Balada triste de trompeta
FĂ©lix ArbolĂ [colaboraciones].-Acabo de recibir unas fotos desde mi Chiclana natal, que me han impactado más de lo que por su sencillez y cotidianidad cabrĂa esperar. Las he conservado porque merecen la pena de que formen parte de mi archivo de fotos con mensaje y si me apuran, hasta con esa ternura emotiva que en ocasiones nos hace pensar detenidamente en lo divino y lo humano, la justicia y la solidaridad, el pertenecer o no formar parte de esa difĂcil humanidad que nos distingue del irracional.
Sus protagonistas son un anciano, su perro y una trompeta. Una conjunto que seguramente no dirá nada a los que pasan sin detenerse, ni desviar su mirada y puede decirle mucho al que se detenga un instante a contemplarlos y reflexionar sobre las desventuras y vicisitudes que nos depara la vida.
No sé quien será ese solitario músico que sentado sobre una caja de las usadas para transportar frutas, mira con dulzura y cariño a su lanudo compañero de andanzas callejeras, esperando que algún viandante solidario deje caer una moneda en la caja de zapatos que figura a sus pies.
No habla, no mira a los que pasan, no denota en sus gestos lo que sucede en su mundo interior más lleno de recelos y utĂłpicas esperanzas, que de alabanzas y gracias a ese cielo, que en ocasiones ni siquiera le permite ocupar ese lugar y buscarse el pan de cada dĂa. Porque nuestro protagonista debe estar más atento a los partes meteorolĂłgicos que los que viven de la labranza.
A mĂ me ha sorprendido en grado superlativo la serenidad y bonanza que se advierte en la pareja y el detalle tierno y grandioso a un tiempo de la generosidad del anciano, al compartir con su colega de infortunios lo poco que pueda conseguir. Su mirada denota compasiĂłn y tristeza ante los apuros que sabe está pasando el animal, como si le preocuparan más los pellizcos del hambre que el “chucho” (sin afán peyorativo) está pasando, que los propios.
TERNURA Y RESIGNACIÓN
Es un cuadro realista de una ternura y resignaciĂłn que a mĂ me ha impresionado más de lo que posiblemente mi remitente esperaba, ya que produce vergĂĽenza ajena a los que nos quejamos y tenemos más de lo que merecemos. A sus años, en el umbral de una vida que posiblemente tuviera tiempos mejores, no creo que peores, sin otra compañĂa y auditorio que su peludo amigo, este hombre establece su improvisada tarima y con aires más melancĂłlicos que melodiosos y electrizantes, me figuro, entonará sus “baladas tristes de trompeta”, para un pĂşblico que pasa sin detenerse y me atrevo a asegurar que hasta sin oĂrle.
No es tiempo de reflexiones, sino de movilizaciones populares, polĂticos sin escrĂşpulos, despilfarros de lo superfluo y recortes de todo lo que nos es necesario.
Y en medio de esta crisis que todos lamentamos y sufrimos y continuas manifestaciones de protestas de un pueblo tan desafortunado por el engaño y la ineficacia de sus polĂticos, este anciano pulcro en su aseo, aunque desgastado y arrugado en su vestir por el continuo uso, sin mirada torva, ni intenciones malsanas, acompañado de su can y lazarillo, nos advierte de su necesidad y falta de ayuda, a travĂ©s del sonido triste y hasta puede que desacompasado de una vieja trompeta cuya procedencia solo Dios debe conocer.
GRANDEZA DE LOS QUE NADA TIENEN
La mirada siempre triste de su perro y sus vacĂas cajas para sentarse y llamar a la caridad de sus vecinos, me ha causado una pena y un respeto imponente, como el famoso “piyayo”, por que con su pacĂfica y resignada actitud está ofreciĂ©ndonos a todos una admirable lecciĂłn de humilde y digna serenidad, que nada tiene que ver con los asaltos y saqueos de comercios, ni destrozos de propiedades ajenas que hacen otros, posiblemente no tan necesitados.
Me entristece comprobar la insensibilidad hacia el prĂłjimo que nos necesita y me hace renegar hasta del aire que respiro por no ser capaz de poner remedio a tanto desafuero y no saber enmendar tanta tragedia, tanto abandono y tanto cinismo enmascarado”.
Las fotos me las envĂa un amigo de Ă©sa mi querida tierra, Paco LĂłpez, el director de esta publicaciĂłn, a travĂ©s de “Facebook”. Esta revista, “Puente Chico”, donde a veces colaboro y gracias a cuyo director y amigo, me encuentro informado de todo cuanto ocurre en ese rincĂłn de mi provincia gaditana, donde hace bastantes años, lleguĂ© a este mundo.
Es mi nexo de contacto con ese mundo de inolvidables “ayeres”, que llevo incrustado en mis más Ăntimos sentimientos desde que a los cuatro años perdĂ a mi padre y me ausentĂ© de la tierra de mis raĂces y la causa de mis nostalgias.
He de confesar que el tema de este artĂculo, no es precisamente de los que hacen a uno mirar al cielo y sentirse aliviado, aunque sĂ comprobar la grandeza de aquellos que nada tienen, pero dan la impresiĂłn de que parecen tenerlo todo. He pensado que ese improvisado mĂşsico y anciano pudiera ser yo y no me ha agradado, aunque posiblemente Ă©l tenga mayores valores y mĂ©ritos para ocupar mi lugar.





a mĂ siempre me dado repelĂşs estos que son cristianosy otros que alardean de ser de izquierda y que siempre tienen alguna excusa, ridĂcula otras aberrante, para no soltar un asqueroso euro a un mĂşsico u otros que piden alguna ayuda en la calle, "eso es pa vino", seguro que tiene su pensiĂłn" o "cada uno tiene lo que se merece", y no se atragantan con la perla.Además observo que a la gente le gusta dar ropa usada, cosas que ya no les sirve y les da pena tirar a la basura, que dan alimentos, arroz, garbanzos, harina... pero quĂ© trabajo les cuesta a la gente dar un poco de dinero.¿ no es mejor ar a una persona 50 euros que una serie de productos, si les das arros, garbanzos, habichuelas... jo, quĂ© hacer con eso? es que a mĂ me dan una caja de esas y es que alucino, yo quĂ© hago con eso? que le hago al niño un guiso con unos garbanzos? y quĂ© le echo a los garbanzos joder? o yo es que me dan eso llego a mĂ casa y el niño se me muere de hambre igual
ResponderEliminarAelita, estas un poco dispersa, te cuesta hilar las palbras, otras veces eres más lĂşcida, aunque al final he podido entender lo que decĂas. Ah,¿no es mejor comer garbanzos, aunque sean solos, que nada?
ResponderEliminarPor cierto, el artĂculo muy bonito. Hay que ver lo que da una foto a un buen escritor.
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