Chiclana malquerida. Crónica de un urbanicidio-II
Tras el primer capítulo de Chiclana malquerida. Crónica de un urbanicidio-I (http://puentechico1.blogspot.com/2025/04/chiclana-malquerida-cronica-de-un.html) les ofrecemos el segundo.
Después de la llegada del ejército francés en 1810, el núcleo medieval de la villa fue prácticamente arrasado en torno a su torre-castillo, para despejarlo y fortificarlo con vista al asedio por tierra a Cádiz. Es por eso que, si subes por la calle principal del primer centro de Chiclana -la calle Convento- desde el Santo Cristo, verás que solo queda una casa antigua.
Y, por si algo faltaba, cuando se fueron los invasores en agosto de 1812, salieron de San Fernando las tropas nacionales escopeteás para Chiclana. Hubo robos, saqueos y violaciones. La trataron como a una enemiga. De ahí vendrá el dicho De la Isla, ni el viento. Lo peor fue que derribaron la torre-castillo y, si no fuera porque los chiclaneros les plantaron cara, también hubieran tirado el otro punto fortificado de los franceses: ¡Santa Ana! Ya sin su pórtico, pero no les dejaron tirarla, ¡menos mal!
Esas desgracias deberían haber hecho más prudente a nuestras autoridades y generado una actitud más conservacionista con el segundo centro -el de la plaza Mayor. Sin embargo, actuaron sin contemplación con lo mejor de la Chiclana renacentista. Tampoco tuvieron miras muy altas con el tercer centro, calle de la Vega, de la Plaza y menos aún con la Alameda.
DERRIBO DE LA CASA DE PAQUIRO
Han sido igual de brutos que los franceses y los militares que salieron de la Isla. Continúan haciendo de las suyas con su locura novelera, demoledora y urbanicida. Como muestra, continuamos con la lista de desaguisados:
12- La casa de Paquiro, el sitio donde debía estar su museo, fue derribada para que el tráfico que bajaba de Fuente Amarga lo hiciese fluidamente. Hoy esa calle apenas tiene tráfico porque abrieron, con gran impacto, la deplorable boca del aparcamiento de la plaza Mayor. La bodega del torero situada en la plaza del Santo Cristo, conocida como del Puerto, tuvo una portada con ancho dintel de piedra ornado con estoque, desapareció también. No obstante, como contrapartida pusieron su estatua en el solar de su casa. Pena que ahora esté tan arrinconado por los leones de marmolina.
13- El Hospital del Niño Jesús del siglo XVIII tenía una iglesia con portada neoclásica. Fue derribada y aprovecharon para construir un amplio balcón y así, las Hijas de la Caridad, ya pueden asomarse a ver pasar las procesiones de Semana Santa por la calle Corredera.
CAMBIO CASA SEÑORIAL POR JUZGADOS
14-
La casa de Lorenzo Armengual de la Mota, conocida como del general Biondi, la construyó ese marqués, obispo,
vicario general de la Armada y tres veces ministro de Hacienda de Felipe V. En ella tuvo, entre sus
cuadros, El Greco que hoy está en el Hospitalito de Mujeres de Cádiz. El
zócalo del gran patio de su casa era de azulejos holandeses, el suelo de mármol
italiano en damero (blanco y negro). Nada quedó y en su lugar ¡aparecieron los
Juzgados!
15- El Gran hotel y Balneario La Barrosa, inaugurado en 1924 con una conferencia del escritor y académico de la Lengua, Armando Palacio Valdés, autor de Los Majos de Cádiz. Se hallaba al comienzo de la carretera de Sancti-Petri. Terminó como cuartel de la Guardia Civil. Su presencia hoy nos hablaría de la raigambre de la industria hostelera de Chiclana.
¡Qué
mejor Oficina Municipal de Turismo! y, además era arquitectura de aquí. Ahora
no, ahora se prefiere hacer hoteles que
parezcan nórdicos, de Bali, árabes, de Tombuctú… No quedó en pie ni su vieja
araucaria. Para compensar, el Ayuntamiento puso dos en la rotonda. Sentimental
¿verdad?
EL PEGOTE DEL AMBULATORIO EN LA ALMEDA LORA
16- La Alameda Lora tuvo una agradable continuidad arquitectónica hasta que a la Junta de Andalucía le dio por hacer un ambulatorio cuya fachada parece diseñada para una pedanía o barriada de extrarradio. Es un pegote de esos que les gusta a los políticos para dejar constancia de lo que ellos han hecho. Antes de construirlo, derribaron un edificio con portada blasonada.
