Inútiles

Francisco M. Navas [colaboraciones].-

La rueda de prensa del pasado viernes, tras el Consejo de Ministros, quedará para la historia reciente de este país como paradigma de la inutilidad de un gobierno que no sabe ni donde tiene la cara. No fue uno, ni fueron dos, sino tres los ministros que reconocieron públicamente, ante una sala repleta de periodistas estupefactos, que no tenían ni la más puñetera idea de cómo salir de la crisis y, lo que es más preocupante aún, de cómo crear empleo.

Actuando de parapetos humanos para un presidente de gobierno que ha rebasado hace tiempo los límites de la ineptitud y de la invisibilidad, los tres ministros, cada cual a su manera, certificaron de una vez por todas que el Partido Popular ni tenía ningún plan cuidadosamente estudiado para trabajar a favor de la población de este país cuando se presentó a las pasadas elecciones como alternativa al PSOE.

Ni lo tiene hoy en día, tras casi año y medio de gobierno, cuando los tercos datos cotidianos nos han demostrado de sobra, además de la sarta de mentiras que nos echaron en campaña electoral, que esta derecha rancia, anticuada, corrupta, de Naseiro y Bárcenas, sólo conoce un lenguaje, que es el de procurar el beneficio de los poderosos y de sus amiguetes, a costa de quien sea y de lo que sea.

He de reconocer que casi me da la risa cuando presencié con mis propios ojos la intervención de nuestra querida amiga Soraya, pronunciando las palabras “nos rendimos”, del siempre seguro de sí mismo De Guindos, reconociendo en primera persona del plural que “somos incapaces” y del siempre sarcástico Montoro, apostillando que “se siente impotente”. Naturalmente, la risa dejó paso a la indignación.

LA RISA DE ZAPATERO

El cuadro bien valía una foto para la posteridad,  y no les quepa la menor duda de que la tendrán, como en su día la tuvieron hablándonos de que había que ser serios, de que este país podía confiar en ellos para salir de la crisis y de que iban a crear tres millones de empleos en esta legislatura, porque, naturalmente, ellos sí tenían las claves del funcionamiento de la economía.

¡Cómo debe de haber estado frotándose las manos la señora Merkel durante este año y medio, teniendo como contrincante a un señor como Mariano Rajoy! ¡Cómo debe haberse partido de risa esta mujer en la soledad de su despacho, tras predicar públicamente ortodoxia y austeridad a manos llenas, viendo como Mariano se tragaba el sapo y sabiendo de antemano lo que eso significaba realmente: “Paga a mis bancos y finánciate como puedas, mientras yo lo hago al 0,5 por ciento y te compro tu deuda pública al seis por ciento de interés!

Y cómo debe de estar partiéndose de risa Zapatero, tan denostado, tan insultado, tan acorralado, tan difamado por esta pandilla de inútiles, ante tanta incompetencia generalizada”. 

Creo que si fuera de la misma calaña que esta sarta de advenedizos sin escrúpulos, lo veríamos a diario dando ruedas de prensa, como hacía hasta hace poco el señor del bigote, sonriendo con suficiencia y preguntando: “Señor Rajoy, con lo serio que es usted, ¿Dónde está la mejora de la economía que prometió? ¿Dónde están los tres millones de puestos de trabajo que iba a crear en esta legislatura?”.

“¿Para qué han servido los destrozos que su gobierno ha llevado a cabo en Educación, Sanidad y Servicios Sociales? ¿Dónde está su promesa ante Bruselas de cumplir la disminución del déficit público? ¿Para qué ha servido su amnistía fiscal? ¿Para qué ha servido la supresión de la paga extraordinaria de los funcionarios? ¿Y la puñalada trapera a las pensiones? ¿Su millón trescientos mil parados son también de la herencia recibida? ¿Los treinta y tres mil euros al mes de cada uno de los miembros del Consejo de Administración del Banco Malo no son un escándalo y una indignidad?

DESTERRAR A LOS INÚTILES

Afortunadamente, Zapatero, con todos sus defectos y con todos sus errores, saca tres largos en honestidad y decencia a todos estos salvadores de la patria. Nunca le oí insultar a nadie, ni menospreciar a nadie, ni burlarse de nadie, ni siendo jefe de la oposición ni como presidente de gobierno. Antes bien al contrario, soportó barbaridades e infamias que retratan perfectamente a sus acusadores.

Ahí están las hemerotecas, para quien las quiera consultar. Y aunque no tengo el gusto de conocerlo personalmente, estoy seguro de que no se alegra en absoluto de toda esta miseria que cualquiera percibe  contemplando la realidad política española, porque sabe de sobra, como sabemos muchos, que tras todas estas mentiras del Partido Popular, que tras toda la ineficacia que demuestra su gobierno, persiste y se agranda día a día el drama del paro en nuestro país. Y le aplico, sin dudarlo, ese refrán tan español y tan cierto que dice: “De fuera vendrán, que bueno te harán”.

Indudablemente, no es que ayude precisamente a todo este despropósito colectivo la descomposición interna de un Partido Socialista absolutamente desaparecido como principal fuerza de la oposición, siempre pendiente de su ombligo, enfrascado en sucesiones futuribles, mirlos blancos y esperanzas renovadoras que huelen a podrido antes de abrir el melón.

Y ello nos devuelve de nuevo a la ineficacia de una ley electoral que favorece a estos dos grandes partidos y que no pone en valor el voto de la ciudadanía. Porque si entre los votantes del Partido Popular debe haber ya varios millones preguntándose qué hacen estos inútiles de los suyos, entre los votantes del Partido Socialista Obrero Español hay, desde hace mucho tiempo, varios millones de votantes que también se preguntan cuándo este partido se decidirá a hacer honor a sus siglas, en beneficio del país.

Sólo me queda, para acabar con una reflexión positiva, esperar del asociacionismo, de la ciudadanía de a pie, de los movimientos sociales que se mueven al margen de estos dos grandes dinosaurios, una respuesta pacífica pero imparable de participación democrática, de denuncia pública, de compromiso social, que conduzca a conseguir para nuestro país un futuro gobierno del que sean desterrados, de una vez para siempre, los inútiles.