Cervezas “Blanca y Verde”, tres años de trabajo intenso en el mundo de las artesanas
Comenzaron con tres y ya son cinco las que fabrican, aumentando la producción y las ventas, teniendo como objetivo distribuirla por toda la provincia.-
A mediados de diciembre de 2017 abría sus puertas en Chiclana Blanca y Verde, una cerveza artesanal que quería ofrecer un nuevo sabor, en un mercado tan complicado como es el cervecero, con grandes firmas copando el mercado y a precios mucho más asequibles. Tres personas, Juan Manuel de Alba, Juan Sánchez Márquez y Ángel Expósito fueron los valientes que dieron el paso al frente y tres años más tarde los resultados obtenidos son muy satisfactorios.
Hacer una cerveza artesanal en estos momentos no es asunto sencillo, ya que han proliferado como setas. Pero estamos en unos tiempos donde a mucha gente no le importa pagar algo más por sabores nuevos, tanto en la gastronomía como en la bebida. Tampoco es cuestión de un día dar con la tecla y crear una cerveza que conquiste el paladar de los más exigentes. Detrás hay mucho trabajo, viajes, investigación, pruebas, etc.
Detrás de Blanca y Verde hay ocho años de viajes, visitas a otras instalaciones de este tipo en España y en el extranjero, ver pros y contras, limarlos, analizar muchos datos y afinar al máximo en el coste del producto para hacerlo competitivo, ya que es más elevado que el de la cerveza habitual. El proyecto salió adelante también gracias a las ayudas del Plan de Reindustrialización y Fomento de la Competitividad Industrial (Reindus).
El objetivo inicial era distribuir entre los comercios y establecimientos hosteleros de la localidad, para posteriormente ampliar al resto de la provincia de Cádiz, así como otros a puntos de Andalucía. Comenzaron produciendo hasta 35.000 litros de cerveza al mes.
SUBIENDO Y HACIENDO CULTURA CERVECERA ARTESANA
Empezaron con tres tipos de cervezas, una rubia denominada Levante, otra tostada llamada Poniente y una doble malta, 1812: “Queremos ser lo más competitivos en el mercado, teniendo en cuenta el coste que supone la producción de la cerveza, por lo que hemos ajustado todos los costes para que salga lo más económica posible”, comentó Ángel Expósito.
Las expectativas que tenían, según uno de los socios, Ángel Expósito, se han cumplido, aunque este año, por el coronavirus y el cierre durante tres meses de la hostelería, ha bajado un poco: “El año pasado sí salieron las cosas como estaba previsto y este verano, a pesar de la crisis sanitaria, estamos casi igual que el pasado, por lo que nos sentimos contentos”.
Agregó que “seguimos subiendo y haciendo cultura cervecera en la artesana. Cuando empezamos había pocas artesanas, ya que la idea empezó hace catorce años. La financiación es importante para poder hacer posible una empresa cervecera”. Asegura que su enemigo no es “la cerveza industrial (Cruzcampo, Estrella de Galicia, Mahou, San Miguel, etc.). Queremos hacernos un sitio en el sector de las artesanas. Tenemos el hándicap del precio con las industriales, pero somos una de las cervezas artesanas más cercanas a su precio”.
CONFINAMIENTO Y NUEVA CERVEZA
Dice Expósito que “hemos hecho un gran esfuerzo en la estructura de la empresa, en tecnología y fabricación. En vez de hacer 300 hacemos 3000 con el mismo personal, abaratando los costes y acercándonos al precio de las cervezas industriales”.
En el poco tiempo que llevan ya han conseguido varios premios, el bronce a la mejor cerveza tipo lager en el Barcelona Beer Festival, y la plata en el Concurso nacional de Cervezas en la misma modalidad y también con Levante: “Es nuestra estrella, rubia, la que más tirada tiene”.
El confinamiento paró la distribución, pero sirvió para el nacimiento de una nueva: Coraje. Es la quinta que fabrican: “Coraje es fácil de beber, es del tipo de la pilsen checa, ligera, de graduación intermedia. Esperamos que logre la satisfacción del público”. Las cinco hijas de Blanca y Verde son Levante ((tipo helles), Poniente (dankel), Mestiza (export), IPA Cai (india pale lager) y Coraje (pilsen).
Pero por muy buenas que sean las cervezas y a un precio competitivo, si no se venden no sirve de nada. Y en esto tiene mucho que ver la hostelería chiclanera: “Nuestra relación es muy buena en general con los establecimientos de la localidad, aunque necesitamos que sean más bares y restaurantes los que ofrezcan nuestras cervezas. Los clientes que tenemos han hecho una gran valoración del producto”.
PRODUCTO CIEN POR CIEN NATURAL
Como es lógico el número de clientes va en aumento. Además de los botellines también tienen con tiradores (barriles) y hay bastantes bares que los utilizan. Además de Chiclana, donde venden a 215 establecimientos, San Fernando (80) y Cádiz (120) son los otros puntos importantes de su distribución, aumentando cada día.
Una vez asentado el producto van a expandirse por otras localidades: “Estamos ya en el 15% de poblaciones de la provincia y esperamos subir poco a poco. Vamos despacio, pero sin pausa, porque queremos hacerlo bien”, resalta Ángel.
Reseñó también que “ahora tenemos que consolidarnos en la provincia y crecer, pero sin olvidarnos de los ideales por los que se crearon estas cervezas artesanas”. Para ello es importante ampliar la nave de producción, modernizar algunos procesos y automatizarlos para conseguir una mayor efectividad y rentabilidad en la planta, “sin dejar atrás el lema que nos persigue, que el producto sea siempre cien por cien natural”.
Pues que sigan trabajando como hasta ahora, porque los resultados serán mejores. Las cervezas de Blanca y Verde tienen mucha aceptación y es cuestión de tiempo que este nombre y el de Chiclana, sean un referente a nivel nacional de las buenas cervezas artesanas.
PACO LÓPEZ
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