Chiclana, cuna de oficios: La camisería-Bonifacio Navarro Morilla “El Boni”: De buena tela
PEPE VELA M. [colaboraciones].-
Su padre Francisco Navarro, natural de Almería, llegó con 16 años al protectorado español de Marruecos, donde encuentra a África Morilla, de Ceuta. Una vez casados se trasladan a Castillejos, en la frontera aduanera con Ceuta, donde ejerce de transitorio, agente de aduana donde hacia todo tipo de trámites. Ahí fue donde nació Bonifacio Navarro Morilla el 20 de julio de 1940, 79 años bien llevados.
Estudió
comercio, pero su padre ya le reclamaba ayuda para hacer registro de aduanas
que él, con gran interés hacía cuando su progenitor se encontraba con atascos
de documentación, pues de la aduana a su casa solo le separaba la carretera,
que cruzaba cuando hacía falta.
Le llegó
el turno del servicio militar y con ello la independencia de Marruecos, por lo
que hizo la instrucción en Camposoto (San Fernando) y según cuenta, no había
agua. La primera vez se bañó en un charco, pero sus padres tenían unos amigos
en Cádiz, a los que acudieron para que ayudara a su hijo, que iba a su casa y
se aseaba. Cuando volvía al cuartel ya llevaba ropa limpia, además de comida.
Después volvería a Ceuta a terminar su servicio militar. Todavía no había
empezado el contacto con Chiclana.
PRIMER CONTACTO CON LAS CAMISAS
Durante el
periodo militar en la ciudad africana, le pidió a un primo suyo que le buscara
un trabajo “porque mi padre no me da para el
cine”. Éste le comentó que abrían una fábrica de camisas y le
contrataron de comercial por su carácter y sus estudios (había hecho Comercio).
Era curioso y se quedaba con todo.
Había en
la fabrica un cortador, pieza clave en la misma, y le pidió a su jefe aumento
de sueldo. No se lo dieron y entonces Bonifacio
Navarro ocupó su lugar, empezando su carrera de cortador, pieza
importante para la empresa. “La primera vez que
puse una tela en la mesa para dejarla plana, me costó. Después nadie me ha
ganado aprovechando tela”, señala. Estuvo un tiempo más echándole mucho
valor y cogiendo práctica.
DE UNA BODA SALIÓ OTRA BODA
El dueño
de la fábrica era un ciudadano hindú, y con la independencia de Marruecos,
instaló una factoría en Algeciras, contando con él y allí que se fue. Comía a
diario en Casa Montes, donde tropieza
con un chiclanero, Salvador Barberá Ariza,
que representaba a Tejidos Rodríguez,
congeniando y fomentando una gran amistad.
Un día
estaba con él Pepe Rodríguez, con el que
trabó amistad. Iba a casarse con Anita Marín,
invitándole a su boda: “De ese enlace salió el
mío, ya que mi mujer es la hermana de Pepe”. Con novia, con 24 años y
sus ansias de aprender, dejó la empresa que trabajaba y se fue a Francia.
VIAJE A FRANCIA
Allí
estuvo un año, en Clichy, cerca de Paris. En ese lugar está la fábrica de los
bolígrafos BIC. Toda la producción era
mecánica. Un día su jefe le preguntó si cortaba con tijeras y no dejaba
dientes, respondiéndole que sí, por lo que a partir de ese momento estuvo
haciendo patrones. Había ido al país galo para aprender y encontró la mejor
manera de hacerlo.
Su jefe le
encargó unos patrones de toallas y cuando presentó el trabajo le dieron los
presentes la enhorabuena por su aprovechamiento, tanto el dueño de la fábrica
como el director, la secretaria, incluso el jefe de ésta, aunque decía que no
garantizaba en la producción el ahorro de tela realizado por Boni. Así se
demostró a si mismo que valía para este trabajo.
NACE CAMISAS BONIFACIO
A la
vuelta de Francia y con novia en Chiclana, las amistades que había hecho por
motivos de su oficio, además de ver un mercado más amplio por las ciudades del
entorno de nuestra localidad, decidió instalarse aquí. Corría el año 1968.
