IGUAL PERO NO LO MISMO

Zapatero apareciĂł por el Congreso para rendir cuentas sobre la presencia militar española en la misiĂłn de paz (curiosa nomenclatura para una encerrona bĂ©lica como la que se está produciendo) de Afganistán. La palabrerĂa polĂtica, en ocasiones tan vana e innecesaria, acudiĂł a lugares comunes para definir la presencia de militares y guardia civiles españoles en tierras asiáticas.
Las explicaciones a medio camino de la mesura y el desconcierto del presidente y los asertos de la oposiciĂłn (cada partido con su juego) capitulizaron una parte del debate parlamentario, pero más que certezas absolutas o soluciones a medio-largo plazo, los polĂticos volvieron a evidenciar una sensible falta de conexiĂłn con la ciudadanĂa.

Afganistán está en guerra. Es un hecho contrastado por más que a Zapatero este tĂ©rmino le resulte tan esquivo como lo fue el de la crisis hace dos años. Sin embargo, es una presencia legitimada por las resoluciones de la ONU. Ojalá no tuviĂ©ramos que estar allĂ. Ojalá Afganistán viviera en la normalidad democrática. Ojalá los talibanes no tuvieran la ascendencia sobre la poblaciĂłn que aĂşn mantiene. Pero hay que estar allĂ debido a los compromisos contraĂdos como miembros de organizaciones como Naciones Unidas o la OTAN. Es la misma guerra que devasta Irak, pero en la patria de Sadam, el patĂ©tico trio de las Azores buscĂł mentiras para montarse juegos de guerra. La legitimidad aĂşn tiene chance en la democracia, asĂ que respetemos y ayudemos a nuestras tropas que trabajan por el bienestar de un pueblo lejano.
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