La democracia no es talibanismo

Félix Arbolí [colaboraciones].-
             
Decía  Aristóteles que el hombre es un animal político. No se equivocaba, aunque no sé si en lo de animal o en lo de político o en ambas cosas a la vez. Desde que entró la llamada  democracia, algunos se comportan como auténticos animales, siendo políticos.

Como si el paso de la dictadura al nuevo régimen consistiera en tener que romper en mil pedazos todo cuanto se hizo en épocas anteriores, incluso beneficiosas, artísticas y prácticas y hasta querer cambiar por “narices” (no es ésta la palabra idónea)  nuestras conciencias y maneras de pensar.

Intenta seguir las normas del más puto talibanismo. Incluso superándolo en el más burdo estilo iconoclasta, nos hemos dedicado y seguimos empeñados en romper, destruir y quemar toda obra, norma, monumento artístico o ejemplo de la etapa anterior, aunque se trate de algo que beneficia o resulta interesante a la ciudadanía.

Destruimos y eliminamos aquello que, siendo cultura y arte, nos separa del barbarismo más radical, propio de países intolerantes y de retorcidas mentes que quieren regresar a la incultura de la Edad Media. Aunque se trate de  una obra colosal digna de admiración y exponente de un genio artístico. Entre éstas, la Basílica del Valle de los Caídos.

Para mí, no una obra franquista, sino un  mausoleo excavado en pura roca, que pocos países han sido capaces de ofrecer a la posteridad como homenaje y tributo a todos los que cayeron en esa trágica guerra fratricida. Dicen que gran parte de su construcción fue realizada por presos políticos; otros que se les descontaba en años de condena y hasta se le pagaba un simbólico sueldo. Ignoro ambas cuestiones y por ello no opino. 

LOS EGIPCIOS, SAGACES E INTELIGENTES

Los faraones egipcios construyeron sus enormes y fascinantes pirámides con mano de obra esclava y hebrea y gracias a que sus posteriores gobernantes fueron más sagaces e inteligentes que nuestros actuales políticos y resentidos, la Humanidad puede contemplar esa epopeya artística y sorprendente que tanta admiración causa en todo el mundo. 

Si nuestros antepasados hubieran hecho lo que piensan algunos elementos anclados en el rencor, hoy no tendríamos la Catedral-Mezquita de Córdoba, la Alhambra, el Generalife, la Giralda, el acueducto de Segovia, los teatros romanos y tantas muestras de un arte irreemplazable y auténtica e impagable riqueza de nuestro patrimonio cultural.


Una colección de obras de los distintos periodos de nuestra historia, que ya quisieran tenerla los USA  y otros grandes países que no han podido conseguirlo a pesar de sus grandes reservas económicas.

Hasta el comunismo ruso en épocas iníciales y fervor revolucionario, respetó palacios y obras de arte. Afortunadamente para ellos, no pensaron como los descerebrados a los que solo les mueve el rencor y el resultado de una guerra que nunca debiera haberse producido. No quieren darse cuenta que esa contienda y sus consecuencias pertenecen ya a un pasado que debe ser enterrado totalmente.

DEJAR DE ENVENENAR Y EMPONZOÑAR

Que somos pocos, una exigua minoría, los supervivientes de esa fatídica contienda y confrontación. Dejemos de una vez seguir envenenando y emponzoñando las mentes de nuestros hijos y nietos y vayamos preparando entre todos la conciliación general, firme y sincera, como se cantaba en los inicios de esta nueva etapa “sin rencor, ni ira”. 

“Esperamos y deseemos que los nuevos dirigentes no caigan en los mismos errores de los anteriores”. 

Eso sí, que haya respeto para todo tipo de creencias y pensamientos, respetando la distinta manera de creer y pensar de los demás.

He votado a Carmena para el Ayuntamiento y espero no verme decepcionado. Que no ocurra igual que con las promesas de Rajoy, que ya debía retirarse. Hay que darle a nuestra nueva regidora los cien días de absoluta confianza, antes de iniciar los ataques y críticas a lo que todavía no ha comenzado.