Se impacientó el paciente…
Hace mucho tiempo me pregunto: ¿Estoy solo en esta sociedad? Pienso que algunas personas se quejarán cuando ya sea demasiado tarde, esto me recuerda a aquel escrito atribuido a Martin Niemöller, un pastor luterano de la Alemania nazi.
“Vinieron por los enfermos y como yo no estaba enfermo, no hice nada.
Vinieron por los periodistas y como yo no era periodista, no hice nada.
Vinieron por mi vecino, y no hice nada.
Vinieron por mi amigo, y no hice nada…
Están rompiendo mi puerta, AHORA VIENEN POR MI
y no quedó nadie que lo impidiera”.
Lejos de estas cuestiones tan extremas, podemos decir que tenemos razones diarias para poder, y deber, denunciar todo aquello que en nuestra vida cotidiana entorpece y desacredita esa libertad que nos hemos dado, y deje de ser una simple alegoría.
Cuando unas simples cuestiones terrenales relacionadas con el sistema público de salud, S.A.S., se convierten en un cúmulo de despropósitos, no puedo más que compartir con vosotros (al menos), tales desmanes. Si algún día tenéis la desgracia de padecer una grave enfermedad, como ha sido mi caso, os deseo muchísima suerte para que no empeore o por desgracia, ya no estéis en este mundo cuando os llegue la cura.
1-Desde los primeros síntomas hasta que se toma el camino correcto para la detección de la enfermedad, pasan siete meses en tres consultas de especialistas, eso sale a una media de unos dos meses de espera entre ellas.
2-Detectada la enfermedad, hay que hacer más pruebas, más tiempo corriendo en contra de la salud y la vida del paciente.
3-Llegan conclusiones, hay que operar cuanto antes, si no la enfermedad te matará. Firme usted para que podamos ponerle en lista de espera. La Junta de Andalucía garantiza que te operaran antes de seis meses (si estás vivo todavía).
4-Ahora llega la gran travesía del desierto. Tu familia y tú aprovecháis esos meses para comeros las uñas y de paso poner al día los recibos atrasados del ocaso.
5-Tras unos cinco meses llegó el gran día, la operación, y de aquel ser humano fuerte y saludable, solo queda un individuo sumiso y depresivo en manos de quien, con más o menos oficio, te tiene que salvar de la muerte.
6-Operado y malherido vas recuperando el gusto por lo cotidiano, y empiezas a ver todo diferente, miras con otros ojos y descubres que, a pesar de todo, la vida es bella.
7-Pero de nuevo llegan quien te la quieren amargar, después de cuatro largos meses esperando tras la operación, uno de los muchos especialistas que te tendrían que haber visto hace ya tiempo para ver la evolución de la misma, se digna a verte, atendido incluso a horas intempestivas como son las 14,00 horas, (lo digo por ser hora de comida y de ingesta de pastillas).
Me dispongo a enfrentarme a la habitual espera, de una a tres horas, preocupado, me planteo si después de dicha espera no estuviese el especialista, realmente si fuera en otra ocasión no me importaría, pero es mi primera consulta después de tan grave operación. Pues lo dicho, el especialista estaba de vacaciones, al presentar a la enfermera mis quejas por la tardanza y la mala nueva de no estar el médico que me tendría que ver, ella comenta que por los míseros mil euros que le dan al mes, no puede hacer más, decido marcharme quedando en que me llamarían de nuevo cuando el médico esté disponible.
Efectivamente, me dan cita en tres días, y además en hora más loable, 8,30 de la mañana. Pero cuál fue mi sorpresa, que para lo que se dignó dicho doctor en atenderme fue para echarme una colosal bronca y decirme… “no le puedo “tolerar” que se queje a mi enfermera de los despropósitos que aquí ocurran o dejen de ocurrir”. Fue todo, de mi operación y enfermedad, me dijo: “Hablaremos más adelante”. Como es natural a este individuo no le volveré a ver en la vida.
8-Al pedir la atención de un nuevo especialista, mientras me lo asignan y llega el día de la consulta, vuelven a pasar otros dos meses, al presentarme delante de él, ya en hora de tarde, 17,00 horas, después de una toma de contacto fugaz la enfermera de este nuevo especialista, se dispone a darme día y hora para la próxima consulta. Al ojear el libro de citas lo cierra y me dice: “Mire, mejor se marcha usted y ya le llamaremos porque no sabemos si nos van a cerrar el hospital por la tarde. Ya ve usted, han echado a la mitad de la plantilla y yo sola tengo que atender dos consultas y además la secretaría”.
9-Entre todo esto, otro especialista dictamina que hay que dar radioterapia a los restos que hayan podido quedar de la operación. Aquí ocurre algo un poco sorprendente. Tantos meses esperando y ahora resulta que las radiaciones tienen que ser muchas, de inmediato y además, continuas.
¿Esto qué quiere decir?, ¿qué han perdido un tiempo precioso por culpa del sistema? ¡Increíble!, si no fuera porque lo estoy viviendo. Llegan la sesiones de radioterapia, ¿dónde?, en Algeciras, viviendo en Chiclana, Conil, Medina, Vejer, Bárbate etc., no tienes las máquinas cerca, son caras y hay pocas. Las máquinas en Cádiz capital están saturadas.
A nosotros nos ponen ambulancias, que pagamos todos con nuestros impuestos, y nos hacen recorrer la ruta del toro bravo antes de llevarnos y traernos del hospital. 4 horas de ida y vuelta para sesiones de 15 minutos, en una clínica concertada por el S.A.S.. Clínica colocada estratégicamente en la zona por un grupo catalán. Ya sabemos que cerca está Gibraltar y su dormitorio de lujo en Sotogrande.
Llegados a este punto, no me queda más remedio que acordarme de aquel ex presidente de la Junta que dijo que se enteró por la prensa, que se habían perdido 1.000 millones de euros de su administración. ¿Cuántas máquinas de radioterapia se podrían comprar con ese dinero?
10-A todo esto y antes de comenzar las sesiones de radioterapia, ocurre un hecho más insólito aún si cabe: los señores médicos de la inspección de la Junta de Andalucía, se disponen a castigar aún más mi maltrecha salud, con una simple consulta rutinaria que no dura más de 7 minutos, y blandiendo una microlinterna de llavero, me pregunta si veo la luz, nos despedimos y a los tres días recibo una carta en la que este “señor” me dice, que vuelvo a la vida activa, ¡me da el alta!, sin, como veis por el relato, tener ni una sola prueba realizada después de la operación que dictamine y garantice ese nuevo estado en mi salud. Al determinarse mi entrada en radioterapia, estando 2 meses de alta, y llevar el caso al juzgado, la inspección retrocede y me vuelve a dar la baja.
En fin, queridos conciudadanos, diez puntos de reflexión para contemplar el panorama que se le presentará a usted o su familia si les da por ponerse malito. Y piense una cosa detenidamente: aquel familiar querido que perdió años atrás, podía estar hoy entre nosotros si hace muchos años, otros hubieran o hubiesen hecho lo que yo hoy, contar lo que está pasando.
Continuará…
Todos criticamos a los políticos por lo de los desahucios o los sueldos que cobran, pero tras leer esta queja te dan ganas de echarlos a todos. Y a esos médicos tan "comprensivos" tambien.
ResponderEliminaranimo hombre
ResponderEliminarno desanimes nunca
sigue sigue asi
cuenta mas y mas
esto mas que un articulo es un documento
no se quien eres pero admiro tu valentia
Gracias.
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