La corrida de toros defraudó por la poca fuerza de los astados

Octavio Chacón cortó tres orejas, dos Canales Rivera y una Galán

La corrida de toros celebrada el pasado sábado fue decepcionante por la escasa fuerza de los toros en general y de los tres primeros en particular, que se cayeron constantemente, llegando incluso en el tercero a tener que levantarlo la cuadrilla de David Galán. Octavio Chacón fue el triunfador con tres orejas, saliendo a hombros. José Antonio Canales Rivera cortó dos, pero su vergüenza torera le hizo renunciar a salir también a hombros, yéndose a pie. (FOTO: Octavio Chacón fue el triunfador de la tarde)


El número de trofeos conseguidos por los tres espadas en la tarde de ayer no representan la realidad, ya que algunos de ellos se regalaron, aunque el presidente no se dejó llevar por los gritos de los aficionados y se mantuvo firme en algunas de las peticiones de éstos. Ya sabemos que estamos en feria, pero un festejo taurino debe ser serio aunque la plaza sea de tercera categoría, más todavía si en esa ciudad nació Paquiro, Redondo, la familia Oliva o Cristo González.

Los tres primeros toros, por llamarles de alguna forma, debieron irse a los corrales porque no tenían fuerza alguna, aparte de ser muy pequeños. Algunos aficionados reseñaron que los novillos lidiados el día anterior eran más grandes y mejores que los de la tarde de ayer. Se cayeron sin motivo cuando les ponían banderillas o al darles un pase. La frustración mayor se la llevó el malagueño David Galán, al que el morlaco se le fue al albero mientras realizaba la faena, teniendo que levantarlo su cuadrilla.

CANALES RIVERA

Un torero como éste, curtido ya en mil batallas, que se ha enfrentado a reses de las mejores ganaderías, no debe sentirse muy a gusto cuando por toriles sale el primero de su lote, que le llegaba a la cintura, y se le cae a las primeras de cambio. Pero cuando se es profesional hay que sacar adelante la faena y eso fue lo que hizo, dándole el tiempo necesario para que se repusiera después de cada pase. Una oreja que no paseó de forma entusiasta.

El segundo fue otra cosa, al menos de apariencia, tamaño y kilos, aunque tampoco tenía demasiada fuerza. Pero al menos éste daba ganas de torearlo. Faena variada y otra oreja para el zurrón, que es lo que en realidad cuenta a final de temporada, porque aunque las buenas son las que se cortan en las plazas de categoría, en el resumen del año lo que se ve es el número de orejas conseguidas y no los lugares. Aparte que Canales ya sabía –más o menos- lo que se iba a encontrar. Suponemos que su vergüenza torera fue la que le impidió salir a hombros, como le correspondía por sus dos orejas, dejando solo en este menester a Chacón.

OCTAVIO CHACÓN

El diestro de la localidad gaditana de Prado del Rey fue el triunfador de la tarde al cortar tres orejas, una al primero y dos al segundo, quizás el mejor de los seis que saltaron al ruedo. Al primero, que se le caía cada poco, le supo llevar con templanza para evitar que sus patas se le doblaran, haciendo una buena faena, aunque la escasez de fuerzas le quitó brillo. El segundo ya fue otra cosa, estando a punto de tirar al caballo y al picador, y cogiendo a Chacón, aunque sin causarle lesión alguna. La faena estuvo bien, variada y matando decentemente, logrando dos orejas. Salió a hombros.

DAVID GALÁN

El matador de Fuengirola, hijo del desaparecido Antonio José Galán, famoso por su valentía, sobre todo al entrar a matar, ya que lo hacía muchas veces sustituyendo la muleta por un pañuelo, lo que le ocasionaba muchas cogidas, cortó una oreja a su primero, otro inválido, aunque desperdició a su segundo, que le podía haber dado la puerta grande y se quedó en tímidos aplausos al haber matado muy mal.

Derrochó ganas, pero le sobraron algunos excesos con el primero de su lote, con poses para la galería que ocasionó risas en los tendidos. A su segundo no le cortó las orejas por culpa de la espada.

Por último, un consejo a los ganaderos, Ángel y David Vilariño: Con estos animales no se puede ir a ningún sitio, especialmente con los tres primeros. Y los empresarios, a los que seguro que tampoco les gustó lo que vieron, en otra ocasión que hilen más fino, porque se van a quedar solos si montan un festejo más como éste. Una vez se le puede dar coba al aficionado, pero no más. Sobre todo si paga. Suponemos que verían el ganado antes de contratarlo y deberían haber dejado fuera los tres astados que salieron en la primera parte de la corrida.