ABRIENDO CAMINOS, ACERCANDO TERRITORIOS

Miguel Angel Bolaños [colaborador]

Estos días han abundado los textos laudatorios sobre el AVE y su llegada a las ciudades de Cuenca y Albacete. El próximo sábado, Valencia será la protagonista, convirtiéndose España en el país del mundo que más kilómetros tiene de Alta Velocidad ferroviaria. Es un hito, tal y como ha reflejado Don Felipe de Borbón en la flamante estación de Albacete-Los Llanos, y como tal debemos sentirnos orgullosos. De eso, y de que países como Estados Unidos o Arabia Saudí quieran implantar el modelo ferroviario español en sus territorios.

España se ha convertido en menos de dos décadas (recordemos que el primer paso del AVE se dio en 1992), en líder mundial en esta infraestructura. Técnica e innovación viajan también a alta velocidad para dotar al país de la más moderna red de trenes y líneas. Algo que hace 20 años ni nos atrevíamos a imaginar. Está claro por qué es un hito.


El hecho tiene su importancia más allá de la puesta en marcha de otro ramal del AVE. Siendo importante para las ciudades de Cuenca, Albacete y Valencia, la idea de fondo con la que nos tenemos que quedar es con el impresionante salto cuantitativo y cualitativo en la modernización de infraestructuras del país. Tomando como punto de partida los fondos estructurales de la Unión Europea, España ha sabido invertir donde había que hacerlo, y no sólo nos estamos refiriendo al tren, donde se ha vivido un proceso de modernización de estaciones, maquinarias y vías, sin parangón. En cuanto a lo que es el transporte terrestre, aéreo y marítimo, el país ha adelantado posiciones. Del país desvertebrado de hace escasamente 30 años, hemos pasado a vivir una auténtica integración territorial. Una cohesión que ya quisieran para sí haber conseguido algunos con la política.

Foto: Ministerio de Fomento.