La revelación y el revelador

Sucede que llega un punto en el que ya no vale seguir el camino trazado, en que los objetivos siguen tan lejos que el desánimo inunda al caminante, en que las motivaciones que le llevaron a iniciar la andadura han quedado ya tan atrás que casi se pierden en los abismos de la memoria.

Sucede que el caminante necesita, para continuar, una revelación que le muestre que sigue la senda correcta, que le reafirme en sus convicciones o que las quiebre y las sustituya definitivamente.
Porque toda una vida caminando en solitario, y contracorriente, mina la mentalidad más fuerte.
Sucede, sin embargo, que las revelaciones son tan escasas, tan valiosas, que su aparición, como la de una piedra preciosa, se da sólo muy de tarde en tarde. Y el caminante se pregunta por qué narices, precisamente como ocurre con las piedras preciosas, las revelaciones siempre acaban en malas manos
Fumanchu dice: es cierto pero algunos caminantes tropiezan con cada piedraaa. y no son preciosas que digamos, algunos caminantes seguro que no se explican que es lo que lo hizo caer y que es lo que lo hace levantarse y seguir caminando, seguir viendo piedras y piedras, apochaditas, cómodas, duras de arrancar, piedras que no hacen el camino ni tampoco lo traza pero si lo hace difícil y agotador. yo no diría que las revelaciones caen en malas manos yo diría mejor que son esas jodidas piedras las que caen en malas manos.
ResponderEliminarla zanahoria delante colgada de un palito ?
ResponderEliminarFumanchu dice: no. leerse er principio y ver el mundo como que la cosa no va contigo picha.
ResponderEliminarSugiero que se lean PAN Y TOROS, DE LEÓN DE ARROYAL.
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