Votación patética o votar telemáticamente desde casa
Félix de
la Fuente [colaboraciones].-
El
espectáculo que las Cortes nos han dado estos días no merece comentario alguno.
Basta con un grado mínimo de inteligencia para que cada uno pueda formarse su
propio juicio. Pero hay un detalle que conviene tener en cuenta y que no ha
aparecido en la prensa: el voto telemático de una diputada. Creo que ha sido la
primera vez en la historia de las Cortes.
Ya era
hora, pues hace ya 19 años que hemos entrado en el siglo XXI y 50 que el hombre
piso el suelo lunar. No, no me ha parecido mal el voto telemático, sino todo lo
contrario. ¿No hay motivos mucho más importantes que la enfermedad o
indisposición de un diputado, para que al 99 % de las sesiones y de las
votaciones en las Cortes se hagan de forma telemática?
¿Los miles
de millones que se despilfarran por ese y por otros caminos de la política no
pesan mucho más que la indisposición de una diputada? Ha sido patético pasar
casi una hora escuchando la respuesta personal de 350 diputados, cuando ya la
conocíamos de antemano. Ninguna empresa de 350 trabajadores toleraría que su
plantilla estuviera toda una hora de brazos cruzados.
Prescindo
del hecho de que la mayoría de las intervenciones de los diputados o no vienen
a cuento o no nos dicen nada nuevo y de que, por tanto, se podrían suprimir, lo
mismo que se podrían suprimir todas las votaciones, mientras los partidos no
permitan libertad de voto. Patético ver cómo todos votan al unísono siguiendo
la batuta.
SUPRIMIR
GASTOS INNECESARIOS
Si sabemos
que el valor de voto de cada partido es igual al número de sus diputados/350,
¿para qué desplazarse a Madrid a las votaciones, si lo puede hacer un
representante de cada partido en nombre todo el partido y desde su propia casa?
Estamos en
el siglo XXI. Las técnicas han avanzado y la formación de los ciudadanos
también. Las empresas se reestructuran y suprimen gastos y viajes innecesarios
para poder subsistir.
Los bancos
cierran sucursales, y los ciudadanos realizan casi todas sus operaciones por
Internet. Mientras tanto, los políticos multiplican los cargos públicos y el
número de parlamentos regionales. Seguirá el paro y los desahucios, seguirán
los robos y la inseguridad ciudadana, porque no hay policías suficientes.
Nuestros montes se seguirán quemando y media España despoblándose.
Las listas
de espera de los hospitales seguirán creciendo, al mismo ritmo que crece la
deuda del Estado, que tendrán que pagar nuestros hijos. Mientras tanto, unos
diputados seguirán desplazándose hacia Madrid para sestear o jugar al solitario
con el móvil en las Cortes. No es sólo la Constitución la que necesita una
reforma y una actualización.
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