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Conferencia en el Ateneo de Chiclana


Félix Arbolí [colaboraciones].-
Después de seis años de ausencia, sintiendo ese inquieto gusanillo que de continuo nos remueve los sentimientos cuando estamos lejos de algo que amamos en demasía, voy a regresar a ese rincón gaditano de Chiclana de la Frontera, origen de mis raíces familiares y de mi propia vida.

Yo no sé cómo soportan los demás la lejanía de su tierra, pero yo les puedo asegurar que muy mal por mi parte.

Hasta en eso soy un puñetero y terco sentimental. Un soñador no para, sino de un pueblo, pero un pueblo de blanco caserío, campo verde con pinares, eucaliptos y romero, una extensión enorme de fructífero y fecundo viñedo y una playa con bandera azul hasta en los lavabos, porque no se puede estar más limpia, ni más suave de arena y cálido oleaje.

El rincón donde se detuvo el Creador y extasiado ante tanta belleza quiso reservar su parcela, por si alguna otra vez quisiera humanizarse de nuevo y necesitara otro Belén, con menos conflictos y más entrañable por la naturaleza de sus gentes.

Es un lugar de paisaje de cuento, hoy bastante alterado por un turismo de Ă©lite que ha mermado algo su zona verde, hasta entonces descontaminada, con los  hoteles cinco estrellas, campos de golf y toda esa locura que genera el mucho poder y las altas finanzas internacionales. Hasta nuestra selecciĂłn nacional de fĂştbol, esa llamada “roja”, y no española, ha estado concentrada en uno de sus privilegiados hoteles más de una vez.

Chiclana es una ciudad, fue declarada como tal por Alfonso XII en 1876, casi Ăşnica en su gĂ©nero y no es pasiĂłn de hijo. Tiene todo cuanto uno puede apetecer y me atrevo asegurar que con exceso. Una playa enorme, de blanca y fina arena y unas olas que besan suave y continuamente sus orillas, invitando al  baño en el Atlántico, ese enorme ocĂ©ano de nuestras mejores y legendarias epopeyas.

VIVENCIAS INOLVIDABLES

Playa de muchos kilĂłmetros y con bandera azul alzada de continuo, igual para millonarios del “jet” privado y urbanizaciĂłn de sĂşper lujo, que para la familia MartĂ­nez y sus inquietos hijos que han ido ahorrando durante todo el año para no perderse tan idĂ­licas vacaciones e incluso el turista accidental que llega a su proximidad y queda tan maravillado del entorno que lo elige como punto fijo de veraneo.
   
Junto a los “cinco estrellas” con toda clase de confort e insĂłlitos caprichos, tiene otros alojamientos que van bajando de estrellas, aunque no en atenciones, limpieza y comodidad, ya que estas son costumbres innatas de la tierra. Y no es propaganda, ya que cualquiera que haya visitado este lugar, podrá corroborar.

Chiclana tiene museo, bodegas con un vino de elaboración natural y laboriosa, que entra y sale sin dejar secuelas y sabe a gloria bendita; centros culturales, teatro casi continuas, con obras e intérpretes que triunfan en las carteleras madrileñas, emisora de televisión, de radio, diario, revista, etc. etc.

Una industria hostelera de variadas  y exquisitas especialidades gastronĂłmicas, elogiadas internacionalmente, a base de la cocina propia de la regiĂłn y la local, que es famosa además por sus embutidos Ăşnicos en el mundo.

Sus chicharrones, que nada tienen que ver con los que se elaboran en el resto de España, son una delicia que nadie olvida y nos traemos al regreso, como su butifarra, morcilla y la famosa “manteca colorá”, que untada en el pan nos hace subir casi a las nubles en un Ă©xtasis de enorme placer. Vivencias de una infancia inolvidable y de una madre solĂ­cita.