Menos
mal que ésta no voló. Eso sí, la castigaron poniéndola pegada a la pared del
aparcamiento. Ni por asomo se les ocurre reformar la fachada del Centro de
Salud y volver a poner la noble portada de piedra en la entrada principal.
17- En la Huerta Alta hubo una casa-palacio del siglo XVIII de Antonio Mosti, coleccionista de monedas -colaborador del Infante Gabriel, el hijo erudito de Carlos III- humanista, bibliófilo y descendiente de Antonio de Nebrija. Allí estaban su colección de lapiditas romanas, sus jardines con estatuillas de bronce y esfinges egipcias; pero ¡donde se ponga un buen chalet, sobran esos palacetes neoclásicos viejunos!
CASA DE LA GUARDIA Y CLUB PEPE GALLARDO
18- La casa de la Guardia, del siglo XVIII, cerca ya del Marquesado, tenía un torreón hecho de sillares del acueducto romano de Gades que pasaba por lo que hoy es la linde entre Chiclana y Puerto Real. Fue restaurada y preservaron su patio, pero al edificio le endosaron otro piso arriba y el arreglo se pasó de frenada. Está inflada como El increíble Huck. El torreón ya no destaca, porque está enlucido como el resto del edificio.
19- El torreón de la casa romántica más bonita de Chiclana y que por estar oculta yo la apodé La Bella Escondida, terminaba en un cuerpo de hierro forjado. Ahora está mocha, la pobre. Me dijeron que fue vendido en Jerez. Está casi encajonada y, aún así, deslumbra su eclecticismo arquitectónico tan típico de los edificios románticos. Se puede ver desde la plaza de Domingo Bohórquez y las escaleras de la plaza del juzgado.
20- En la esquina de la calle la de Vega con la Alameda del Río, dónde hoy está Unicaja y el bloque de pisos que le sigue, existió un edificio con una larga fila de altas ventanas muy singulares, que en su día daban al salón del Círculo Chiclanero, más tarde conocido por el nombre de Club Pepe Gallardo. La desaparición de este edificio desfiguró para siempre el comienzo de la calle de la Vega.
Casi enfrente de la actual Biblioteca -que fue antiguo Casino y al que le quitaron su rico zócalo de azulejos de cuerda seca- aún puede verse, enfrente, un resto del edificio del Club. Dejaron intacta la última de sus pilastras decorativas. Es una muestra de la mediocridad arquitectónica que la dejó aprisionada.
MÁS URBANICIDIOS
Aquí terminamos esta incompleta lista urbanicida. Nada dijimos de la casa blasonada de la calle de la Fuente, ni de las Cinco Casas de la Plaza de España, ni de la destrucción del Puente Grande, de la casa de los Duendes, de la casa natal del magistral Cabrera, de la de García Gutiérrez, de la casa gemela de la calle Hormaza, de los Hermanitos de la Alameda del Río, del jardín histórico de Campano, de Sancti-Petri, del crucero del cementerio viejo, de la casa de José Mª López, etc. etc. etc.
Espero que algún día los habitantes de nuestra malquerida ciudad, que en su día fue realmente bonita y armónica, exijan al Ayuntamiento menos esnobismo, menos destrucción de los espacios convivenciales públicos y más reconstrucción del patrimonio destruido.
¿No hubiese sido mejor que ahora estuviésemos viendo, en esa destartalada plaza Mayor, una reproducción del edificio del Club Pepe Gallardo, de la casa del Obispo o de cualquiera de los enumerados en la lista? ¿No estaría mejor que el infame ataúd arquitectónico que nos han encasquetado en el lateral de esa plaza?
JUAN J. RODRÍGUEZ BALLESTEROS
Gracias por este segundo capitulo, tan interesante e incisivo como el anterior. Tienes toda la razón. Esta Chiclana no hay por donde cogerla.
ResponderEliminarSolo puedo dar las gracias al autor de estos artículos por toda la información que nos aporta.
ResponderEliminarMuchos mayores se acordaran, los jóvenes pensaran que Chiclana siempre ha sido así, un pueblo sin ningún atractivo, triste y mediocre. Con estos escritos verán que Chiclana tiene una historia detrás muy interesante y verán lo que pueden llegar hacer los que mandan.