La intrahistoria del asesino

"Después de matarles lancé el arma al Támesis, me lavé las manos en el lavabo de un Burger King y volvà a casa a esperar instrucciones".
El asesino a sueldo hizo lo que tenĂa que hacer. Él habĂa seguido las instrucciones al pie de la letra, maldita sea. CĂłmo iba a saber que aquel niño estĂşpido se cruzarĂa en su camino. El azar, el siempre inesperado azar le habĂa jugado, esta vez, una mala pasada.

Ese no era el problema. Tampoco lo serĂa su jefe, por más que trinara ante el error cometido y, más que probablemente, enviara a algĂşn otro sicario para dispararle intentando cortar de raĂz el resto del desagradable incidente.
El verdadero problema era aquel runrĂşn en el cerebro. No estaba seguro, quizá se tratara de eso que llaman conciencia. ¿CĂłmo se le habĂa ocurrido al imbĂ©cil de su amigo dejarle Crimen y castigo precisamente aquella semana?.
Se mirĂł al espejo, renegĂł de Dostoievski y de sus libros, de su amigo, de su jefe y de la puta vida, disparĂł contra su imagen y mil trozos de vidrio volaron en todas direcciones. Desde luego, era más fácil apretar el gatillo que soportar los remordimientos. El prĂłximo disparo no reventarĂa el simple reflejo de su cabeza. Maldita sea.
fumanchu dice: desde "25 horas con mario" jamas habia leido algo con tanto gancho.
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