PRIVILEGIO PARA LA VISTA

No omito sus muñecas artesanales, las famosas de MarĂ­n, que se exhiben y venden en los establecimientos de todo el mundo, hasta en JapĂłn donde causan un autĂ©ntico furor. AllĂ­  se puede contemplar el museo de esta hoy prĂłspera industria, con una exposiciĂłn de todas las muñecas desde sus  principios hasta la actualidad y los diferentes modelos que se han ido fabricando, aunque todos ellos conservando esa expresiĂłn y belleza que las han hecho inigualables.

Todas ellas salidas del arte e ingenio de ese gran artesano, ya desaparecido, don José Marín, mi inolvidable y querido amigo, que hoy continúan sus hijos. Un orgullo para una tierra fecunda en prodigios.
    
Escribir sobre Chiclana no me es difĂ­cil, pero si terminar de hacerlo, pues hay tanto que contar, que estarĂ­a horas enteras escribiendo hechos y gestas sobre su historia y prehistoria. Ya que fue el legendario lugar, donde escritores tales como Homero, Plinio el Viejo, EstrabĂłn y otros autores, localizaron al famoso Templo de HĂ©rcules y el  escenario de sus más afamadas hazañas.

Se hallaba donde hoy se alza el Castillo de Sancti Petri, sobre el islote de su nombre.  SegĂşn cuentan el famoso templo y la espectacular estatua del semidios en oro macizo, se hallan bajo este islote, desde el que las puestas del sol, son un espectáculo Ăşnico en el mundo. Un autĂ©ntico privilegio para la vista y descanso ante el estrĂ©s.

Pues en este paraíso, hoy más turístico y hasta elitista, que en mis tiempos era pura y simple naturaleza y un blanco y luminoso caserío, estaré si Dios quiere, desde el lunes al miércoles próximo. Poco tiempo para estar en la tierra amada, tan lejana físicamente, pero creo que suficiente para traerme en la retina, como si de un hipnotismo permanente se tratara, la visión de esa obra de arte divina y humana donde tuve el privilegio de nacer e iniciaron su andadura mis ancestros.

CONFERENCIA SOBRE GARCÍA GUTIÉRREZ

El objeto de esta esporádica visita es la invitaciĂłn del Ateneo de Chiclana para que dĂ© una conferencia sobre “GarcĂ­a GutiĂ©rrez, el poeta ignorado”, el prĂłximo martes, dĂ­a 11 de diciembre, a las ocho y cuarto de la noche en la Sala de Cultura de la FundaciĂłn GĂłmez y Moreno, de la calle AgustĂ­n Blázquez, junto a la Capilla de La Salle. Doble motivo de orgullo y satisfacciĂłn.

Este autor dramático y poeta excepcional, que tiene calle en Madrid y lápida conmemorativa en Madrid y sepultura en el Panteón de Escritores Ilustres, junto a Espronceda y Larra, era hijo de esta tierra y en la Villa del Oso y el Madroño, adonde llegó tras recorrerse andando, por falta de recursos económicos, los setecientos kilómetros que nos separan, encontró la inmortalidad y la gloria.

Fue el primero que saliĂł a saludar en escena, tras el estreno de “El Trovador”, a peticiĂłn del pĂşblico, en el “Teatro del PrĂ­ncipe”, luego “Español”. Esta obra fue la que eligiĂł Verdi para su Ăłpera del mismo tĂ­tulo, que obtuvo y obtiene señalados Ă©xitos.

Este breve y sentido homenaje a mi querida tierra, lo he publicado asimismo en el medio digital nacional en el que escribo asiduamente, para ensalzar a ese trozo de tierra donde tuve la suerte de nacer. No obstante, deseo hacerlo partĂ­cipe a mis paisanos, para anunciarles mi ida y conferencia. Un momento muy emotivo y realmente fascinante que espero disfrutar minuto a minuto.

1 comentario:

  1. pero D.Felix ¿cĂłmo ha podido estar tantos años sin pasarse por Chiclana? quĂ© dura es la vida para unos cuantos.Me alegro muchĂ­simo y le agradezco de todo corazĂłn el traslado de los restos ,es sin lugar a dudas importantĂ­simo que cada cosa estĂ© en su lugar ¿no era esta una obsesiĂłn marxista? pero es que se hacen cada lĂ­o

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