CABANYAL-CANYAMELAR (VALENCIA)

El segundo sucede en el castigado barrio de El Cabanyal-Canyamelar, de Valencia, donde el gobierno municipal de Rita Barberá quería derribar más de mil casas para ampliar la avenida Blasco Ibáñez hasta la playa.

 

Los vecinos dijeron, ni hablar, y ahora se ha aprobado un nuevo plan urbanístico donde se anula el proyecto anterior, y específicamente se detalla que no se puede expoliar su patrimonio histórico-artístico y las actuaciones deberán ser fruto de un amplio proceso de participación pública.

MURCIA

Y el tercero tiene lugar en Murcia. El Gobierno anuncia la llegada del tren AVE a la ciudad y, a la vez, comunica que las vías irán por superficie partiendo en dos la ciudad. Y los vecinos dicen, ni hablar. Se crea una Plataforma Pro Soterramiento, con manifestaciones, protestas, cortes de tráfico ferroviario y destrozos en la maquinaria.

Les prometieron el soterramiento, pero los vecinos, que se conocen el percal, no pararon hasta ver comenzadas las obras. Los políticos dieron marcha atrás y el AVE pasará por debajo de Murcia y no por encima como estaba previsto.

CHICLANA

Aquí, en una ciudad con un río que la separa en dos mitades contrapuestas nos han colocado una línea férrea tranviaria perpendicular (sin uso alguno, de momento), que la vuelve a dividir formando una cruz. Y el pueblo ni se cosca.

La envidia me corroe. Qué envidia, qué roñosa, desagradable y joía envidia cuando miro a otros lugares.

ACLARACIÓN

Algunas personas han preguntado por la identidad de Antonio Demófilo, firmante del artículo sobre el cinismo publicado en el número anterior. No hace falta apellidarse Holmes o Poirot para descubrir que, obviamente, se trata de un seudónimo. Antonio significa “valiente” y “aquel que se enfrenta a sus adversarios” y Demófilo significa “amigo del pueblo” aunque también se relaciona con “amigo de la democracia, del pueblo y del sistema político que promueve la participación directa para votar libremente”.

Por lo que este seudónimo alberga a un pequeño grupo de personas que apuesta, como aquel Grupo Tácito en los años setenta del pasado siglo, por una salida democrática a la situación en que se encuentra Chiclana actualmente. En los próximos números veremos publicada, de vez en cuando, su opinión, sus pareceres y sus propuestas para encontrar armonía en este páramo de convivencia en el que nos encontramos.     

Y ustedes dirán: pues Antonio significará valiente, pero estos se ocultan tras un seudónimo. Pues sí, llevan razón, una cosa es ser valiente y otra suicida.