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San Alfonso Guerra, el chico más listo de la clase


Habló de la Constitución y de su posible reforma, criticando a los separatistas, a los nuevos políticos y a los que se meten con la Carta Magna.-

El Museo del Vino y la Sal fue el escenario de la conferencia de Alfonso Guerra, el que fuera vicepresidente del país con el gobierno de Felipe González, y el que movió los hilos de nuestra política y de su partido, PSOE, durante muchos años. El motivo fue hablar de la Constitución de 1978 y de la reforma de ésta. Sala llena y expectación por escuchar a uno de los políticos más carismáticos de la Transición.

Primero felicitar al Ateneo de Chiclana por el pelotazo -permítanme esta expresión tan carnavalesca y ahora formando parte del argot político, aunque por una causa bien distinta y maléfica- de traer a Chiclana a este personaje, admirado y odiado casi con la misma intensidad. Ya colgó el cartel de NO HAY BILLETES cuando trajo a Jaime Mayor Oreja, ministro del Interior con Aznar en la etapa del terrorismo de ETA, que dejó pequeño el gran salón de actos del colegio La Salle.
 

Entre los oyentes había muchos socialistas, más de los nostálgicos que de los nuevos, por lo que Guerra jugaba en casa. Allí no iba a tener gente discordante con su discurso. Pero también hubo otros espectadores que no eran socialistas o votantes de este partido, pero que quisieron ver en vivo y en directo al personaje que conforma el póker de ases de la Transición junto a Adolfo Suárez, Felipe González y Santiago Carrillo.

Tampoco podemos olvidarnos de Fraga, pero éste estuvo a otro nivel, sobre todo por venir de la etapa oscura y siniestra del franquismo.

 
NOCHES DE INSOMNIO

El tema a tratar era la Constitución y su reforma, de actualidad en estos momentos. Tras la presentación del acto a cargo del presidente del Ateneo, Francisco Fernández Escalante, Guerra nos fue contando sus batallitas políticas. Comenzó con un chiste, diciendo que estaban los presentes muy serios y debía ser porque encontrándose en el Museo del Vino, no les habían servido una copa. Risas. 1-0 para él.

Ese mismo día salió en prensa una entrevista suya y en ella contaba la mayoría de las cuestiones que dijo aquí. Tiene 78 años y ya está de vuelta de todo. Estuvo en lo más alto de la política tras la victoria de Felipe González en 1982, siendo el que movía los hilos en el partido y en España, y sufrió el desprecio de todos, empezando por su compañero de tortilla de patatas y traje de pana, cuando explotó el Caso Juan Guerra, un hermano suyo colocado por la cara en la Junta, en un despacho de la Plaza de España de Sevilla, y al que le gustaba mucho tomar cafelitos con personajes poco recomendables.

 
Pasó del todo al nada, pero pudo participar en la redacción de la primera Constitución después de 36 años de dictadura, aunque no formó parte de los llamados padres de ésta. Nos contó que fue junto con Abril Martorell, por la UCD, los que comenzaron con su redacción: “Dicen que fue durante una cena, pero no es verdad. Quedamos en un restaurante que había al lado de un lugar que antes era un campo de fútbol y ahora es una tienda de venta de camisetas (el Santiago Bernabéu), José Luis”.

Siguió relatando que “fuimos cada uno con dos compañeros de partido y estuvimos varias noches. Abril y yo no dormíamos, él porque no podía y yo porque siempre he dormido poco. Los otros se quedaban dormidos y mientras, nosotros íbamos redactando los artículos. Cuando ellos despertaban se los enseñábamos y estaban de acuerdo. Luego las ejecutivas tenían que aprobarlos”. Sonó a cuento chino, pero al menos divirtió a los entregados oyentes.
 

 
LA CONSTITUCIÓN QUE NECESITABA ESPAÑA

Respecto a la Constitución, dijo que es la que más ha durado, cuarenta años, “algo excepcional, ya que las anteriores duraban muy poco, pues el partido que ganaba las elecciones hacía la suya. También echaban a los funcionarios y ponían los suyos. Nuestra intención era hacer una Constitución para todos los españoles, no para la mitad de ellos”.

Aseguró Guerra que “hicimos la Constitución que necesitaba España en ese momento. Tenemos la mejor Carta Magna de España de siempre y una de las mejores del mundo. La Constitución está para evitar los intereses partidistas de cada época”. Continuó diciendo que “tras dos siglos de enfrentamientos, hemos conseguido hacer una Constitución duradera. No fue fácil y todos tuvimos que ceder”.


A este respecto reseñó que “hubo consenso, pero esto no significa que estuviéramos de acuerdo todos, sino que todos tuvimos que ceder algo para llegar a ese acuerdo y que saliera adelante”. Manifestó así mismo que “ahora muchos dicen que hay que cambiarla, pero si se hace debe ser porque haga falta, no por capricho”. Habló de artículos que habría que cambiar o quitar, “pero en general no hay por qué cambiarla”.

La Constitución de 1978 fue aprobada en referéndum por una gran mayoría “y todas las regiones votaron a favor, también Cataluña”. Habló de lo que está pasando en esta comunidad autónoma: “En política hay muchos incultos. La Constitución de la II República a la que aluden los nacionalistas catalanes, dice que el único idioma oficial es el español y que nadie puede impedir que se hable en Cataluña”.
 
 
NUEVOS POLÍTICOS QUE VIVEN EN LA OSCURIDAD DEL FRANQUISMO

En cuanto al artículo 155, Alfonso Guerra fue muy claro: “Fue votado por unanimidad, vascos y catalanes incluidos. Pero su incultura es tan grande que lo desconocen”. Otro asunto del que habló fue del bipartidismo: “Está de moda criticarlo, pero lo que hay ahora es mucho peor. Ya lo echarán de menos”. Risas en la concurrencia.

Hay políticos que nos quieren dar clases de democracia y hablan de la dictadura cuando no la han conocido porque ni la vivieron ni habían nacido” resaltó. Estos nuevos políticos “viven en la oscuridad y en la niebla del franquismo”.
 

 
Aseveró que “hay cien mil leyes vigentes entre las estatales y las autonómicas. Pobrecito del abogado que se las tenga que aprender todas”. Añadió que no era lógico que la tarjeta sanitaria andaluza “no valga para ir al médico o coger medicinas en Murcia. Debería haber una sola tarjeta estatal para todos para evitar esto”.

Aplausos, público puesto en pie, casi todo, y orejas y rabo para el matador Guerra, que firmó en el libro del Ateneo, se hizo tres o cuatro fotos y desapareció del museo del Vino y la Sal con gran rapidez, escoltado por la vieja guardia socialista chiclanera, además de sus guardaespaldas. Llegó, habló y se marchó.

 

 

 

4 comentarios:

  1. Cutre, patético y de derechas, como el PSOE chiclanero.

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  2. Sería interesante que esta revista hiciese un artículo de cada uno de los ponente que traiga el ateneo.

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  3. Que yo sepa lo suele hacer.

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  4. No tiene jeta el Guerra, el muñidor de los actos mas deleznables de su partido, el que movia los hilos, recuerden lo que quien se mueve no sale en la foto que deja claro como es.

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