Mucho más que un premio y mucho más que concordia
Félix de la Fuente [colaboraciones].-
El
premio Princesa de Asturias de la Concordia
es un honor para todos los sanitarios españoles y, en este caso, también para
quien lo otorga, pero, al mismo tiempo, es una bofetada bien merecida para
todos los españoles. Claro que unos se la merecen más que otros.
Indirectamente, este premio es también para los policías, los militares y todos
los voluntarios que han estado y están colaborando en esta lucha contra el
coronavirus.
Concordia
que, por su origen latino, podríamos traducir como con el corazón, es algo que ha caracterizado estos últimos
tiempos a muchos ciudadanos españoles. Hay mucho
corazón en España. Y, mientras lata el corazón, hay vida. Son muchos los
que han puesto todo su corazón y toda su alma. Estoy seguro de que a ninguna
enfermera se le ocurriría poner como excusa para negarse a atender a un
cirujano el mero hecho de que no coincidan en su ideología política. ¡Qué ejemplo para la España del odio!
Se
trata de salvar al enfermo y ahí no caben ideologías. Esto es lo que han hecho
siempre los sanitarios. Concordia con la sociedad, pero también concordia entre
ellos mismos. Algo que es totalmente desconocido para nuestros dirigentes. Es
mucho lo que podemos aprender de los sanitarios. Los
problemas se resuelven colaborando, no enfrentándonos.
Lamentablemente,
en unos meses, cuando haya pasado la pandemia, los sanitarios pasarán de héroes
a personajes vulgares, de los que se puede prescindir. Muchos de ellos incluso
irán al paro. ¿Nos hemos preguntado por qué emigran a otros países de la UE nuestros
médicos y enfermeras? ¿Y cuántos emigran anualmente?
Yo
sí lo sé por los documentos que traduzco al alemán. Emigran porque en nuestro
país no encuentran ni la recompensa económica ni la consideración social. Somos un país de miserables, que renuncia o desecha a
sus mejores hijos.
FALTA
CONCORDIA CON LOS SANITARIOS
Mientras un donnadie puede forrarse en unos
segundos de pantalla en la televisión (y no hablo de los profesionales, ni de
las cadenas de la televisión), un elevado porcentaje de nuestros sanitarios
apenas pasa de mileurista. Nuestra sociedad no está en concordia con nuestros
sanitarios. Los aplausos de
las tardes, si no van acompañados de algo más, puede ser un sarcasmo. Los sanitarios
siguen esperando el premio de la sociedad de española.
La
actitud de los sanitarios nos está mostrando cómo se pueden y se deben resolver
los problemas. Necesitamos concordia en muchos campos. Concordia laboral:
pasaron los tiempos en los que el empresario era necesariamente el malo y el
obrero el bueno. Concordia laboral en la que son muchas las partes que deben
colaborar: gobierno, sindicatos, patronal, administraciones locales y obreros
no representados por nadie.
No
nos olvidemos que somos el país con la tasa más elevada de paro de la UE. Por
algo será. Con el enfrentamiento, la cuerda se rompe normalmente por la parte
más floja, que es la del obrero. Concordia ciudadana, que no se vea perturbada
por la injerencia de los políticos, que son quienes viven, y viven bien, de la
confrontación.
Concordia
profesional: no puede haber compensaciones multimillonarias a las cadenas de
televisión, mientras simples ciudadanos tardan meses en recibir un subsidio del
paro de 500 euros y mientras gran parte de los salarios en España sean salarios
de hambre. Tampoco hay concordia cuando en una misma empresa un ejecutivo gana
cien veces más que un obrero.
Los
sanitarios españoles están dejando al descubierto nuestras miserias. En lugar
de salir al balcón a aplaudirlos, yo preferiría ir al aeropuerto a darles un
abrazo de despedida cuando parten hacia Europa, y para decirles “no tardéis en volver”. El coronavirus mata, pero el enfrentamiento también.






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