Compró una
fábrica que había cerrado en Ceuta y un camión de mudanzas trajo la maquinaria
junto a los papeles, como si fuera un traslado de empresa, pues en esa época
era complicado montar una nueva sin apenas capital. Su primer taller lo montó
en la calle Empedrador, con la ayuda de su primo y un crédito que le concedió
la Caja de Ahorros de Cádiz, donde estaba de interventor Cerezo, que con el tiempo le llevaría el
papeleo.
Cuando las
instalaciones se quedaron pequeñas, se trasladó al polígono del Torno. Empezó
con tres empleadas y llegó a tener 23. Conocía muy bien su taller y todas la
maquinas, a las que les hacía el mantenimiento cada vez que se averiaban.
Boni es un
hombre risueño, sus ojos transmiten alegría y durante toda la entrevista no
para de reír, de soltar chascarrillos y de provocar la sonrisa del
entrevistador.
Me cuenta
una historia para comprender su éxito: “Había
dos reyes en el norte de Europa siempre en disputa. Construían barcos y los de
uno salían mejor que los del otro y más cantidad de ellos. Pensaba que tenían
mejores materiales y más trabajadores. El rey que envidiaba al otro se vistió
de obrero y se infiltró en el otro reino, descubriendo que lo que le
diferenciaba era la disciplina en el trabajo”.
Y de esa
manera Boni llegó a fabricar hasta 500 camisas diarias, llegando a fabricarle
camisas a Victorio y Luchino cuando
estaban comenzando, así como al Corte Inglés
y tantos clientes como tuvo, que sin ellos no hubiera podido llegar hasta su
jubilación, que fue cuando cerró su fábrica.

BODA Y POLÍTICA
Con Mercedes Rodríguez González se casó un 5 de
junio a la edad de 29 años él y 26 ella, en la iglesia de San Telmo, con la que
ha tenido un hijo, Francisco Javier, y
tres hijas, Milagrosa, Pilar y Mercedes.
Dice con ironía que “con ellos tenía asegurado
un cortador y tres costureras, pero no, cogieron otros caminos”.
La
política le jugó una mala pasada, pues como tantos ciudadanos que tenían
interés en mejorar las condiciones de nuestro país después de una dictadura, se
alineó para salir elegido en las lista locales con la UCD. Grave error pues
esta democracia no era la de la República, que hombres de bien y empresarios se
podían presentar en unas elecciones por su pueblo. Empezaba la casta política a
ocupar los lugares públicos.
Nos cuenta
que fue perseguido por los responsables de Trabajo, acusándole de no tener el
personal asegurado, “lo que no era cierto, ya
que todas mis empleadas estaban dadas de alta desde el primer día. Venían a
menudo y siempre les daba todas las facilidades para que comprobaran que estaba
todo en regla”. No sabe quién le denunciaba y por qué, aunque apunta que
podría deberse a cuestiones políticas. Estaba claro que no se podía mezclar la
política con la línea empresarial.
TIEMPOS DE CRISIS
La crisis
también le afectó y pasó momentos delicados, pero pudo salir adelante. Si algún
mes se retrasaba en el pago, los sábados por la tarde cogía su coche y visitaba
las casas de sus trabajadoras para entregarles el sobre con su sueldo.
Tuvo muy
buena relación con la familia Marín, ya
que su esposa y la de Ernesto son
hermanas. Incluso durante un tiempo estuvo colaborando con esta empresa,
cortando vestidos para las muñecas más pequeñas.
Es una
persona que se ha dedicado a llevar el buen nombre de Chiclana por todos
sitios, como tantos otros y sin hacer mucho ruido, además de crear puestos de
trabajo, que nos habría gustado que hubiese tenido continuidad en un oficio
que, como es Boni, está hecho de buena tela.
Me ha fascinado el leer toda su historia, aunque ya sabia parte de ella). Este hombre fue un adelantado en sus tiempos, y un empresario muy democrático con sus empleadas. Único en los años 1970, en que el Convenio Colectivo obligaba a abonar una cantidad a las que se casaban.
ResponderEliminarBuen reportaje Pepe, a Boni le conozco y en su tiempo le hice algún trabajillo, buen profesional y mejor persona, de vez en cuando coincido con él en algún bar del centro, saludos.
ResponderEliminar